Las huellas de la sequía en Europa: del Po que ya 'no existe' a un verano que da miedo

  • España, Francia, Italia o el Reino Unido son los países más afectados tras un invierno excesivamente seco y cálido.
  • La situación ya obliga a algunos Gobiernos a poner la mirada en la UE sobre todo para proteger la agricultura.
Vista del lago di Garda, afectado por la sequía en el río Po.
Vista del lago di Garda, afectado por la sequía en el río Po.
EFE
Vista del lago di Garda, afectado por la sequía en el río Po.

Gioconda Belli le escribió a la sequía. "Vamos a escribir nubes con el largo dedo del viento, engordémoslas y dejémoslas caer, mojemos la tierra sedienta, consigamos el agua escurridiza", expuso, en un poema que ahora mismo podría ser una llamada de socorro si se lee en voz alta, porque Europa se seca y el verano acecha, con una previsión poco halagüeña y que exige soluciones inmediatas ante un problema que, dicen los expertos, se podría cronificar en los próximos años. España está afectada, pero no solo: Francia, Italia o el Reino Unido también podrían parafrasear a Belli pidiendo un agua que no llega.

Europa es el continente que más rápido se calienta, según el último informe del Servicio de Cambio Climático del sistema satelital Copernicus y ya en 2022 los registros no tuvieron precedentes, ni en lo que se refiere a los niveles de calor ni tampoco a los relativos a la sequía. Ahora el 2023 va por el mismo camino.

Entre las conclusiones Copernicus destaca que "Europa vivió el segundo año más cálido desde que hay registros" y que, debido a las olas de calor extremas de los meses estivales, "el sur de Europa registró el mayor número de días con 'estrés térmico muy fuerte' jamás registrado". También se observa una tendencia a la baja en el número de días "sin estrés térmico". El problema está en que no se trata de algo puntual, sino que parece que la tendencia se va a mantener, al menos, en los próximos meses.

Fernando Morales de Rueda, investigador del Departamento de ecología en la Universidad de Granada sobre Gobernanza en la restauración de bosques y co-chair del Generation Restoration Youth Hub promovido por el Foro Económico Mundial, explica a 20minutos que "es normal o no según se contemple. Sí era esperable porque la ciencia ya ha trazado proyecciones climáticas y para 2100 toda la península ibérica estará amenazada por la sequía". Además, añade, es una historia que se va a repetir casi irremediablemente: "Se podrá dar en los próximos años incluso aunque se tomen medidas drásticas. Aún con eso el proceso de calentamiento global seguiría en marcha. Hay caminos que una vez que toman una inercia ya no se pueden parar".

"A medida que se llega a puntos de inflexión no se trata simplemente de mitigar sino de adaptar", prosigue Morales de Rueda, que recuerda que la trayectoria en la que está Europa (y el mundo en su conjunto) "se inicia hace 200 años como punto de arranque con las revoluciones industriales". ¿Por qué? Porque "los recursos de la naturaleza entonces satisfacían la demanda con creces. A medida que hemos ido desarrollándonos y especialmente con el crecimiento poblacional hemos ido sobrepasando ciertos límites. En el caso del agua estamos muy, muy cerca de sobrepasar ese límite".

La clave ahora entonces pasa por la concienciación, y en ese sentido, asegura el investigador, existen diferencias. "Hay sectores que son conscientes de la situación, como el científico, que lleva mucho tiempo analizando datos; el sector privado también lo es, pero su funcionamiento es otro porque tiene que mantener la generación de riqueza y de beneficio". Y pone un ejemplo: "Lo vemos aquí en España por ejemplo con macrogranjas, y por eso se ven, claro, ciertas incoherencias que llevan a pasar esos límites de los que hablamos".

Asimismo, hay otras dos patas. "El sector de la administración pública también es consciente, pero se encuentra muy supeditado a los otros vértices de este cuadrado que son el privado y el social. A nivel social esta es una conversación más de bar todavía, no hemos alcanzado el nivel de conciencia sobre las repercusiones", continúa. "No hablamos de cerrar el grifo únicamente, sino de saber que lo que consumimos conlleva una huella híbrida. Esas conversaciones todavía no llegan".

Por otro lado, Iñaki Ranz, analista de Europa Sostenible en Equipo Europa, especialista en medioambiente de Equipo Europa, añade que, igual que Morales de Rueda, estamos "ante una tendencia", sobre todo en España. "Somos uno de los países a los que el cambio climático más afecta y va a afectar", sostiene, y matiza que ese cambio climático "lo que hace es generar fenómenos más extremos", de ahí que las sequías por ejemplo sean cada vez más notorias. "Tenemos cifras récord en otros sentidos, como con las lluvias o con la Filomena de hace unos años. Esta va a ser cada vez más la tónica: ir hacia los extremos", sentencia Ranz.

"La naturaleza es un equilibrio muy complicado porque depende de miles y miles de factores y lo que hemos hecho es desequilibrar la balanza", mantiene el analista. Así, considera que "no estamos a tiempo de volver a una situación previa al cambio climático" porque la naturaleza, incide, "no es algo estable". Hay consecuencias "que no son reversibles" para el futuro y que provocarán situaciones como "un aumento de la presión migratoria" por culpa en gran parte por las tremendas sequías. "Habrá partes de nuestro planeta que no van a ser habitables". Sin embargo, "aún estamos a tiempo de sobrevivir", esgrime Ranz, para lo que llama a "cambiar nuestro estilo de vida y dejar de emitir gases de efecto invernadero".

Petición de ayuda a la Comisión Europea

Por lo pronto, España ya se ha movido y ha pedido a la Comisión Europea que anticipe "el porcentaje más alto posible" de ayudas de la Política Agrícola Común ante la crisis del campo derivada de la sequía. El ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, ha explicado este martes que ha reclamado al comisario de Agricultura Janusz Wojciechowski el adelanto de estas ayudas comunitarias, que normalmente llegan a mediados de octubre y rondan el 50%. Este paso, de hecho, podría ser seguido por otros gobiernos cuyos países se encuentran en una situación similar.

Hay una alerta climática de la que no se sale en los últimos años, y todavía falta por conocer la repercusión que pueda tener un verano que se avecina, como los últimos, extremadamente seco. Pero es que la primavera ya está poniendo sobre aviso. Según las cifras manejadas por Copérnicus, la mayor parte de Europa occidental experimentó una humedad del suelo por debajo del promedio, alcanzando más del 4% por debajo del promedio en muchas regiones. En España esa caída ha llegado a ser de un 8%.

En este sentido, la Aemet avisa de lo complicado de la situación, que pese a ser drástica empieza a convertirse en cada vez menos inusual. Los datos del primer trimestre de 2023 hablan por sí solos. "Estamos a punto de pasar el ecuador el año hidrológico y a pesar de que diciembre fue muy lluvioso, las precipitaciones son un 17% inferiores al promedio normal. Este primer semestre se encuadra entre los veinte más secos desde 1961", apuntaron.

Y es que en Italia la foto es preocupante y, además, muy llamativa al tiempo que sufre la peor sequía de los últimos setenta años. El río Po se seca como representación de lo que empieza a suceder en toda Europa, y no es la primera vez que esto sucede, pues en 2022 se llegó a un contexto similar y se encendieron todas las alarmas. Situado en el norte, el río es representativo de cómo se puede complicar el año en el país, porque los estragos pueden recorrer todo el territorio nacional. Los expertos piden no huir del problema. 

Su cuenca "representa el 35% de la agricultura, el 55% de la ganadería, el 55% de la hidroelectricidad, y es sin duda un motor de la economía italiana", explicó a Efe Paride Antoline, presidente de la Orden de Geólogos de Emilia Romaña, una de las cinco regiones que la forman junto a Piamonte, Lombardía, Véneto y Friuli Venecia-Julia. Además, otros analistas recuerdan la importancia del río "para todos los usos".

Italia, de hecho, ya ha preparado un paquete de 7.800 millones de euros para hacer frente a la sequía. En Francia, por otro lado, también preocupa el 'momentum' después de que se batiera un nuevo récord en el país con treinta y dos días sin llover. La Comisión Europea antes de plantearse desembolsar una lluvia de millones -a falta de lluvias de verdad- se agarra a las semanas que quedan hasta el verano para ver si las precipitaciones llegan y calman las aguas. Qué metáfora.

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