Han trascendido varias generaciones. ¿Cómo se consigue eso?Es difícil responder a eso, porque, cuando haces las cosas, a veces no sabes bien ni lo que significan. Uno siempre sueña con trascender generacionalmente, pero nunca imaginamos esto. Puede que tenga que ver con el esfuerzo que hicimos en ese momento, hace más de veinte años, por darle un espacio a nuestra voz y a nuestro sonido y no tratar de ser como otros. Y eso nos llevó años.

Creen en la unicidad de la banda, entonces.Sí, aunque a veces se nos olvida y caemos en la tendencia de homogeneizarlo todo. Pero en esencia sí, seguimos siendo unos tipos raros que nos colamos en este negocio (ríen).

Se colaron y aquí siguen, con un éxito global, no solo en Latinoamérica.Es que por naturaleza somos latinos inmigrantes viviendo en Miami, una ciudad que tiene mil influencias distintas. No levantamos la bandera nacional de ningún país, pero sí la de mezclar, probar y experimentar con distintas influencias. Así surgimos y, de alguna manera, eso nos abre puertas por todo el mundo. Todo el mundo encuentra algo en Bacilos que es suyo. Esa es la parte bonita que nos ha llevado a dar vueltas por todo el mundo. Nos pasa por no tenemos una identidad clara, pero eso es bueno.

¿Se sienten mayores o están en su mejor momento?¡Me llevo sintiendo viejo desde que tengo 30! Eso es lo bueno, que llevamos practicando esta sensación de vejez desde hace muchos años (ríen).

¿Lo ven ahora diferente a cómo lo hacían en sus inicios?Claro. Cuando estás empezando es todo un misterio, una película que te han contado. Y, de repente, cuando pasan los años, pierde mucho de eso. Pero lo que no cambia es esa magia y ese misticismo que existe de tratar de crear buena música. Eso sigue ahí, y tiene que ver con un mundo de fantasía. Es humano, pero mágico a la vez. También el contacto con el público, tanto cuando se saca una canción o tocamos en vivo. Que alguien vea un show nuestro primera vez, eso es muy especial. Eso nos mantiene vivos y en constante lucha de seguir haciendo lo que amamos.

¿Les sorprende ver a gente joven en sus conciertos?Es muy lindo y nos hace entender que nuestra música ha logrado trascender. Es que todos seguimos siendo los mismos, porque el cuerpo envejece, pero el alma no. Es increíble ver cómo esta nueva generación canta, entiende y siento lo que dijimos hace tanto tiempo.

¿Creen que existe la buena y la mala música?Hay música para todos, para cada momento y de todo tipo de géneros. Obviamente, hay música que nos encanta más y otra menos, pero si la hacen es porque eso gusta. Está claro que hay cosas que están hechas con el corazón y el alma y otras que están hechas con el cerebro y cuya misión más superficial es estar en la onda y seguir a las tendencias. Y eso el público lo sabe.

¿Les da miedo experimentar y salirse, por ejemplo, de un sonido que los identifique menos?Desde el principio hemos sido una esponja musical, y en eso seguimos. Probamos y experimentamos con ritmos nuevos o maneras de producción, también colaboramos con gente nueva. Siempre hay una inquietud de seguir haciendo cosas, es una búsqueda constante que se produce de manera muy orgánica.

El boom de los inicios, la fama, la separación de la banda, el regreso... Menuda trayectoria.¡Está siendo una aventura! Estamos muy agradecidos. Primero, porque tuvimos nuestra primera oportunidad hace más de veinte años; y, después, porque cuando decidimos tomarnos unas largas vacaciones, el público nos dio una segunda oportunidad para poder revivir lo que vivimos, probar cosas nuevas y permitirnos seguir haciendo arte. Somos muy privilegiados, porque vemos a muchos artistas increíbles luchando toda su vida y no llegan a lograr sus sueños y nosotros hemos alcanzado muchos más de los iniciales que teníamos al principio.

Regresaron con ¿Dónde nos quedamos? ¿Están en el lugar que quieren estar?Donde estamos. La cuestión es disfrutar el presente, de lo conseguido y de la buena música que seguimos haciendo y con la que conectamos con el público. Y ojalá dé para comprar buen vino (ríen).

¿Qué  conexión tiene con España?Una muy especial desde el principio. De hecho, hay mucha gente que piensa que éramos una banda española. Aquí tocamos nuestros primeros conciertos en 2001 como teloneros de Alejandro Sanz, empezamos a sonar en la radio más que en muchos países de Latinoamérica y tenemos nuestro primer club de fans que todavía sigue con nosotros. la última vez que estuvimos aquí fue en 2019, antes de la pandemia, así que ahora será un reencuentro con los de siempre, pero también con los nuevos, que nos escriben diciéndonos que tienen ganas de cantar los clásicos por primera vez en vivo. Además de los shows, tenemos ganas de conectar con los amigos que tenemos aquí, tomar una copa de vino, una caña y escaparnos a comer unos churros.