Siete de cada diez jóvenes creen que el consumo sabido de cannabis es menos perjudicial para la salud que el de alcohol o del tabaco. La imagen de esta sustancia ha mejorado en los últimos seis años, llegando incluso a aumentar la proporción de población joven que normaliza su consumo y apuesta por una regulación menos restrictiva en España, según una investigación del Centro Reina Sofía Sobre Adolescencia y Juventud de Fad, presentada este miércoles.
La "ausencia" de campañas de prevención y concienciación sobre el consumo del cannabis es, según ha subrayado la directora técnica de Fad Juventud, Eulalia Alemany, una de las causas principales que explican que los jóvenes de entre 18 y 34 años tengan una opinión cada vez más benévola de esta sustancia. "Se ha hecho mucho trabajo con el tabaco y con el alcohol, pero creemos que con el cannabis hay una falta de voluntad para hacer campañas sobre el cannabis, que es la primera sustancia ilegal que se consume en España y con una prevalencia importante en los menores", ha subrayado durante la presentación de las conclusiones del estudio Representación social del cannabis 2022.
La investigación arroja varias reflexiones sobre la percepción que tienen los jóvenes del cannabis en España a través de los resultados de una encuesta llevada a cabo en el mes de marzo de 2022 a 634 jóvenes de entre 18 y 24 años y a 382 personas de entre 25 y 64 años. El estudio, que permite también analizar la evolución respecto a los resultados obtenidos en 2016, ha sido elaborado con el apoyo de la Delegación de Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas.
De él se desprenden numerosas conclusiones, pero todas llevan al mismo resultado: el consumo de cannabis y su visión en España está cada vez más normalizado. Sí creen que existen riesgos para cualquier persona que lo consuma, pero los asumen por los beneficios percibidos que, según manifiestan, son: divertirse, relajarse y sentirse parte de un grupo.
Eso sí, todos dicen conocer bien los riesgos de su consumo, y señalan el ámbito legal, el de la salud y el social como los más afectados para una persona que consuma cannabis. "Hablamos de normalización, no de banalización", ha precisado Alemany. La percepción es que en España se consume más cannabis del que en realidad se demanda, y ha aumentado la noción de que ello puede causar problemas.
Más de la mitad (el 55,8%) considera que el riesgo del consumo es, en general, bastante o muy alto. Además, preguntados por los problemas que piensan que tienen las personas de su entorno que lo consumen frecuentemente, ya no opinan el ámbito legal o familiar sean los más perjudicados. De hecho, las menciones a los problemas mentales son las más señaladas (por un 44%) y los legales las que menos (23%).
La mayoría está a favor de suavizar las leyes
Con todo, es mayoritaria (56%) la opinión de que es necesario y conveniente afrontar un proceso de regulación en España de su uso terapéutico; y, aunque con más reservas, también del lúdico (34,6%).
Cuatro de cada diez jóvenes encuestados creen que aumentarían los consumos y problemas si se suavizasen las normas actuales, y casi un 16% asegura que probaría el cannabis por primera vez, o que incluso lo consumiría más (18,3%).
"Independientemente del status legal, sabemos que el cannabis es una droga que tiene consecuencias en la salud pública", ha subrayado Alemany, quien sostiene que la información que llega de experiencias internacionales sobre la regulación de esta sustancia —como Uruguay o Estados Unidos— "no auguran los datos que se prometían" en cuanto a sus ventajas. El mensaje más permisivo de los propios jóvenes, ha añadido, señala que aumentaría el consumo, "y a la vez los problemas relacionados".
Así, desde la Fundación insisten en que cualquier proceso regulatorio debería ir precedido de un importante trabajo de prevención. Sin ese trabajo previo, ha aseverado la directora general de Fad Juventud, Beatriz Martín Padura, "nunca estaremos preparados como sociedad para afrontar ningún proceso de regulación sin que haya consecuencias nocivas y efectos contrarios a los deseados".
De forma paralela, sin embargo, también ha aumentado respecto a 2016 el número de jóvenes que apuestan por endurecer las normas actuales, lo que, según la Fundación Fad, muestra una "clara polarización" de las opiniones juveniles. El 33,8% sostiene que deberían suavizarse las leyes (en 2016 ese porcentaje era del 24,2%); frente a un 27,7% que defiende hacer leyes más restrictivas (el 23,1% en 2016). Las variables que marcan las diferencias entre esos dos bandos enfrentados son, según la investigación: la edad, la ideología y la religiosidad.
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