El Gobierno lo venía anunciando y el presidente ha cumplido con lo prometido. Pedro Sánchez ha utilizado sus primeros turnos en la moción de censura para asimilar lo máximo posible -"son dos gotas de agua"- al Partido Popular y a Vox, a quienes ha puesto en la diana como si ya fueran una coalición frente a su suma con Unidas Podemos, cuya hoja de servicios ha repetido en la tribuna del Congreso de los Diputados. En el fondo, Alberto Núñez Feijóo, el líder de la oposición ausente en la cita parlamentaria, a quien ha acusado de "estar cerca del sí" en una futurible moción de la ultraderecha y de hacer "un pago en diferido" a Vox con su abstención.

"Se parecen como dos gotas de agua al Partido Popular", ha proclamado el jefe del Ejecutivo, que -como Abascal- ha intervenido en dos ocasiones incluso antes de que lo hiciera Ramón Tamames, el candidato propuesto para sustituirle al frente del Gobierno y que ha quedado relegado en apenas dos horas al papel de convidado de piedra. Porque el objetivo del Gobierno era ese: usar la moción para ir a por a los que serán sus rivales en las urnas, tanto Feijóo como Abascal.

Para criticar al primero ha recurrido, incluso, a la figura de Pablo Casado, su antecesor al frente de la formación conservadora. Casado se negó a apoyar la primera moción presentada por Vox en octubre de 2020, en plena pandemia. "No queremos ser como ustedes", le dijo el entonces líder del PP a Abascal. Este martes, Sánchez ha alabado ese "momento de lucidez" del PP. "Para su tranquilidad", le ha dicho al líder de Vox, "con Feijóo pinta mejor: les tiene a un paso de decirles que sí, pero no se tome esto como invitación a presentar una tercera [moción]".

Este cambio de posición de los populares -del 'no' a la abstención- lo ha tildado Sánchez como un "pago en diferido", en referencia a las declaraciones que usó María Dolores de Cospedal, ex secretaria general del PP, cuando estalló el caso de los 'papeles de Bárcenas'’. "Es un pago de los que dejan mancha. Y vendrán a pedirle saldar las deudas. Cuando llegue ese momento, acuérdense de ese debate", le ha interpelado a la bancada popular. Todo ello, antes de mencionarle una última vez para compararle, de nuevo, con Abascal. En esa hipotética tercera moción de censura, le ha dicho al líder de Vox, "podría hacer como Feijóo y ni aparecer por aquí, visto que su fuerte no es el trabajo".

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El "glutamato" de la derecha

Con todo, el grueso de las primeras intervenciones del presidente del Gobierno ha ido dirigido a ridiculizar a Abascal y la "aportación" de Vox a la política española. "Vox es a la política lo que la comida ultraprocesada a la dieta mediterránea: el glutamato de la derecha, que potencia el sabor extremo", ha lanzado Sánchez, que ha insistido en que lo "único que aporta diferente" Vox del PP "es un plus de brutalidad contra quienes no pueden defenderse".

Las fotos de la sexta moción de censura de la democracia

Asimismo, ha criticado que Abascal se "esconda" detrás de Tamames, algo que "no debe extrañar": "Exalta los valores militares, pero se escaquea de la mili. Critica los chiringuitos, pero vivió a la sombra de uno con el que se llevó una paguita de 82.000 euros. Se disfraza de profeta, pero luego se toma un merecido descanso de 100 días para montar este show". Por último y antes de escuchar al candidato, ha ido desechando las razones por las que Vox ha presentado la segunda moción de censura de esta legislatura -la sexta de los más de 40 años de democracia-. Sánchez ha asegurado que el objetivo no es darle voz a los ciudadanos con las elecciones anticipadas, sino interrumpir la acción del Gobierno. Un Gobierno, ha añadido, al que le quedan "años".

"Ni por cumplir la Constitución, puesto que la incumple el PP sin renovar el CGPJ; ni por la economía, porque doblamos holgadamente la media de la Eurozona; ni por corrupción, porque ponen el grito en el cielo por un garbanzo negro -en referencia al caso Mediador- cuando estuvieron años chapoteando en la olla de la corrupción", ha añadido el presidente, que ha criticado que se trate de una moción "de tierra quemada, que no se define por lo que quiere construir, sino por lo que quiere destruir".