OPINIÓN

¿Eres feliz?

Mujer feliz mirándose al espejo
Mujer feliz mirándose al espejo
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Mujer feliz mirándose al espejo

Es una de las preguntas que no se suelen hacer, pero que resolvería muchos problemas del futuro. Quizá es la cuestión que muchas personas necesiten para cambiar algo que no están sabiendo gestionar como se debería. Dicen que solamente nos damos cuenta de lo felices que éramos cuando ya no lo somos. Antiguamente la felicidad residía en la cantidad de bienes que podías consumir, algo que venía determinado por el estatus social. Hoy en día no es así. Ser feliz es algo mucho más simple de lo que se piensa. Un paseo, una conversación, un libro, un viaje o lo que sienta cada cual.

Escuchaba una entrevista radiofónica con uno de los mejores psiquiatras españoles como Enrique Rojas en la cual decía que la felicidad es algo tan simple como tener buena salud y mala memoria. La verdad que no había oído una definición más cargada de razón. La salud al fin y al cabo es la que va determinando nuestro tiempo en este mundo, sin ella la situación se va torciendo. Dicen que el dolor acaba amargando el carácter. Ahora bien, contando con una salud de hierro se puede ser perfectamente un infeliz. El odio, la envidia, el rencor, la soberbia, la avaricia… y así multitud de actitudes que nos van mermando. 

La falta de memoria, bien entendida y no patológica, es según los expertos una de las grandes cuestiones a adquirir. Para el conferenciante Emilio Duró es importante alejarse de aquellas vibraciones negativas que nos rodean porque al final acabaremos dentro de ese círculo que tiene un poder de atracción cuatro veces mayor que las positivas. El escritor Albert Espinosa, uno de los que más venden en nuestro país, dice que ser feliz es acostarse sin angustias y vivir sin miedo.

Verdaderamente no sé quién tiene la fórmula mágica para lograrlo, eso sí, desde mi punto de vista y habiendo escuchado a algunos de los mayores referentes, creo que el perdón es una de las grandes claves que ayuda a tener esa fragilidad positiva de memoria. Saliéndose de dogmas religiosos que vistos desde el punto de vista sociológico son verdaderamente interesantes, sentir el perdón cuando se pide es fundamental, pero más aún es saber perdonar y olvidar las cosas cuando se han perdonado. Liberar esa carga es un trabajo que nos acerca a disfrutar de los pequeños placeres de dotan de sentido la vida. Nunca sabes cuándo se acabará el camino, pero que al menos cuando llegue, nos pille sonriendo.

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