El entierro de Michael Jackson, nada menos que 70 días después de que se produjera su muerte, no ha cerrado todas las incógnitas que planteó su fallecimiento.
Jackson, de 50 años, murió el pasado mes de junio a causa de una intoxicación aguda del anestésico Propofol y del sedante Lorazepan, mezclados con otras sustancias. Atrás dejaba tres hijos, una fortuna diezmada por las deudas y la promesa de cumplir con una enloquecida agenda de conciertos -50 sólo en la capital británica- tras años alejado de los escenarios.
La extravagancia que rodeó la vida del artista desde muy joven, así como su delicada salud , parecía que se habían conjugado para precipitar su final. Sin embargo, los informes forenses afirmaban hace sólo unos días que el cantante había sido víctima de un homicidio y una investigación estudia la implicación de su médico, Conrad Murray, en los hechos.
La de Jackson, uno de los artistas pop más famosos del siglo XX, no es la única muerte célebre e inesperada de los últimos años. Estas son las más extrañas:
En febrero de 2007, justo un año después de que su primogénito falleciera por una sobredosis, la ex
playmate Anne Nicole Smith fue encontrada inconsciente en su hotel. Exótica y divertida, Smith se había casado años atrás con el millonario de 89 años
J. Howard Marshall, quien apenas sobrevivió 14 meses a su boda. A partir de entonces, la joven dedicó todas sus fuerzas a luchar contra la familia del difunto para quedarse con la mayor parte de su fortuna. Como Ledger, los médicos atribuyeron su deceso a
"una sobredosis accidental".
El líder de Nirvana,
Kurt Cobain, se quitó la vida con una escopeta en 1994, justo cuando se estaba sometiendo a un tratamiento de desintoxicación por heroína. La tesis más convincente del suicidio fue puesta en tela de juicio por diferentes fuentes que afirmaban que
al artista le habría sido imposible sostener por sí mismo un rifle con la cantidad de heroína que tenía en sangre.
Casi cuatro décadas después de la desaparición de
Janis Japlin, algunos de las circunstancias en las que ésta se produjo siguen sin respuesta. Insegura y adicta a la heroína, la cantante murió tras inyectarse una dosis de droga de gran pureza. Dicen las que las jeringuillas que utilizó se esfumaron de su habitación horas después de su fallecimiento. Algunas fuentes opinan que la rockera podía estar en ese momento acompañada.
El cantautor Elliott Smith o Jeff Buckley son otras de esas muertes oscuras que pueblan las leyendas del rock y que, años después de producirse, aún siguen rodeados de interrogantes.
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