El 'autosabotaje' de Zelenski hace un año que pudo cambiar el rumbo de la guerra

Los restos del avión de carga Antonov An-225 'Mrija', destruido durante el asalto al aeródromo de Hostomel.
Los restos del avión de carga Antonov An-225 'Mrija', destruido durante el asalto al aeródromo de Hostomel.
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Los restos del avión de carga Antonov An-225 'Mrija', destruido durante el asalto al aeródromo de Hostomel.

¿Habría estallado la Primera Guerra Mundial sin el asesinato del archiduque Francisco Fernando? ¿Habría perdido la guerra la Alemania Nazi si no hubiese invadido la Unión Soviética en 1941? Hacerse estas preguntas es entrar en el terreno de la ficción. Rara vez se puede responder a ciencia cierta si el devenir de un conflicto habría sido diferente con otra acción militar. Sin embargo, analizar las decisiones pasadas ayuda en muchas ocasiones a advertir el futuro. Y Ucrania no es una excepción. Cuando se cumple un año del inicio del conflicto, repasar los primeros días de la invasión rusa puede dar muchas pistas. Dentro de los errores y los aciertos de ambos Ejércitos hay un momento cuya importancia en el devenir de la guerra es innegable: la batalla por el aeródromo de Hostomel.

Antes de aquel 24 de febrero de 2022 en el que tropas rusas comenzaron la invasión, el aeródromo de Antonov, en la localidad ucraniana de Hostomel, únicamente era conocido por albergar el avión de carga más grande del mundo, el Antonov An-225 'Mriya'. Una vez Putin dio luz verde a la hostilidades, el aeródromo paso a ser el elemento clave para derrocar al Gobierno de Zelenski, ya que contaba con amplias instalaciones y se encuentra a tan solo 10 kilómetros de la ciudad de Kiev. Ocuparlo sería un golpe sobre la mesa que permitiría a Rusia tener un puente aéreo donde las unidades que aguardaban en Bielorrusia para apoyar la ofensiva sobre la capital pudieran aterrizar. Las primeras horas apuntaban a una operación rápida, pero con el paso de las horas el Ejército ucraniano demostraría que no sería así. 

300 paracaidistas asaltan el aeródromo

Lo que ocurrió en el aeródromo de Hostomel ese 24 de febrero fue una operación de asalto aéreo. Unos 30 helicópteros rusos que volaban a baja altura  y transportaban a 300 paracaidistas hicieron una primera incursión para hacerse con las pistas, pillando desprevenidos a los soldados y guardias que se encontraban en la zona. Comenzó entonces una batalla entre los asaltantes y las fuerzas ucranianas, que trataban de impedir la toma completa de las pistas. Los helicópteros rusos, a su vez, intentaron anular todas las defensas aéreas que había alrededor del aeródromo.

"Lo que ocurrió fue que los ucranianos resistieron más y, por otro lado, que alrededor del aeródromo había una brigada entera que a los rusos le sorprendió que estuvieran ahí", asegura a 20minutos el teniente general Francisco Gan Pampols. Pese a la resistencia inicial, los rusos consiguieron durante unas horas tomar el lugar. Esta victoria sería efímera y el constante asedio ucraniano impidió que los hasta 2.000 hombres que esperaban poder aterrizar ahí junto a artillería y vehículos pesados lo hicieran. Tras ser expulsados, los asaltantes rusos se refugiaron en el bosque, aguardando a que el convoy que avanzaba desde Bielorrusia llegara a proporcionarles cobertura.

"Los ucranianos emboscaron el convoy en Bucha y no pudieron llegar a conectarlo, con lo cual se perdió el factor sorpresa y todo lo que se creía que iba a poder ser una acción fulminante sobre Kiev quedó desbaratada", explica Gan Pampols. Pese a que esta columna acorazada mecanizada no terminaba de llegar, el día 26 los soldados rusos lanzaron un nuevo ataque y volvieron a recuperar el aeródromo.

El autosabotaje que pudo impedir la toma de Kiev

Con la situación del frente ralentizada, los apoyos rusos a sus fuerzas de asalto no fueron tan amplios como habían planeado, lo que no impidió que pudieran mantener la presión sobre la localidad de Hostomel, que poco a poco había sido tomada. Según cuentan a Global News los soldados ucranianos que participaron en los combates, llegado ese punto la batalla se redujo a una decisión: dejar que el aeropuerto sirviera para la llegada de más soldados rusos o destruir sus propias infraestructuras.

El coronel y exagregado de Defensa en Rusia y Ucrania, Manuel Morato, reconoce a este medio que el uso de Hostomel como base "podría haber sido muy importante desde el punto de vista estratégico y táctico si Rusia no hubiese variado totalmente su estrategia" de retirarse de la región. No obstante, Morato considera que ese cambio de estrategia pudo no haberse debido necesariamente a la imposibilidad de usar ese aeropuerto.

Un misil cohete en la pista del aeródromo Antonov en Hostomel.
Un misil cohete en la pista del aeródromo Antonov en Hostomel.
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Por su parte, el teniente general Gan recuerda que la "toma de un aeropuerto significa establecer un puente aéreo, siempre y cuando conectes por vía terrestre con columnas acorazadas y mecanizadas que hagan una protección de la zona". Pampols agrega que esto hubiera permitido ir colocando con muchísima velocidad "más elementos sobre el terreno" y disponer de una base aérea avanzada "para controlar mucho más espacio".

La información recibida por la inteligencia ucraniana apuntaba que varios aviones de transporte estaban ya preparados en Bielorrusia para dirigirse a Hostomel. Mientras las tropas terrestres ucraniana retrasaban sus posiciones, su propia artillería comenzaba a destruir buena parte de las instalaciones, dejando inservible la pista de aterrizaje. "Si hubieran tomado el aeropuerto de Hostomel en esas condiciones, la guerra podría haber cambiado", asegura Gan Pampols.

Rusia se resigna a tomar Kiev y se retira del norte

Aunque la invasión se produjo a través de varias zonas del país, el frente del norte era el que podría haber hecho que la guerra se hubiera decidido en semanas. El tiempo que había previsto el Kremlin. Lo cierto es que el plan frustrado de tomar Hostomel fue la primera gran victoria ucraniana y pudo haber evitado que Kiev fuera tomada. Rusia siguió intentando llegar hasta la capital a través del amplio convoy de 50 kilómetros que entró desde Bielorrusia, pero con el tiempo se empantanarían y acabarían desistiendo. 

"Rusia no esperaba el tipo de enfrentamiento que tuvo, con armas contra carro. Otro factor fue la meteorología, porque estábamos hablando de febrero y solo se podía mover por las vías de comunicación, porque por fuera estaba el barro", manifiesta el teniente general Gan. "Columnas grandes poco protegidas en itinerarios saturados significan un blanco fácil", añade.

Una imagen satelital multiespectral proporcionada por Maxar Technologies muestra edificios y tanques de almacenamiento de combustible en llamas en el aeropuerto Antonov, Hostomel, Ucrania.
Una imagen satelital muestra edificios y tanques de almacenamiento de combustible en llamas en el aeropuerto Antonov.
EFE

A final del mes de marzo Rusia abandonaría el frente del norte y pasaría a centrarse en las provincias separatistas del Donbás, al este, y en el sur en las anexionadas provincias de Jersón y Zaporiyia. "Rusia renunció, al menos de forma provisional, a intentar un cambio de Gobierno en Ucrania. Con el apoyo económico, en inteligencia, comunicaciones, con asesoramiento y material militar de Occidente, Ucrania logró éxitos parciales que obligaron a los rusos a replegarse", afirma Morato.

El coronel considera que "militarmente Rusia tenía y tiene capacidad para destruir, pero no para ocupar de forma permanente Ucrania y, por supuesto, su capital". "Los reveses militares en el campo de batalla podrían haberse evitado con otras decisiones militares. De forma casi inmediata se sabía (también Rusia) que la idea de maniobra inicial había fracasado", afirma. Tras la batalla de Hostomel la guerra continuaría. Rusia sigue tratando de anexionarse territorio ucraniano, pero la caída de la capital no parece estar ya entre sus planes.

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