Entramos en la recta final de la precampaña de las elecciones municipales y autonómicas, y parece que el bipartidismo vuelve por sus fueros. El Partido Popular enfoca la campaña de mayo con su mejor resultado desde que este periódico realiza la serie histórica, hace ya tres años y, con más de un 32% de intención de voto, ganaría con holgura las elecciones generales si estas se celebraran hoy. 

El PSOE se mantendría en números similares a los de noviembre de 2019, pero con tendencia a la baja y, entre ambos, sumarían casi un 50% de los votos y dos tercios de los diputados. Es verdad que falta por definirse la esencia metafísica que adquirirá el advenimiento de Yolanda Díaz en el espacio político de la izquierda, pero los datos apuntan a un reflujo de los partidos start-up que cambiaron la vida política española desde 2014. Una vez consumido el ciclo de Ciudadanos ni Podemos, ni Vox sueñan ya con ningún sorpasso.

Los datos apuntan a un reflujo de los partidos 'start-up' que cambiaron la vida política española desde 2014

El papel de la vicepresidenta del gobierno es quizá lo más relevante que queda por decidir antes de las elecciones de finales de año. La encuesta demuestra que la no integración de la plataforma presidencialista de la ferrolana sería suicida para Podemos: casi la mitad de sus votantes optaría por Sumar si, de manera hipotética, ambas formaciones acudieran por separado a las elecciones generales. Pero esta falta de acuerdo podría ser también devastadora para el Partido Socialista, habida cuenta de la capacidad de pescar en su caladero de votos que tiene Yolanda Díaz.

Quizá de ahí su capacidad para no pronunciarse sobre polémicas como la de la ley del 'sólo sí es sí', ya que los votantes culpan del desaguisado a las dos fuerzas gubernamentales y cuatro de cada cinco votantes creen que lo sucedido tendrá efectos electorales negativos para el gobierno. De hecho, para la mayoría de los votantes socialistas, si la formación guiada por Pablo Iglesias no aprueba la reforma de la ley, Pedro Sánchez debería dar por rota la coalición de gobierno como represalia por esta negativa.

Y una nota sobre la sanidad pública y su estado de salud: los españoles creen que ha ido empeorando a lo largo de los últimos años, pero reparten las culpas de manera equitativa: aunque la competencia de la gestión es autonómica, casi un tercio culpa al gobierno de la nación y otro tercio al de su región de este retroceso. Las dinámicas simplistas de buenos contra malos parecen no haber calado (¿aún?) en el electorado…