Borja Terán Periodista
OPINIÓN

El fracaso de 'Vamos a llevarnos bien' y lo que dice de la tele de hoy

Ana Morgade, en 'Vamos a llevarnos bien'
Ana Morgade, en 'Vamos a llevarnos bien'
RTVE
Ana Morgade, en 'Vamos a llevarnos bien'

'Vamos a llevarnos bien' pintaba como un revulsivo de modernidad para la programación de Televisión Española. Sin embargo, el estreno del programa ha asustado con un paupérrimo 4,8 por ciento de share. A pesar de contar con una introducción espectacular y de estar presentado por una Ana Morgade, que cuenta con una autoría luminosa.

¿El público sale corriendo ante un nombre que incide en unión en tiempos en los que nos obcecamos más en aquello que nos separa? Ya se sabe, nos fijamos más en lo que nos indigna. Pero el resultado de audiencias del estreno de Vamos a llevarnos bien va por otros derroteros. Para empezar, el especial que precedió al programa sobre el terremoto en Siria y Turquía no ayudó. La 1 optó por visibilizar en prime time su nueva apuesta de mediodía, Ahora o nunca, con un monográfico después del Telediario sobre una tragedia humanitaria como esta. Pero visualmente chirriaba, pues el grafismo y escenografía de un programa 'arrevistado' de mediodía no es para un tratamiento informativo de este calibre desde Televisión Española, donde el espectador quiere ver el músculo de los informativos, con su solemnidad también estética.

Ese previo de magacín de mediodía por la noche ya dejó un colchón de público diferente al potencial del show de Ana Morgade. Sin embargo, el acierto de Vamos a llevarnos bien ha estado en iniciarse con un buen sketche, a modo de película de acción, que podía servir para ir ganando otros adeptos e ir remarcando el tono de late show de este formato. Pero después empezó todo y era difícil entender hacia dónde iba la dinámica. Era como una estresante mezcla de Zapeando de noche e Ilustres ignorantes en un ring de boxeo.

En este sentido, Vamos a llevarnos bien deja, en el fondo, una reflexión que la televisión actual debe plantearse: hay que confiar más en la capacidad de descubrimiento de la audiencia. Vamos tan rápido en la creación de los programas que el contenido no rompe con lo pronosticable. No se puede repetir siempre aquello que se presupone "atrae" al espectador, tratando a la sociedad con cierta complacencia. Todo el rato los mismos moldes.

Y, entonces, aunque las intenciones sean buenas y el programa tenga ingredientes para ser diferente, se atasca en otro trepidante batiburrillo de lo ya visto una y otra vez. Y nos quedamos con ganas de más corrosión autoral de Morgade, más descubrir miradas diferentes de cómicos y no tener la sensación de estar volviendo a escuchar de nuevo, pero atropelladamente, los recortes de noticias anecdóticas que ya han comentado en El Hormiguero y Aruseros.

El espectador agradece atmósferas especiales a la hora de consumir programas pero no quiere sentirse aturdido, como en la televisión de finales de la década de los 2000. Para consumir al galope, ahora, ya tiene TikTok. De La 1 se espera más trasfondo relajado y menos fanfarria atropellada -esas músicas que resuenan de fondo para dinamizar el programa y son éxitos de la televisión de hace más de cinco años que están sobradamente amortizados-. Ana Morgade tiene lo primero, trasfondo. Y lo evidenció hilando con gracia y desparpajo durante la primera emisión. Incluso cuando había silencios incómodos, salvaba con destreza la situación. Pero falta más ironía grupal que inspire y menos chascarrillos de noticias viejas envueltas en soniquetes sobreusados. Hasta la entrevista de Bibiana Fernández a Bárbara Rey no mordía, no profundizaba... repetía y, claro, no ha sido reseñable. No ha trascendido. El programa puede crecer si no se queda en sobresaltar con lo ya visto y se atreve, directamente, a ver.

Actualización: TVE ha enviado a 'talleres' a 'Vamos a llevarnos bien' para redefinir una apuesta en la que ya es seguro no seguirá Ana Morgade, como ha anunciado en su Twitter.

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