Helena Resano Periodista
OPINIÓN

Dudando

Volver al trabajo después de las vacaciones o tras teletrabajar puede provocar mucha frustración.
Volver al trabajo después de las vacaciones o tras teletrabajar puede provocar mucha frustración.
VioletaStoimenova/iStock
Volver al trabajo después de las vacaciones o tras teletrabajar puede provocar mucha frustración.

Hace tiempo que dudo de si todo lo que nos hemos empeñado en decirles y orientarles a nuestros hijos es lo que van a necesitar en su vida adulta. Llevo mucho tiempo dudando, realmente me cuestiono todo, y sin llegar a ninguna conclusión. Llevo tiempo planteándome si no les estaremos empujando a cometer los mismos errores que hemos cometido nosotros y que nos han llevado hasta este punto en el que estamos, asumiendo que llevamos años trabajando, que nos quedan otros tantos por delante haciendo lo mismo, levantándonos muy temprano cada mañana, haciendo muchos kilómetros en el coche para llegar al trabajo, sentarnos frente a un ordenador un porrón de horas, salir siempre tarde, nunca a nuestra hora, volver a montarnos en ese coche, coger más de un atasco, llegar a casa agotados y pensar que solo nos queda tiempo para hacer la cena, la comida de mañana y poco más.

Sí, llevo tiempo pensando que nuestros errores no pueden ser los suyos. Y que muchas veces escuchamos sus anhelos y pensamos que es una generación que está poco preparada para el sacrificio. Que se quejan demasiado del esfuerzo, que lo primero que preguntan cuando llegan a un trabajo es "¿cuánto voy a cobrar y cuánto voy a trabajar?", que no aceptan lecciones de cómo debe de ser la vida… Hay infinidad de estudios en los que se demuestra que tienen poco apego a un puesto, a crecer profesionalmente y mucho más a saber vivir, a tener tiempo para ellos, a tener vida fuera del trabajo, a trabajar para vivir, no a vivir para trabajar. Sus prioridades han cambiado, no son las nuestras, y están mucho más orientadas a disfrutar de la vida.

No, amigo, no tuve suerte, la busqué, pero no sé si esa suerte se convirtió en una trampa. Ahora mismo dudo

El otro día hablaba con un amigo sobre esto, sobre todo, a lo que renunciamos en nuestra época por tener un trabajo nada más terminar la carrera. Los veranos a los que renunciamos, las vacaciones que no disfrutamos, los días que no tuvimos libres, las bodas, cumpleaños y bautizos a los que no asistimos porque el trabajo era lo primero. Lo hicimos, lo hice, y sí, no me ha ido mal, aunque tenga que aguantar más de un comentario diciéndome "es que has tenido suerte". No, amigo, no tuve suerte, la busqué, pero no sé si esa suerte se convirtió en una trampa. Ahora mismo dudo.

Así que últimamente hago el ejercicio de escuchar a esos jóvenes sin juzgar, con una actitud mucho más abierta, aceptando sus argumentos, intentando entender sus motivaciones, que, casi siempre, si se paran a escucharlos, son muy parecidas a las nuestras. No quieren verse con 50 años atados a una hipoteca, a un trabajo en el que están más tiempo tarifando que disfrutando, a un horario. Quieren disponer de su tiempo, quieren decidir dónde pueden vivir, cuándo pueden descansar. Y ahí, les entiendo. La vida es muy corta. Demasiado como para estar todo el día pensando en el mañana. 

Mostrar comentarios

Códigos Descuento