El globo es el mensaje

Globo espía
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CARLOS GÁMEZ
Globo espía

La semana pasada USA dijo que había un globo “espía” chino sobre el estado de Montana, que alberga misiles nucleares, y China reconoció que era suyo. El sábado USA derribó el globo sobre el Atlántico y China, que insiste en que es una aeronave civil, protestó y dijo que se reserva el derecho a responder. El viernes avistaron otro globo sobre Costa Rica, quizá el mismo que el domingo sobrevolaba Colombia. El mundo se puso de los nervios –¡Tamara aplazó su boda!– y la invasión de Ucrania pasó a un segundo plano. Los tanques llegarán por goteo. ¡Canadá envía uno! (La peli de tanques sería Corazones de acero, con Brad Pitt, ahora en Netflix). USA busca en el mar los restos del globo chino derribado.

El globo, objeto inocente, define los cumpleaños y las fiestas. En la era de los satélites un globo puede ser un anacronismo. Pero si te ponen un globo en tu trozo de estratosfera la nueva guerra fría entre las superpotencias se ve con más nitidez. Así que el globo chino es una declaración de guerra simbólica o una simple celebración: quizá China celebra su éxito. Aunque fuera un globo civil, como dice China, sería una amenaza. Porque no hay nada que sea civil: todo es militar. Y en una dictadura es más evidente. A fin de cuentas Xi no puede alegar que es un globo privado. En el momento de rearme frenético global viene bien recordar la advertencia de Eisenhower en el año 1961 sobre la injerencia del complejo militar-industrial en el gobierno.

En la larga pugna entre USA y China el globo es una novedad. Una táctica sorprendente. El objeto es inocuo, visible y vulnerable, pero lo tienes sobre tu cabeza, se apodera de las conversaciones y altera la agenda. Para la potencia en presunto declive el globo es una insolencia. Y por eso lo han derribado. Parece un desafío preliminar, una provocación blanda. El globo es también el bocadillo de las historietas y los comics: puede ir sin texto y en ese caso es un mensaje vacío, de modo que el globo es el mensaje. Por su naturaleza vaporosa, casi espiritual, aunque lo derribes no puedes dejar de verlo. Es persistente. El globo chino resuena en el vacío poético. Una vez destruido, sigue en el imaginario. Además de los dos avistados podría haber otros. Ayer supimos que hubo otros, silenciados, en la era Trump. Habría que ver si entre los papeles clasificados que Trump y Biden se llevaron a sus casas y garajes hay globos.

El globo no pulula en el vacío, vuela sobre mojado ya que el último mensaje chino fue el virus de Wuhan, ya olvidado excepto en la misma China, que lo ha gestionado mal. Otro mensaje chino, tras la visita de Nancy Pelosi a Taiwán en septiembre, fueron las maniobras abrumadoras en ese país de los microchips que China quiere anexionarse o recuperar. ¿Acaso no hay cierta simetría entre China y Rusia como gigantes –a distinta escala–, que se sienten rodeados por el imperio? ¿Y si Rusia y China estuvieran ejecutando un plan conjunto en dos frentes para dividir al coloso? Toda paranoia es poca. Hace quince días un general USA urgió a sus tropas a prepararse para una guerra con China para 2025 y nadie lo ha desmentido. Por eso hay que ver qué mensaje trae el globo chino. ¿Es una adivinanza o una misiva encriptada? ¿Es una señal?

Tras la consolidación de Xi como dictador absoluto o emperador llegan los globos y la respuesta airada porque USA ha derribado uno de ellos y se aplaza la visita del secretario de Estado USA a China. El contexto es de guerra fría en plena guerra caliente tecnológica. China ha estrenado su plataforma espacial. Pero ¿se puede dirigir un globo de ese tamaño a pesar del viento? ¿Por qué no se pronuncia el señor del cielo Elon Musk sobre el globo?

No hay que descartar errores y despistes, y más en las agencias que se llaman a sí mismas “de inteligencia”. Al policía nacional infiltrado en activistas de Barcelona le han pillado, entre otros deslices, por descuidos de su organización en la cobertura de su doble identidad.

Debo al Twitter de José Pardina (@pepelynx) la recomendación de la estupenda serie Patriot, en Amazon Prime, en la que un mínimo error desata un cúmulo de catástrofes según el modelo de la herradura que hizo perder una batalla y un reino. En esa serie, tan delirante y surrealista que encaja con la absurda realidad, hablan del “efecto medusa”: una medusa es un problema, si la acuchillas, como se regenera, tienes dos problemas en vez de uno pero, tal como publicó, también por error, el Boletín Oficial de Aragón “la vida no nos da para más”.

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