Diego Carcedo Periodista
OPINIÓN

Cumbre sin foto

Pedro Sánchez, en Rabat
Pedro Sánchez, en Rabat
EUROPA PRESS
Pedro Sánchez, en Rabat

Que la RAN (Reunión de Alto Nivel Hispano-Marroquí) ha sido un éxito ya esperábamos escucharlo en la conferencia de prensa de los dos primeros ministros. Es lo que suele ocurrir en todas las cumbres políticas de esta importancia. El lenguaje diplomático se fundamenta en los tópicos. Pero en esta ocasión, todo parece confirmarlo. Las relaciones entre los dos países vecinos, siempre complicadas por no decir conflictivas, permanecieron muchos meses enconadas y tras la polémica decisión española de darle un vuelco a su postura sobre el conflicto saharaui entraron en una senda de entendimiento que ayer se confirmó plenamente en Rabat.

Aunque haya abundantes motivos para desconfiar de que la luna de miel sea tan feliz, hay que alegrarse de que la situación haya entrado en una senda de entendimiento y cordialidad. La tensión vivida es mala para los intereses de los dos países y el bienestar de sus ciudadanos. La Cumbre oficial, o RAN si se prefiere, hacía siete años que no se celebraba, casi siempre por problemas puntuales que agravaban la posibilidad de celebrarla con la normalidad que exige el llegar a entendimientos. Por fin se ha celebrado y sí, seguramente cabe calificarla de éxito.

Los 24 acuerdos negociados por los más de veinte ministros que participaron – entre ellos 11 españoles, todos del grupo del PSOE en la coalición de Gobierno – pueden dar idea de que el resultado ha sido positivo. Algunos acuerdos son bastante nuevos, como el que afecta al respeto mutuo a las fronteras de soberanía (entiéndase Ceuta, Melilla por el lado español y el Sahara por el marroquí), aunque Marruecos siga sin reconocer la soberanía española de las dos ciudades autónomas, y la creación de un espacio comercial común entre las áreas de cada lado de las aduanas respectivas. La apertura de las aduanas se seguirá negociando.

El resto, la mayor parte de los acuerdos, no pueden decirse que sean nuevos. Muchos ya venían siendo negociados y hasta ejecutados. Pero el refrendo de la Cumbre es evidente que los revaloriza. Los temas que incluyen afectan a la emigración, fundamental para la protección de las vallas y el tránsito de pateras, y otros de carácter económico. España es el país que más exporta a Marruecos y en Marruecos funcionan y crean empleo y riqueza alrededor de mil empresas españolas. Todo sin desdeñar las transferencias de dinero que hacen a sus familiares el millón d marroquíes residentes en España.

Llegado a este tema se hizo notar, y de lamentar, la ausencia entre la delegación española del presidente de la CEOE Antonio Garamendi que en disconformidad con la firma del acuerdo entre el Gobierno y los sindicatos sobre el salario mínimo interprofesional sin tener en cuenta a los empresarios, la víspera de la partida anunció que rechazaba la invitación para participar en la Cumbre. La otra ausencia que frustró la fotografía que ilusionaba a Pedro Sánchez, la de su entrevista privada con el rey Mohamed V, no llegó a producirse. La entrevista no estaba incluida en el programa, desde luego, pero desde la parte española se daba como segura.

No fue así, unas horas antes el monarca alauita llamó al presidente por teléfono para anunciarle que no podría recibirle y que le invitaría a efectuar una visita oficial a Marruecos en una fecha próxima. Parece que Mohamed V, que tiene problemas de salud y pasa mucho tiempo fuera del país, está de vacaciones en una residencia que posé en Gabón, donde descansa desde hace varias semanas. Pedro Sánchez se tragó el contratiempo y se mostró eufórico del resultado global de la Cumbre. Pero la falta de una fotografía en las portadas de los periódicos empeña el éxito que argumentado solo verbalmente ante las cámaras y los micrófonos no es lo mismo.

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