La inflación continúa en máximos históricos y los precios de los bienes y servicios se han disparado, con la consecuente pérdida de poder adquisitivo de los consumidores. A cierre de 2022, el precio de los alimentos que conforman la cesta de la compra básica alcanzó su nivel más alto de la serie histórica, con una variación interanual del 15,7%.
La presión sobre las economías domésticas se intensifica, tal y como refleja un análisis reciente realizado por la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU). El 35% de la población en España considera que su situación económica y financiera es "difícil o muy difícil", y únicamente el 15% de las personas encuestadas considera que tiene una situación económica "cómoda".
La situación económica de los hogares empeora
"La crisis no solo se ceba en los que tienen una situación más difícil, sino que incluso los que tenían una situación más saneada ven como esta empeora", detalla la organización. Cerca del 55% destaca que su situación económica es peor que el año pasado y el 39% indica que no tiene más margen si se siguen subiendo los precios de los productos.
Consecuentemente, un tercio de los encuestados se ha visto obligado a emplear sus ahorros ante esta situación. "Otros se han visto obligados a pedir dinero a familiares o amigos (15%) e incluso solicitar un préstamo en estos meses (11%) para hacer frente a sus gastos", alerta la OCU.
Cambio de hábitos para recortar gastos
Ante el aumento generalizado de los precios, la gran mayoría de encuestados ha tenido que cambiar sus hábitos y recortar gastos. "Un 93% ha cambiado sus hábitos de consumo energético para reducir la factura, apagando luces, apostando básicamente por apagar o bajar la calefacción, desconectando dispositivos para evitar el 'stand by' o haciendo un uso más eficiente de los electrodomésticos", detalla.
Un 15% ha cambiado de compañía y ha modificado su tarifa de la luz y gas, en muchos casos pasándose al mercado regulado. Mientras, un 12% ha decidido comprar electrodomésticos más eficientes, al mismo tiempo que han mejorado el aislamiento de la vivienda o se ha fomentado el autoconsumo energético.
Un 23% compra menos comida en general y un 18% compra menos fruta y verduras.
Un 90% ha modificado sus hábitos alimentarios, lo que puede incidir negativamente en la calidad de su alimentación y dieta:
- 3 de cada 10 personas compran menos carne o pescado.
- Un 18% compra menos fruta y vegetales.
- Un 23% compra menos comida en general.
- 2 de cada 3 compra ahora más productos en oferta o de marcas blancas.
- Más del 50% compra ahora más en supermercados low cost.
Se recorta el gasto en salud, sobre todo en pruebas médicas, fisioterapia o dentista.
Menos ocio y un recorte en el cuidado de la salud
Además de gastar menos en alimentación, un gran porcentaje ha reducido el gasto en ocio, viajes, actividades sociales y/o culturales (cerca del 80% a nivel general ha modificado estos hábitos). Asimismo, un 84% ha reducido el gasto en ropa y otros complementos, mientras que el 74% ha reducido el uso del vehículo particular para desplazarse. Cabe destacar, además, que un 41% ha recortado gastos en el cuidado de su salud, como consultas médicas, sesiones de fisioterapia o dentista, entre otras.
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