Alemania cede a la intensa presión de los aliados y autoriza la entrega de tanques Leopard a Ucrania

El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, recibe al canciller alemán Olaf Scholz y al presidente francés Emmanuel Macron antes de su reunión.
El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, recibe al canciller alemán Olaf Scholz y al presidente francés Emmanuel Macron antes de su reunión.
EP
El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, recibe al canciller alemán Olaf Scholz y al presidente francés Emmanuel Macron antes de su reunión.

Luz verde tras muchos días de presiones. El Gobierno alemán liderado por Olaf Scholz ha decidido autorizar el envío de tanques Leopard a Ucrania, según informa la agencia DPA. Así, Berlín accede a las peticiones no solo de Kiev, sino también de aliados como Polonia o los países Bálticos. Al mismo tiempo, Estados Unidos ha confirmado que se abre también a la entrega de tanques Abrams M1 en un paso que ha podido condicionar definitivamente al Ejecutivo germano. Eso sí, ni Berlín ni Washington han confirmado nada: "No vamos a adelantarnos a ningún anuncio", comentaron desde la Casa Blanca.

El Leopard 2 lleva una tripulación de cuatro soldados y puede disparar a blancos que están hasta a 5.000 metros de distancia, tiene un peso de cerca de 60 toneladas, puede desarrollar una velocidad cercana a los 70 kilómetros por hora, tiene la capacidad de atravesar zonas inundadas y ríos de hasta 4 metros de profundidad y dispone de un periscopio.

El de los Leopard ha sido el último gran melón abierto entre los aliados en su estrategia de apoyo a Kiev, y ha evidenciado importantes divisiones. Algunos países como Polonia, Lituania o Letonia ejercieron una presión importante sobre Alemania para que diera una respuesta positiva, pues desde la II Guerra Mundial no se puede enviar material de fabricación alemana a otros países sin autorización germana. Para los Bálticos la entrega de estos tanques era el siguiente paso, urgente y necesario, en la ayuda a las tropas de Zelenski, pero Berlín no quiso actuar rápidamente.

El argumento principal del Gobierno alemán, que además acaba de cambiar de ministro de Defensa, era que se trataba una decisión que se tenía que tomar "en coordinación con todos los aliados", pero también mostró diferencias importantes entre los tres partidos de la coalición semáforo. El SPD deshojaba la margarita mientras que la ministra de Exteriores, Annalena Baerbock, de los Verdes, fue más ambigua pero no puso pegas al envío de los tanques. El nuevo titular de Defensa, Boris Pistorius, añadió, por otro lado, que los Leopard necesitaban una revisión antes de ser remitidos a los soldados ucranianos, que tendrían que ser entrenados en su uso.

Dentro de la oposición al Gobierno alemán las opiniones sobre el asunto también han sido dispares. En primer lugar, el colíder de la ultraderechista Alternativa para Alemania, Tino Chrupalla, tildó de "irresponsable y peligrosa" la decisión del canciller Scholz, pues considera que va en detrimento del Ejército alemán. AfD es un partido que se ha desmarcado en todo momento del apoyo a Ucrania. "Alemania está en peligro de verse arrastrada a la guerra como resultado de esta decisión. Al suministrar tanques de las reservas de la Bundeswehr, nuestras Fuerzas Armadas serán saqueadas aún más", denunció. Por el contrario, la CDU celebró la posible maniobra del Ejecutivo germano pues, en palabras de su líder, Friederich Merz, "es la decisión correcta".

Este paso se conoció el mismo día que el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, aseguró que Rusia está reuniendo "fuerzas" para ejecutar su "venganza" y volvió a pedir el apoyo de sus socios para que "el Estado terrorista" pierda, a un mes de que se cumpla un año del inicio de la guerra. Para seguir resistiendo, dijo Zelenski, Kiev necesita "tanques occidentales modernos". Este mensaje lo dejó sobre la mesa durante una reunión con el presidente de Finlandia, Saulii Niinistó. El país nórdico también ha estado entre los que exigieron más celeridad a Alemania. En ese ejercicio de presión Zelenski ha llegado a asegurar que esta indecisión de Berlín estaba costando vidas humanas.

El respaldo más nítido a Ucrania llegó seguramente por parte de Polonia, que desde hace días ya abrió la puerta al envío de Leopard sin la autorización germana. "Es una cuestión secundaria", dijo el primer ministro polaco, Mateusz Morawiecki, que llamó también a crear una coalición de países para seguir suministrando material de largo alcance a las tropas ucranianas. En este sentido, Zelenski ha condicionado la seguridad de Ucrania, y por tanto del continente europeo, a la construcción de un Ejército estable, por lo que ha vuelto a demandar más apoyo de sus aliados en esta guerra. "Es muy importante estar de nuestro lado porque es el de la verdad", sentenció.

Rusia habla de "guerra híbrida"

Rusia, en ese escenario, mantiene su relato. El jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas de Rusia, Valeri Gerasimov, repitió que los intentos de la OTAN por "expandirse" y la "guerra híbrida" llevada a cabo por Ucrania "suponen una grave amenaza para la seguridad militar de Rusia". Gerasimov justificó así el desarrollo y fortalecimiento de las Fuerzas Armadas con "fines prácticos" para garantizar la defensa estatal. "El plan ha sido aprobado por el presidente Putin y puede ser ajustado cuando existan nuevas amenazas para la seguridad militar de Rusia", ha puntualizado.

"Estas amenazas se convierten en aspiraciones para la Alianza Atlántica, que busca expandirse a través de Finlandia y Suecia, y también para Ucrania como herramienta para una guerra híbrida contra el país", concluyó. Pero la suma de Estocolmo y Helsinki a la Alianza Atlántica sigue en punto muerto, y de hecho el gran freno de ese acceso, Turquía, anunció este martes que pospone sin fecha la reunión a tres para estudiar su luz verde definitiva. De "síes" y "noes" va el asunto ahora. Ucrania ha logrado el suyo con los Leopard; otros tendrán que esperar.

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