OPINIÓN

La piratería y las editoriales

El libro 'Spare' del príncipe Harry a la venta en Londres.
El libro 'Spare' del príncipe Harry a la venta en Londres.
EFE/EPA/ANDY RAIN
El libro 'Spare' del príncipe Harry a la venta en Londres.

El mes de enero nos ha dejado un Récord Guinness gracias al mundo literario. Desde que el día 10 se pusieron a la venta las memorias del príncipe Harry la acogida en las librerías ha sido tan abrumadora como la cifra que dejó en sus primeras 24 horas. En Estados Unidos se vendieron alrededor de un millón de libros y en el Reino Unido fueron 400.000 los ejemplares. Desde entonces se ha seguido comprando por parte de la ciudadanía, sabiendo que, por ejemplo, en la comunidad hispana van ya tres ediciones con alrededor de 200.000 copias. Un evento literario como este no se veía desde que J.K.Rowling publicaba una nueva entrega de la saga de Harry Potter, según han comentado los editores. Ahora bien, al igual que se ha vendido mucho, también la piratería ha hecho sus estragos.

Las redes sociales y canales de mensajería como WhatsApp o Telegram han hecho que la autobiografía del británico se distribuya de forma masiva a través de documentos PDF. Un absoluto desastre que tiene consecuencias económicas, pero que a su vez nos deja una reflexión que hay que hacer como sociedad. Según datos del Observatorio de Piratería, en el año 2021 más de tres de cada diez usuarios accedieron a libros de forma ilegal. Un tránsito que se hace más cómodo debido al poco peso que tienen archivos como una revista, una novela o un periódico si son comparados con una película, una serie o una canción. 

En el mundo editorial cada vez ha ido aumentando más esta práctica para la cual hay asociaciones que rastrean la red tratando de detectar lugares sospechosos, pero se sienten solas. Alegan que no se está haciendo todo lo posible desde las aplicaciones de mensajería instantánea por erradicar este fraude que tantas pérdidas suponen a un sector ya de por sí vilipendiado por la ausencia de hábitos de lectura entre las nuevas generaciones.

Nadie nos puede asegurar que no recibamos un libro a través de un mensaje por el móvil, pero sí que hay que saber que en el caso de que seamos nosotros quienes lo rebotemos, estaremos incurriendo en un delito. Como la tecnología avanza a pasos agigantados y siempre van a existir los tramposos, hay que tratar de prevenir en base a la educación. Formar a la gente y hacerle saber el daño que hacen cuando reenvían un WhatsApp con este tipo de información es quizá la mejor medicina. A nadie le gusta que le roben su trabajo y si de verdad se quiere valorar la labor de un autor lo mejor es pagar, vaya, lo normal.

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