Los 17 nuevos radares fijos de Barcelona –situados en entornos escolares y que desde este lunes han comenzado a multar– marcan continuamente que los vehículos circulan a más velocidad de la permitida, que se sitúa en los 30 Km/h. 

A pesar de los informadores y de los cuatro meses del periodo de prueba, los conductores parecen desconocer que ya sancionaban. En algún punto, como en la calle Muntaner con Provença, cada minuto una decena de coches comete una infracción. 

Desde el mes de septiembre, el Ayuntamiento se ha limitado a avisar a los que circulaban a más de 30 kilómetros por hora por 12 puntos de la ciudad o bien a más de 50 kilómetros por hora en cinco grandes avenidas: la calle Aragó, entre las calles de Comte d'Urgell y de Casanova; la Gran Via de les Corts Catalanes, en la confluencia con las calles de Sant Roc y Sant Germà; la avenida Diagonal, en el cruce con la calle de Numància y entre la plaza de Pius XII y el Palau de Pedralbes, y en el número 70 del Passeig de la Bonanova.

MIQUEL TAVERNA

El resto de puntos, donde la velocidad máxima permitida es de 30 km/h, son la calle Numància (entre las calles de Anglesola y de Déu i Mata), Pau Claris (en el cruce con la calle Aragó), Mallorca (entre las calles de Nàpols y de Roger de Flor y entre las calles de Muntanya y de Fontova), Travessera de Gràcia (entre las calles de Aribau y de Alfons XII), la calle de la Indústria (entre la calle de Sant Quintí y la de Conca), Sant Antoni Maria Claret (entre la calle de Trinxant y del Guinardó), Balmes (entre la calle de Marià Cubí y la Travessera de Gràcia y entre la calle del Francolí y la calle de las Santjoanistes), Entença (entre las callles de Provença y del Rosselló), Sardenya (entre la calle de Taxdirt y la Travessera de Gràcia) y Muntaner (entre las calles de Còrsega y del Rosselló).

MIQUEL TAVERNA

Un total de 12 de los 17 radares están situados en entornos escolares y el resto están en ubicaciones consideradas de riesgo a causa de la circulación a velocidad inadecuada. Su puesta en funcionamiento se enmarca en el objetivo del Ayuntamiento de Barcelona de reducir la velocidad habitual del tráfico en la ciudad hasta los 30km/h.