La estrategia de Pedro Sánchez resultó a medias: que los árboles no dejaran ver el bosque. Y así, mientras el ruido judicial atronaba, salía adelante la reforma de la sedición y la malversación, regalo de Papá Noel para el independentismo catalán. Se defiende Sánchez reconociendo lo arriesgado de su apuesta, pero lo necesario para la pacificación catalana. Cabría preguntarse si el fin justifica siempre los medios y cuál será la siguiente petición del independentismo una vez visto que cogida la mano del presidente, pueden llegar hasta el hombro... y quizás hasta las urnas otra vez. Total, ya no serían sediciosos.
OPINIÓN23.12.2022 - 05:51h
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