Satanismo, pedofilia, sangre, peluches y BDSM: la intrahistoria del tremendo escándalo de Balenciaga

Balenciaga SS17
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Una historia que daría pie a una de esas películas hollywoodienses acerca de una investigación periodística en la que a cada paso los protagonistas son incapaces de no llevarse las manos a la cabeza. Y sin embargo es real, aunque todos los implicados se estén lavando las manos y nadie sepa ni cómo ni cuándo ni por qué una campaña con niños incluía elementos satánicos, documentos sobre pedofilia o peluches sexualizados que ha despertado el interés de tantos internautas que, tirando del hilo, han acabado destrozando de tal forma la imagen de Balenciaga que, hoy por hoy y para que dejen de investigar, ha dejado completamente vacío su Instagram: solo la carta de disculpas. Y un silencio incomodísimo de todo el star system que colabora con la marca.

Comencemos por el principio: en julio de este año se fotografía la campaña Garde-Robe 2023. En ella aparecen como modelos celebrities de renombre como Isabelle Huppert, Bella Hadid o Nicole Kidman. Sin embargo, dicha campaña no saldría a la luz hasta el pasado 21 de noviembre, cuando la polémica ya había comenzado. Ocurrió poco antes, con otra sesión fotográfica, Balenciaga Gift, fotografiada en octubre.

En ella, para presentar al mundo los bolsos de osos de peluche con los que la firma había aparecido en el desfile para la colección de primavera de 2023 en París, aparecen varios niños con elementos perturbadores: los peluches tienen complementos sadomasoquitas, como rejillas y arneses propios del BDSM, copas de vino o dibujos de Satán.

Pero ahondando en las imágenes comienzan a salir a la luz detalles horripilantes. Entre ellos, marcas de crecimiento en la pared que, en lugar de ser meras anotaciones en la pared, son fechas reales de condenas por abusos de menores o una cinta amarilla en la que está mal escrito el nombre de la marca, con dos aes al comienzo: Baalenciaga. Baal no es solo otro nombre de Satán, sino que la traducción de todo el nombre es "Satán es el rey".

Y luego sale a la luz la otra campaña, fotografiada antes. En ella aparecen tanto un documento judicial -deliberadamente mal ocultado- sobre pornografía infantil virtual, el caso Ashcroft v. Free Speech Coalition, cuya consecuencia fue la anulación en la Corte Suprema de Estados Unidos de dos disposiciones dentro de la Ley de Prevención de la Pornografía Infantil, y unos papeles que hablan del Metro Management Service, referencia directa a la desaparición de miles de niños en en Washington, según apuntan desde E! Online.

Además, hay un libro dedicado a la carrera de Michaël Borremans, pintor y artista visual belga conocido por sus obras perturbadoras en torno a la infancia. A este nombre hay que añadir otros que sí han participado directamente en las sesiones fotográficas.

Por un lado Gabriele Galimberti, fotógrafo habitual de National Geographic y que suele trabajar con niños de todo el mundo, que ha lanzado un comunicado explicando que él apenas si fue contratado para iluminar la escena y tomar las fotografías, pero que el resto no estaba en su mano. Eso nos lleva al segundo nombre, quizá el más macabro y brutal.

Lotta Volkova es una afamada estilista que no ha escondido nunca en sus redes sociales su pasión por la provocación satánica, rituales con niños, bebés bañados en sangre, mutilaciones, pedofilia y crímenes tétricos. Todo ello, sin embargo, no le ha impedido trabajar con marcas como Adidas o Miu Miu.

Y con ella ha caído su amigo y colaborador en Balenciaga, Alban Adam, el cual está ligado con la extrema derecha norteamericana, que ha salido a respaldarle. Alban Adam es conocido por sus posts sobre pizza, una referencia a lo que se llamó en su día pizzagate, una fake news difundida por la alt-right estadounidense que vinculaba la pizzería Comet Ping Pong con una red de narcotráfico de niños y pedófilos a Hillary Clinton y otros miembros del Partido Demócrata.

El 22 de noviembre todo sale a la luz en un programa precisamente de la derecha mediática de EE UU, el que presenta Tucker Carlson en Fox News, y el 24 de ese mismo mes Balenciaga emite sus disculpas, retira las campañas y anuncia que demandará a la empresa North Six, Inc. y al escenógrafo Nicholas Des Jardins, responsables de la campaña Balenciaga Gift, por 25 millones de dólares por los daños en la imagen de la marca.

Inmediatamente después, el director ejecutivo de la firma, Cedric Charbit, se retracta y explica que no habrá demanda alguna. Asimismo, la marca da a conocer que compensará su polémica campaña donando 25 millones a ONGs a favor la infancia. Uno de los padres de uno de los niños de las fotografías sale a defender a la empresa... pero se descubre que es trabajador de la propia Balenciaga.

Pero nada de esto es suficiente porque en las redes se han creado hilos explicando los detalles y los usuarios y compradores están muy cabreados con Balenciaga: su tienda en el NorthPark Center de Dallas amanece con un enorme cartel que dice "Pedófilos" en mayúsculas; otro activista entró en una tienda con ropas BDSM para ser contratado; hay quien vincula en redes a la empresa con Jeffrey Epstein; y, sobre todo, se echa en cara a las estrellas su absoluto silencio.

Solo han dicho o hecho algo al respecto dos influencers en Tik Tok (Chloé Hennessey y Tegan Kline), Dua Lipa, que ni ella ni sus bailarinas visitieron sus Balenciagas en uno de sus últimos conciertos, y Kim Kardashian, que en vista de los acontecimientos está "reevaluando" su relación con la firma.

Solo Kanye West, increíblemente, dado que él mismo tuiteó, poco antes de alabar el nazismo y a Adolf Hitler y que le cerraran la cuenta (de nuevo), que Dios cuidaba de Balenciaga, ha declarado que "las celebridades están controladas por aquellos que controlan el mundo" y por eso nadie debería dejarse influencier y ninguna de las estrellas habla del tema.

Esto, claro, ha encendido los ánimos de la gente, que buscan respuestas claras y contundentes de todos los famosos que colaboran con la firma, sobre todo los más sonados: Lady Gaga, Jay-Z y Beyoncé, Adele, Rihanna, Emily Ratajkowski, Brad Pitt, Taylor Swift, Miley Cyrus, Madonna, Ellen DeGeneres, Doja Cat, Selena Gomez, Jennifer Laerence, Jennifer Lopez o Cardi B. Ninguno de ellos, por ahora, ha querido hablar.

Y Salma Hayek. Pero, sobre todo, su esposo, François-Henri Pinault. El empresario y multimillonario francés es el director general de Kering,la cual administra Balenciaga y fundador y presidente de Artemis Groupe, que contiene la empresa de subastas Christie's.

¿Y por qué Christie's? Pues porque la relación de grandes firmas con satanismo y pedofilia no ha hecho más que empezar y han salido a la luz obras de arte -de Jake y Dinos Chapman- vendidas por la firma en las que se sexualiza de manera siniestra la infancia, desde niñas desnudas a bebés y niños pequeños a los que les han cambiado las narices o en ocasiones las caras por penes erectos u otras genitalias.

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