Ha pasado mucho tiempo desde aquella entrevista en la que el príncipe Harry y Meghan Markle, ante Oprah Winfrey, denunciaron el racismo dentro de la familia real británica. Sin dar nombres, sin detallar demasiado, pero esas palabras estaban ahí, en horario de máxima audiencia. Y aunque podría parecer que desde aquello la relación entre los duques de Sussex y Buckingham Palace, a pesar de sus tiranteces, se había relajado debido a la muerte de la reina Isabel II y la coronación del nuevo monarca, Carlos III, algo que les unió a todos, un premio y unas palabras de Kenny Kennedy han desenterrado el hacha de guerra de los medios ingleses contra la pareja.

La hija de Robert F. Kennedy, fiscal general y luego senador de Estados Unidos, hermano del presidente John F. Kennedy y también asesinado -en 1968-, es la presidenta de la RFK Foundation, una organización que vela por los Derechos Humanos. El próximo 6 de diciembre se celebrará su gala anual.

A ella asistirán Harry y Meghan dado que les han concedido un premio, el Ripple of Hope, gracias a su labor por su lucha contra las injusticias raciales y sociales y su trabajo de concienciación de la salud mental con, por ejemplo, su fundación Archewell. Y todo se habría quedado en eso, en una condecoración más, si no fuera por la entrevista que Kenny concedía la semana pasada a Vanitatis.

El príncipe Harry y Meghan Markle se lanzan de lleno al metaverso

En ella, Kennedy adulaba a la duquesa por su ejemplo contra el racismo y explicaba que "pocos tendrían el valor de cuestionar a sus colegas, a sus familiares y a su comunidad sobre la estructura de poder que han mantenido". "Ellos sabían que si lo hacían, tendría consecuencias: serían condenados al ostracismo, perderían su familia, la posición que ocupaban dentro de esa estructura y la gente les culparía por ello", añadía.

Y luego añadía: "[Meghan y Harry] Fueron a la institución más antigua de la historia de Reino Unido y les dijeron que aquello no estaba bien, que no podía haber racismo estructural dentro de la institución y que no podían mantener una incomprensión sobre la salud mental". Estas palabras han cabreado a toda la prensa británica, que ve en ello un ataque frontal a su monarquía.

Daily Mail, The Times, The Telegraph, The Mirror o The Sun se han hecho eco de la noticia llevándolo a su portada, casi siempre añadiéndole cierto retintín a la lucha "heroica" que han librado los duques desde que tienen un altavoz y, por ejemplo, el último de los susodichos periódicos se despachaba a gusto: "Meghan y Harry aceptarán el premio de la Robert Kennedy Foundation por tomar una postura heroica contra el racismo en la familia real con una gala plena de amor a un millón de dólares por mesa".

Uno de los mayores enemigos de los duques, el periodista conservador Piers Morgan, se mofaba en Twitter: "Absolutamente ridículo. Estos dos estafadores aún no nos han dado ninguna prueba fidedigna de un solo acto de racismo que encontrasen en la Familia Real. Nada". Asimismo, medios franceses, australianos, mexicanos y, claro estadounidenses también daban la información, si bien no añadían el sarcasmo de los periódicosbritánicos.

Estos medios, además, se han ido encendiendo poco a poco con la polémica y a través de columnas han puesto el grito en el cielo por lo que ya consideran un "insulto" incluso al propio premio, a la memoria de quien era conocido como Bobby Kennedy y a la propia lucha contra el racismo, pidiendo en algunas ocasiones que Harry y Meghan tengan lo que para ellos es decencia y no acudan a la gala a recoger el galardón.

Para empezar no entienden que un premio creado en medio de los problemas raciales en Estados Unidos o Sudáfrica se preste a distinguir a Harry y Meghan por decir en una entrevista que un miembro de La Firma les preguntó por el color de piel que podría tener su hijo Archie cuando la duquesa estaba embarazada, sobre todo cuando ha habido personas como el defensor de los derechos civiles Martin Luther King o el presidente Nelson Mandela en dichas problemáticas raciales.

Además, se quejan los periodistas de la devaluación de un Ripple of Hope que se le ha otorgado en galas anteriores a nombres como el Premio Nobel de la Paz Desmond Tutu o Barack Obama, si bien es cierto que siempre se lo suelen conceder a gente conocida como Bono, Taylor Swift, George Clooney, Bill y Hillary Clinton, Al Gore, Joe Biden, Nancy Pelosy, Tim Cook, Robert De Niro o, en 2019, en una de sus etapas más polémicas por su conocida transfobia, a J.K. Rowling. Este año también se lo han concedido al presidente ucraniano Volodymyr Zelenskyy.

Desde el Daily Mail, la periodista A.N. Wilson considera "la aceptación de este premio es una presunción monstruosa" si "esta pareja mimada" lo recoge. The Times arguye que el premio es "un mal chiste". Para Mail Online, demandado por el príncipe Harry conjuntamente con Elton John, no se cortan: "Nos desesperamos al ver que dos personas tontas, autoengañadas y demasiado privilegiadas no se dan cuenta de lo necios que se han vuelto desde que se fueron a vivir a California".

Nile Gardiner, comentarista conservdor y exasistente de Margaret Thatcher, le ha pedido a Carlos III que los "despoje de sus títulos reales de manera rápida y fulminante". Para David Nasaw, finalista del Premio Pulitzer y autor de The Patriarch, sobre el padre de John y Bobby Kennedy, el premio está "entre lo sublime y lo descaradamente ridículo".

Sin embargo, las reacciones en las redes sociales han sido bien distintas, con los usuarios recordando cómo se lucró la monarquía británica con el colonialismo y la esclavitud, multitud de imágenes y vídeos de actitudes o actos intrínsicamente racistas de miembros en activo de la familia real o que el propio padre del rey, el duque de Edimburgo, tenía conexiones familiares a una ideología tan xenófoba como el nazismo, ya que sus cuatro hermanas se casaron con jerarcas y aristócratas alemanes, siendo uno de ellos oficial de las SS de Hitler.