OPINIÓN

La peor función de teatro del mundo… y se representa en Madrid

Una escena de 'La función que sale mal'.
Una escena de 'La función que sale mal'.
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Una escena de 'La función que sale mal'.

Cuando era niño ya se veía venir. Me encantaba disfrazarme, inventar historias y jugar a roles (normalmente yo hacía el papel de tipo duro y callado, porque así tenía que hablar menos y era más fácil, que antes que artista uno es vago).

Así que acabé por ser actor. Podía haber sido ingeniero y hora podría haberme comprado Twitter, pero no enloquecí lo suficiente, así que sólo acabé como periodista y como actor.

Hoy vengo a hablarles de la peor función del mundo, que no esconde lo que es en el nombre: La función que sale mal. Puede parecer contradictorio, pero es la mejor comedia de teatro que he visto en años.

La función que sale mal, en el Teatro Marquina de Madrid cuenta la historia de una compañía de teatro universitaria que representa la obra Asesinato en la mansión Haversham. Es metateatro, una función dentro de una función.

No te da tiempo a reírte todo lo que quieres, lleven un tupper para las risas de después. Cualquier espectador que la vea se romperá esa zona donde la espalda pierde el nombre, que podría ser el cuello, pero no, me refiero al culo.

Todo lo que pasa en La función que sale mal es risible, sobre todo si has sido actor, porque todo lo que pasa es susceptible de haber pasado en la vida real de cualquier compañía, aunque en esa les pasa de todo.

Desde fallos en el texto, en el atrezo, en la regiduría, en el decorado, en el sonido, en los técnicos… Pero a la vez que un desastre es un ejemplo del dicho de que el espectáculo debe continuar.

La realidad, en cualquier caso, es tozuda y supera siempre la función. A mí se me han caído los ladrillos de una prisión en plena función, porque estaban pegados con celo. Yo me he apuntado la lista de escenas en un servilletero del atrezo y he salido a actuar en obras que nunca se habían ensayado enteras.

En una de las compañías había un tipo que era mágico. Se quedaba en blanco con una magestuosidad increíble. De repente le tocaba hablar y se te quedaba mirando en silencio, pero con una prestancia y una solemnidad que todo el público pensaba que el que se había quedado en blanco eras tú.

La gracia de La función que sale mal es que para que salga mal ha de salir perfecta. Requiere una coordinación, una coreografía y una ejecución muy, muy fina que el elenco lleva a cabo con maestría.

No voy a hacer spoilers, o lo que viene siendo reventarles la obra. Solo diré que hay que las cosas pueden empezar a salir mal incluso antes de que empiecen.

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