Borja Terán Periodista
OPINIÓN

Por qué 'Benidorm Fest: los elegidos' no ha funcionado en audiencias: lo que olvidó del éxito de la música en televisión

Sharonne, una de las candidatas que intentó un espectáculo para tele.
Sharonne, una de las candidatas que intentó un espectáculo para tele.
RTVE
Sharonne, una de las candidatas que intentó un espectáculo para tele.

La cita de Eurovisión pulveriza audiencias. El festival nos sigue uniendo frente al televisor. Más allá de fans y eurofans, la audiencia masiva se queda fascinada por un espectáculo que une lo mejor de la televisión, el riesgo musical y la libertad mental. La suma de estos ingredientes se ha replicado, también con éxito, en el Benidorm Fest. Hace un año, el acierto fue crear un acontecimiento reuniendo en el mismo escenario a diversidad de músicas y artistas, en un intercambio entre géneros, estéticas y pensamientos. De hecho, el ingenio de la primera edición del Benidorm Fest estuvo en que traspasó el nicho del estereotipo 'eurovisivo' que siempre se presupone para plasmar la pluralidad artística de este tiempo. Lo conocido y lo desconocido. La tendencia y lo indi. Incluida la música con discurso. Ese intercambio de miradas, vivencias y talentos representa a la televisión pública en su máxima expresión, la que retrata cómo somos, descubre lo que queremos ser y la que hasta nos hace pensar lanzándose sin demasiado vértigo al show.

Ya vuelve el Benidorm Fest, sí. Y TVE ha presentado a los elegidos a participar en una especial que se ha emitido el pasado sábado. En pleno puente de Halloween. Sin embargo, esta vez, no se ha logrado reproducir el éxito. Sólo un 6 por ciento de espectadores y poco más de 600.000 personas vieron la denominada "gala". Quizá ahí empieza el problema de que no se haya conseguido generar interés con este programa: Eurovisión nunca se autodenominará "gala", con todo lo que acarrea este termino.

La fecha de la emisión de Benidorm Fest: los elegidos era mala de por sí. En medio de un puente, con parte del público potencial del espectáculo disfrazado de drácula sexy y calabaza descocada. Aunque para el mal resultado hay dos claves de mayor peso. Primero, no se presentaban todavía las canciones que concursarán. Segundo, un formato asociado a Eurovisión no puede ser precipitado. Porque, entonces, no hay tiempo para planificar, para ensayar e incluso para crear un guion a tono con lo que representa el show. Y, claro, la música no entra por los ojos. Y, claro, se termina usando términos de 'Murcia, qué hermosa eres' en plan "llegamos al ecuador" (sí, lo dijeron) o "en vivo y en directo" (también lo dijeron), mientras que se sonríe penetrantemente a cámara en todos los silencios. Tics de cuando no hay formato propio.

Si TVE quiere aprovechar el fenómeno de Eurovisión debe primero dar entidad propia de acontecimiento al Benidorm Fest. La "gala" de los elegidos se centró demasiado en manoseados clichés eurovisivos (¡en octubre!), ya amortizados. Y, lo que es peor, olvidándose de que eran los elegidos para el Benidorm Fest. Hay que dar la aureola a Benidorm como gran evento único y propio, lo otro ya vendrá.

Pero, sobre todo, para proteger e incentivar el interés de un espectáculo de prime time de estas características no hay que desgastar a los artistas enfrentándoles a un escenario vacío. Si algo enseña Eurovisión y si algo ha recordado el Benidorm Fest es que la música destaca y trasciende en televisión cuando se plantea una historia a través de la pantalla con una dirección artística contundente. La música en tele no cautiva cuando la realización va a pillar a lo loco a ver qué pasa en el plató. Se necesita la elaboración de un desarrollo narrativo en el que realización, iluminación, fondos escénicos y mirada de los protagonistas estén coordinados para crear una experiencia. Hay muchas formas de hacerlo, desde la interpretación íntima o desde el show con golpe de efecto como intentaron con todo su talento Agoney o Sharonne. Pero en esta previa era difícil con fondos reciclados de Dúos Increíbles y una realización que grababa lo que podía, que hacía que nada se pareciera al sello Benidorm Fest. Aunque fuera el punto de partida de Benidorm Fest 2023.

Mejor guarda la inversión para el momento exacto que precipitar el gasto. Los artistas de la música ni los profesionales de la tele han tenido suficiente margen para preparar este programa que transmite improvisación y, como decía Chicho Ibáñez Serrador, la improvisación puede desgastar la expectativa. Porque el gran espectáculo vive de la ensoñación, pocas veces de la sobreexposición.

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