Después de lo sucedido esta semana en el Reino Unido, ¿la derecha política de nuestro país será capaz de extraer, aunque sea por una vez, alguna lección terrenal? ¿O seguirán en su mundo fantasmal?

La primera ministra Liz Truss llegó al cargo prometiendo bajar impuestos para ayudar a crecer económicamente al país, y visto su desenlace -solo ha aguantado 44 días en el cargo- se confirma que la teoría liberal, jamás demostrada, sobre que recortar impuestos eleva el crecimiento, eleva la recaudación y baja el paro, no deja de ser simplemente una fantasía económica sostenida durante años por los liberales, sobre todo cuando se encuentran en campaña electoral.

En España, el exministro de Hacienda Cristóbal Montoro ya reconoció en marzo del año 2017 que "las promesas y compromisos del Partido Popular en materia presupuestaria no tienen demasiado valor" cuando se le preguntaba una y otra vez por qué jamás fue capaz de cumplir con los objetivos de déficit y deuda pública que se acordaban en Bruselas. No solo mentía el Partido Popular a Europa, sino que también mentía -y mucho- a los españoles que le confiaron su voto a cambio de esas rebajas impositivas tan prometidas en la campaña electoral del año 2011.

Y es que por todos es conocido que las mentiras tienen las patas cortas y las de la derecha se caen una tras otra: ni bajar impuestos fortalece el crecimiento, ni reduciendo a mínimos los impuestos recaudaremos más, ni la subida del Salario Mínimo Interprofesional (SMI) aumenta el paro, ni la reforma laboral acabará con la contratación en el mercado de trabajo, ni el Gobierno se forra, ni subir las pensiones compromete el futuro de nuestros jóvenes, ni las grandes empresas huyen de nuestro país.

Liz Truss, en su despedida: "Fue un enorme honor servir al Reino Unido"

Lo que sí sabemos es que una rebaja generalizada de impuestos afecta al déficit público aumentándolo y recorta nuestro estado del bienestar. Porque ni la Sanidad ni la Educación ni los servicios sociales o las inversiones se financian solas. Así que las teorías económicas del Partido Popular, a las que nos tienen sometidos día sí y día también, solo son falsas y populistas promesas electorales ya conocidas por todos y todas.

Así que cada vez que "el buen gestor" de Feijóo prometa la fantasía de un mundo mejor sin impuestos, para que así aumente el crecimiento y se recaude más, acuérdense de que no hace mucho ellos gobernaron, subieron todos los impuestos -y lo hicieron sin pudor más de 50 veces-, recortaron servicios esenciales del estado del bienestar y aumentaron el déficit y la deuda pública.

Sus mentiras, como ha pasado en el Reino Unido, se derrumban una tras otra, por sus hechos y porque lo terrenal siempre se ha impuesto a lo fantasmal.