Borja Terán Periodista
OPINIÓN

Kiko Hernández, la decadencia de la teletienda

Kiko Hernández, en la teletienda
Kiko Hernández, en la teletienda
Mediaset
Kiko Hernández, en la teletienda

En tiempos de todo a un clic en la red, la teletienda puede parecer un invento desfasado. Quedan obsoletos aquellos vídeos que salpicaban toda la programación televisiva con personas sonrientes que intentaban que el espectador comprara, ya mismo, sin pensárselo nada, un producto absurdo.

La teletienda representa a los pícaros de la venta callejera llevados a las artes del plató de televisión, donde lo importante es que el espectador pique el anzuelo de productos que, habitualmente, no necesita. Siempre explicados como una ganga que no se puede dejar escapar. Muy de trileros, muy de ética elástica. 

A pesar de que el público al que va directa la teletienda ha ido dejando de existir, este género publicitario se ha adaptado para atraer a desorientados en las noches de la televisión. Y lo ha hecho a través de la "credibilidad" de personajes del cancaneo nacional. Así Kiko Hernández, de Sálvame, tiene su propio canal de venta noctámbula en Mediaset. 

'Mejor llama a Kiko' se llama este espacio, que se lanzó ya hace cuatro años y en donde se pueden encontrar desde pulseras a colchones. Todo recomendado por la gran verborrea de un mercenario del cuore, que puede defender vehementemente algo de un personaje y criticar lo mismo al día siguiente. También vehemente. "Cualidad" perfecta para colocar baratijas en el mercado. Eso sí, sin decir el precio real. Sólo incidiendo en una pequeña cuota mensual a plazos, que fomenta la percepción de que todo es un chollo. 

En el fondo, esta televenta noctámbula representa una decadencia de una manera de hacer televisión porque enseña las costuras del personaje mercenario. La sobreactuada sonrisa de Kiko Hernández mientras intenta embaucar con las bondades de un reloj también está delatando que siempre ha sido un hombre dispuesto a vender aquello que tenía que vender, ya fuera una polémica de Sálvame o un sofá confort. Aunque no creyera en ello. Su teletienda que se repone en las madrugadas subraya sin proponérselo que, en la tele como en la vida, para que confíen en ti no todo puede comunicarse igual que en una tómbola.

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