Miguel Ángel Aguilar Cronista parlamentario
OPINIÓN

Y tú más, en el Senado

Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo, esta tarde, en el Senado
Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo, en el Senado
EFE/ Fernando Alvarado
Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo, esta tarde, en el Senado

Eran las 16.01 horas en el palacio del Senado y en el salón de sesiones daba comienzo el Pleno de la Cámara donde estaba anunciada la comparecencia del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez Pérez-Castejón, para informar sobre el alcance de las medidas económicas y fiscales adoptadas por el Gobierno y el papel de las comunidades autónomas en su implementación y en el mantenimiento del estado de bienestar.

La comparecencia era muy de agradecer, habida cuenta del ninguneo habitual destinado a la que en otros tiempos fue merecidamente denominada la cámara oscura. Pero los pedrólogos dudan de si la inusitada atención que Sánchez está prestando al Senado deriva de su descubrimiento de la interesante función que puede prestar, dado que solo tiene ocho grupos parlamentarios y que ni Vox ni Unidas Podemos ocupan escaño alguno, o si obedece, más bien, al propósito de arremeter contra el nuevo líder del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, nuevo en esa plaza tras su designación por la comunidad autónoma de Galicia el pasado 24 de mayo, de conformidad con el artículo 69.5 de la Constitución.

Algunos socialistas reconocieron que las encuestas estaban detectando la crecida de la aceptación de Feijóo

Desde luego, la intervención del presidente Sánchez en su anterior comparecencia en el Senado, el martes 6 septiembre, fue un recital basado en el estricto seguimiento de la consigna de aniquilar al soldado Feijóo. Algunos socialistas requeridos al concluir la sesión, pasadas las diez y media de la noche, para que explicaran la desaforada ferocidad de su Pedro, reconocieron sin ambages que las encuestas estaban detectando la crecida de la aceptación de Feijóo y el peligroso trasvase directo del voto de un sector socialista que se descolgaba yendo a parar al PP. De ahí que la urgencia máxima fuera tapar esa brecha.

Claro que, una vez más, el exceso de dosis podría terminar siendo venenoso y está probado que el abandono del principio que recomienda la más cuidadosa elección de los enemigos puede ser contraproducente y terminar por encumbrarlos. Un ejemplo meridiano de lo anterior pudo observarse en el caso de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, a cuyo desguace dedicó Pedro Sánchez sesiones enteras del Pleno del Congreso de los Diputados con el resultado de convertirla en figura del toreo y facilitarle el triunfo en las elecciones autonómicas del 4 de mayo de 2021 sin necesidad de apoyos de Vox.

Sobre el Pleno del martes en el Senado pendía el acuerdo para la renovación del Consejo del Poder Judicial que ni Pedro ni Alberto querían perjudicar, de modo que una vez más se comprobó que las cuestiones de máxima relevancia se dejan en la oscuridad del silencio. En cuanto a la sesión, su esquema da todas las ventajas al presidente del Gobierno, suponiendo que disponer de tiempo ilimitado para sus intervenciones sea ventajoso. Pero la tarea de Núñez Feijóo debería haber sido hacer de la dificultad virtud y rehusar incluso y al menos a la mitad del minutado que tenía disponible según el reglamento y lo dispuesto por las normas establecidas para esas comparecencias.

Reconózcase a Sánchez, patriota sin tacha, el mérito de aguantar impasible el ademán

Además, alguna vez, el líder de la oposición tendría que desconcertar adelantándose a atribuirse los reproches que sin duda le lanzará Sánchez en cuanto tome la palabra. Reconózcase a Sánchez, un patriota sin tacha, el mérito de aguantar impasible el ademán, que sus socios parlamentarios y gubernamentales hagan toda sin clase de chanzas sobre cualquiera de los símbolos de la nación sin que nadie imagine siquiera la que se desencadenaría si alguien se acogiera a la recíproca.

Los partidos que llevan en la brega suficientes décadas tienen en sus mochilas aciertos, errores, momentos excelsos y ruines, merecen reconocimientos y denuestos. Por eso, los intentos a los que se entregan los portavoces de sus grupos parlamentarios de reescribir la historia con el intento de ponerse todas las medallas y negar a los contendientes que compiten servicio alguno al país son ridículos y deberían sernos evitados en adelante. Basta ya de las sesiones del y tu más.

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