A fondo

La izquierda coge el testigo de los chalecos amarillos contra Macron y convoca paros este martes por la inflación y la carestía de gasolina

Imagen de la manifestación de este domingo en París.
Imagen de la manifestación de este domingo en París.
EFE
Imagen de la manifestación de este domingo en París.

Los franceses siempre le han tenido querencia a la protesta; a salir a la calle para protestar por lo suyo. De una de esas nacieron muchos de esos derechos que como ciudadanos hoy nos parecen normales. Eso fue en 1789: los hombres y mujeres de Francia no tenían ni pan. Ahora, más de 200 años después, en una protesta más modesta y menos histórica, miles de franceses toman otra vez la calle.

El motivo, en cualquier caso, es parecido. El pan de entonces se llama hoy carestía de la vida. Este domingo, unas 140.000 personas, según los convocantes (30.000, según la Policía), salieron a las calles de París para secundar la convocatoria "Contra la carestía de la vida y la inacción climática".

La protesta estaba organizada por la Francia Insumisa (LFI) de Jean-Luc Mélenchon y apoyada por el resto de fuerzas de izquierdas y con presencia de los Chalecos Amarillos. Las razones del malestar son, básicamente, el desabastecimiento de gasolina en varias partes del país por la huelga en las refinerías y la merma del poder adquisitivo por la alta inflación.

Macron: un atajo para aprobar los presupuestos

Una de las demandas que más exigieron los manifestantes fue la de aplicar un impuesto especial a las compañías que hayan tenido lucros desproporcionados durante la guerra de Ucrania, algo a lo que se opone, de momento, el Gobierno del presidente Emmanuel Macron.

A todo ello hay que añadir el malestar creado por la probable aprobación del plan de Presupuestos del Gobierno para el 2023 sin debate, por la vía rápida. El Ejecutivo de Macron, sin mayoría absoluta en el Parlamento, podría sufrir una moción de censura por parte de la oposición si aprueba por la vía rápida el plan de presupuestos para 2023 a través del artículo 49.3 de la Constitución.

Este martes hay convocada otra marcha y una jornada de paros, esta vez de los sindicatos, que prevén una "movilización interprofesional" dirigida a parar varios sectores productivos clave. Entre los sindicatos convocantes figuran la CGT a Force Ouvrière, Solidaires y FSU.

Gasolina cara y escasa

La gasolina en Francia está también muy cara, pero en su caso al precio se suma otro factor para enfadar a los ciudadanos: escasea. La culpa la tienen las huelgas en varias refinerías y centros de almacenamiento de Esso y TotalEnergies, las principales empresas del sector.

Los trabajadores de las refinerías están en huelga. Exigen un incremento salarial del 10% (un 7% para compensar el efecto de la inflación y un 3% adicional para la redistribución de los beneficios). Como ocurre en otros países de la UE, las dificultades ante una inflación muy alta duelen más cuando se comparan con las cifras de beneficios de muchas grandes empresas.

Una gasolinera de TotalEnergies en París, Francia, el pasado mes de marzo.
Una gasolinera de TotalEnergies en París, Francia, el pasado mes de marzo.
Europa Press

Las organizaciones sindicales que han convocado la movilización de este martes critican al Ejecutivo de Macron por su actitud en el paro de las refinerías. En concreto, que hayan obligado a los empleados a acudir a su puesto de trabajo para evitar la escasez de combustible, como detalla France 24.

Las requisas del Gobierno son un obstáculo al derecho de huelga", dice CGT

Después de casi tres semanas de huelga en las refinerías y depósitos de carburante, este lunes el Gobierno requisó el depósito de combustible de Feyzin (Ródano). Philippe Martinez, secretario general de la CGT, ha dicho en France Inter que "las requisas son un obstáculo al derecho de huelga".

"Lo hacemos por los franceses, no lo hacemos contra los huelguistas, son [las requisas] absolutamente necesarias para que la gente pueda seguir yendo a trabajar y satisfacer sus necesidades básicas", ha dicho Agnès Pannier-Runacher, ministra de Transición Energética. De momento, un juzgado (el de Rennes) consideró el pasado viernes que el derecho de requisa solicitado por el prefecto de Ille-et-Vilaine no era válido.

Lo hacemos por los franceses, no lo hacemos contra los huelguistas"

En todo caso, aproximadamente una de cada tres gasolineras de todo el país no ha sido abastecida como debería en los últimos días, según los datos facilitados por el Gobierno. Las cifras son aún peores en algunas regiones del norte del país y en los alrededores de París. El resultado, colas en las gasolineras y en el sur del país, visitas a los surtidores españoles.

Solventado el problema en Esso, las huelgas siguen afectando a las refinerías de Total Energies en Normandía, Donges, La Mède y Feyzin, así como al depósito de Dunkerque. Este lunes, el ministro de Economía y Finanzas, Bruno Le Maire, alzó la voz diciendo que era necesario "liberar los depósitos de combustible y las refinerías", cuenta Le Monde.

Aunque el Gobierno siga utilizando la fuerza -como ha anunciado- para permitir la salida de suministros de los depósitos afectados por los paros, Francia necesitará algún tiempo para volver a la normalidad. "Volver a abastecerse al 100% en todas partes llevará tiempo", dijo el ministro francés de Transportes, Clément Beaune, a radio France Inter. Cree que la normalidad en las estaciones de servicio podría llegar la próxima semana.

Cuatro años después de nacer los chalecos amarillos

Pero la visión de miles de franceses paseando su descontento por la calles no es algo nuevo para Macron. Ahora en octubre se cumplen cuatro años del nacimiento del movimiento de los chalecos amarillos. Aquella movilización también nació para protestar por el alza del precio de los combustibles y la pérdida del poder adquisitivo, prácticamente como ahora.

Fácilmente reconocibles por sus chalecos amarillos, hicieron eco de un amplio malestar contra Macron, del que acabaron pidiendo la dimisión. Las protestas, en las que llegaron a participar unos tres millones de personas, se volvieron violentas y las fuerzas de seguridad las respondieron con feroz represión.

Esto no es un problema belga o francés, es un problema europeo"

Desde el inicio de las manifestaciones, el 17 de octubre de 2018, hasta el 10 de enero de 2019, más de 6.400 manifestantes fueron detenidos por la policía y 2.100 resultaron heridos. Según un exhaustivo recopilatorio realizado por el diario Mediapart, hubo más de 500 casos de abusos policiales (22 manifestantes perdieron un ojo, cinco una mano y 210 sufrieron heridas en la cabeza.

Un malestar francés y europeo

El malestar francés no es muy distinto del que se respira en otros países europeos. Primero la pandemia y luego la guerra de Putin han dinamitado la paz económica de la mayoría de países de la Unión Europea.

Entre los manifestantes del domingo en París estaba el diputado de la región belga de la Valonia John Beugnies, del Partido del Trabajo (PTB). Sí, de Bégica. "Esto no es un problema belga o francés, es un problema europeo. Es importante haber venido aquí para que este movimiento se amplifique y los de arriba nos escuchen y no nos dejen solo las migajas", dijo a los medios.

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