Borja Terán Periodista
OPINIÓN

'Joaquín, el novato': la televisión de Bertín Osborne ya tiene heredero

Claves de la fórmula para el éxito televisivo

Joaquín, el novato
Joaquín, el novato
Antena 3
Joaquín, el novato

En estos tiempos en los que parece tan difícil discernir por qué unos programas funcionan y otros no, 'Joaquín, el novato' constata el origen del éxito televisivo en la era de las redes sociales: contar una historia intentando cuidar todo el desarrollo narrativo, tanto en contenido y continente. El espacio se ve bonito, cuida la estética, la música y el hilo conductor. Así no se parece nada a los impactos visuales que nos llegan por el móvil y añade un plus.

La televisión se diferencia acudiendo al origen: la experiencia visual con una premisa clara. Como indica el nombre del programa, aquí la premisa está en que el futbolista sale de su área de confort para aprender un oficio en cada capítulo. Y lo hace con un maestro popular, claro. Ya está el reclamo: Joaquín conversando con personalidades. Pero la charla se reviste de un objetivo dramático. Primero hablan, después se ponen a prueba. El guion intenta no dar tregua con ingenio. De un vistoso sketche inicial para ir sumando adeptos a un desenlace que cierra la trama a ir alimentando sutilmente la curiosidad del espectador para que aguante hasta el final. En este recorrido, la charla busca la sonrisa de la audiencia. A veces, recurriendo a temas manidos pero que no fallan: como preguntar a Dabid Muñoz, primer entrevistado, otra vez sobre si la tortilla debe ser cebolla o sin cebolla. Lo inteligente será equilibrar el tópico de siempre (que ya conoce el espectador) con cuestiones que descubran y documenten lo desconocido, tanto de los convidados como del propio Joaquín.

Porque Joaquín es el epicentro. La sociedad española criada en la cultura del fútbol le ha visto crecer, incluso ha visto desatarse su humor muy generación EGB. La vida vista en chiste. Dando desarrollo al personaje, funcionará en televisión, pues Joaquín reúne esa inconsciencia consciente que propicia que no le impongan las cámaras. Y se tira a la piscina.

Una actitud que recuerda a Bertín Osborne. Hombre campechano, pero de otra generación. Lo que suma y resta a la vez. Suma porque Joaquín está por explorar, resta porque no tiene las tablas como presentador de Bertín y la conversación le cuesta más. Quizá el primer capítulo debería haber sido Bertín enseñándole a presentar, a su manera. Lástima que esté en Telecinco. Aunque aprueba con nota, es normal que a Joaquín no le salga con tanta naturalidad aquello de hilar las preguntas. Porque ser entrevistado es fácil, ser buen entrevistador requiere de experiencia además del apoyo de pinganillos.

Pero Joaquín ya es el heredero oficial de Bertín Osborne. La fórmula recuerda mucho a 'Mi casa es la tuya'. No obstante, detrás está el mismo equipo. La autoría del realizador, Seli Martínez, se nota. Hábil en enriquecer el relato del show con una armónica coreografía de imágenes que contextualizan con destreza a los protagonistas y, también, sus vidas. No hace falta una pantalla led para proyectar "cosas", en el mismo entorno de la localización real se pueden incorporar imágenes de archivo tirando de creatividad y postproducción. Toda la televisión debería experimentar con la imagen y el sonido. Como hace este programa, que no se queda en conquistar a la audiencia con exclamaciones efímeras y, sobre todo, intenta encontrar ese relato con recorrido que crea comunidad. Hasta el último minuto, incorporando en la trama a la familia del futbolista. 'Joaquín: el novato' no sólo tiene un fichaje estelar, quiere narrar una fructífera historia que entre por los ojos, el oído y la memoria.

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