Carlos III hereda la corona de un país sumido en una profunda crisis. Y también el enquistado problema de Gibraltar, que afecta a la política española y muy directamente a la economía y la seguridad de los habitantes de la bahía de Algeciras. El puerto se reabrió el miércoles, tras el grave accidente de un buque, que pone sobre el tablero el descontrol de esas aguas. Los submarinos nucleares las surcan sin aviso a las autoridades españolas y las convierten en un polvorín. Son asuntos graves que requieren más atención de la ONU y sobre todo más contundencia española.
OPINIÓN12.09.2022 - 06:20h
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