Quizás seas una de esas personas que declara: «hay tanta desinformación que ya no me creo nada». Totalmente normal. En la red circula muchísima información, en muchas ocasiones, errónea o, lo que es inadmisible, creada a conciencia para atacar y desprestigiar a un grupo de personas. En los últimos años somos testigos de que el relato sobre la migración, alentado por posturas xenófobas a través de la desinformación, construye percepciones distorsionadas sobre las personas migrantes, perpetuando el racismo, así como desviando intencionadamente el foco de las verdaderas causas estructurales de la desigualdad, utilizando a las personas migrantes como chivo expiatorio.

El lenguaje, las imágenes y mensajes que escuchamos a diario influyen en las percepciones y creencias sobre las personas migrantes. Afectan directamente a su vida y a la sociedad en su conjunto, dificultando la convivencia y limitando su contribución al bien común. El discurso antinmigración, que se esconde tras los bulos, activa marcos mentales asociados al miedo –falta de seguridad, pérdida de estándares de vida y de identidad cultural– constituyendo una amenaza para los valores democráticos y la cohesión social.

España y Marruecos refuerzan el control del espigón del Tarajal tras la entrada a nado en Ceuta de 21 menores solos

Frenar la desinformación, verificar con hechos y datos y compartir desmentidos y narrativas transformadoras son pasos necesarios para avanzar hacia la justicia social. Para contribuir a ello ponemos en marcha Frena–Verifica–Comparte junto a Maldita, Mundo en Movimiento y Trabajadoras del Hogar y Cuidados de Zaragoza. Cambiar imaginarios es acabar con el racismo estructural.