El fiscal pide un año de cárcel para unos inquilinos que se negaron a abrir a la Policía

  • Los agentes acudieron al domicilio tras recibir un aviso de gritos de "auxilio" de una mujer.
Agents de la Policia Nacional
Agentes de la Policia Nacional
POLICÍA NACIONAL
Agents de la Policia Nacional

La Fiscalía de Madrid solicita un año de cárcel para los cinco ocupantes de una vivienda del distrito madrileño de Villaverde que se negaron a abrir la puerta a los agentes de la Policía Nacional en diciembre de 2020, cuando existían restricciones por la pandemia de coronavirus, después de que estos recibieron una llamada donde se les informaba de que en su interior se oían los gritos de una señora que pedía "auxilio" y los sollozos de un niño.

Este es uno de los tres casos de 'patadas en la puerta' que se investigan en los juzgados madrileños y que ocurrió el 9 de diciembre de 2020 en la calle Pan y Toros de la capital, donde los dos agentes que intervinieron en el operativo estuvieron investigados por un delito de allanamiento de morada, pero finalmente se archivó la causa contra los policías y se acordó procesar solo a los moradores por resistencia o desobediencia.

Ahora la Fiscalía sostiene que aquel día, hacia las 5.30 horas, acudieron al piso varios agentes tras haber recibido una llamada en la que se alertaba de que había una señora que gritaba y un niño llorando en el interior de dicha vivienda.

Los agentes, "con la finalidad de garantizar su seguridad", llamaron a la puerta repetidamente, pero nadie abrió, a pesar de que insistieron en "numerosas" ocasiones, se puede leer en el escrito del fiscal.

Insultos y amenazas

Finalmente, L. D. M. G. accedió a abrir y los pidieron información sobre una mujer y un niño, pero el acusado "se mostró chulesco y poco colaborador, no facilitando la información sobre las personas que se hallaban en el interior y su estado, temiendo los agentes que se tratara de un suceso de violencia de género o doméstica", detalla el fiscal, que relata los insultos y amenazas que profirió.

Dada la imposibilidad de acceder a la vivienda y garantizar la seguridad de la mujer y el niño, los agentes observaron que había varios varones en el interior de la vivienda, "quienes también se dirigieron a los agentes con expresiones similares, todos ellos en actitud agresiva". En ese preciso instante, los agentes solicitaron apoyo policial, pero al comprobar los acusados que acudían más policías, comenzaron a lanzar botellas de vidrio desde una de las ventanas de la vivienda hacia la calle.

Al ver que los inquilinos persistían en su negativa de dejar el acceso a la vivienda, "y dada su agresividad", se personó en el lugar de los hechos otro patrulla que desde la calle escuchó como una señora, desde una de las ventanas de la vivienda gritaba pidiendo "auxilio".

Tras varios forcejeos con la puerta, los agentes pudieron acceder a la vivienda y, "utilizando la fuerza imprescindible", redujeron y esposaron a los ocupantes de la casa mientras forcejeaban y lanzaban puñetazos y patadas.

En el atestado policial, al que tuvo acceso Efe, consta que la mujer y el niño estaban en un dormitorio del piso, en buen estado. Los moradores alegaron que no había fiesta ni peligro en la vivienda.

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