Los precios se dispararon un 10,2% en junio por las fuertes subidas de las gasolinas, alimentos y electricidad

Variación anual del IPC entre 2018 y 2022.
Variación anual del IPC entre 2018 y 2022.
Henar de Pedro
Variación anual del IPC entre 2018 y 2022.
El Índice de Precios de Consumo (IPC) subió un 1,9% en junio en relación al mes anterior.
Europa Press

El Instituto Nacional de Estadística (INE) ha confirmado este miércoles que los precios se desbocaron un 10,2% el pasado mes de junio, arrastrados por el encarecimiento de las gasolinas, los alimentos, la factura de la luz y en menor medida del alojamiento y la hostelería. El INE valida así el dato que ya avanzara a finales del mes pasado, que reflejaba también fuertes subidas en los productos con precios tradicionalmente más estables (la llamada inflación subyacente) del 5,5%, la más alta desde agosto de 1993.

Los datos que ha publicado el INE este miércoles reflejan un cambio de tendencia preocupante. Por primera vez desde que empezara la crisis de precios, los alimentos y las bebidas son el principal disparador del IPC y no las gasolinas o la electricidad. El mes pasado los alimentos aportaron 2,9 puntos porcentuales a ese incremento de la inflación del 10,2%, que supone un nuevo máximo desde 1985.

Tras los alimentos, los otros dos grandes responsables son el gasto en vivienda (donde se incluye la factura de la luz), que contribuyó con 2,7 puntos porcentuales al alza de precios en junio, y el transporte (que engloba la gasolina y el diésel), que aportó 2,5 puntos porcentuales más. De las 12 grandes categorías que forman el IPC, estas tres son responsables del 80% de la subida de precios registrada el mes pasado.

Si se analiza con mayor nivel de detalle, los productos que más han subido de precio en comparación con junio del año pasado son los combustibles líquidos para el hogar (104%); otros aceites comestibles como el de girasol (87,5%); los hoteles, hostales y pensiones (45%); el gasóleo (42,7%); la gasolina (34,4%); la electricidad (33,4%), el butano y el propano (33,4%), la pasta (28,8%), la harina (28,1%) y el aceite de oliva (27,2%).

En concreto, hay 46 productos que se han encarecido por encima del índice general del 10,2% de junio. De ellos, 30 son alimentos como los huevos (23,9%); la mantequilla (23,1%); salsas y condimentos (21,5%); la leche desnatada y la entera (21,1 y 20,7%); la fruta fresca (19,3%); los alimentos para bebé (16,7%), el yogur (15,6%); la carne de ave (14,1%), el pan (13,9%); la carne de vacuno (13,1%); el café (11,8%); el pescado (11%) o el queso (10,5%).

Los diez productos que más suben de precio en junio.
Los diez productos que más suben de precio en junio.
Henar de Pedro

Malos augurios para los próximos meses

La inflación se ha convertido en el principal caballo de batalla del Gobierno, que ha desplegado una amplia batería de medidas para tratar de aplacarla, todavía sin éxito. El presidente, Pedro Sánchez, se ha hecho eco del dato divulgado hoy por el INE del que ha dicho es "malo" y lo ha achacado a la guerra en Ucrania. "El recorte de exportaciones de Rusia, que ha hecho encarecerse al petróleo un 50%", ha destacado el presidente.

En un principio, la inflación debería ir cediendo en los próximos meses de manera mecánica. La forma más habitual de medir los incrementos de precios es hacerlo en términos interanuales, es decir, ver lo que han variado entre un mes y su equivalente del año anterior. Esto hace que el dato de inflación no dependa solo de los precios del mes en curso, sino también de los que se registraban el año previo. Si se tiene en cuenta que los precios comenzaron a subir con fuerza especialmente a partir de agosto del año pasado, lo lógico sería pensar que empezarán a moderarse cuando acabe el verano solo por ese efecto.

Sin embargo, desde que se desató la crisis inflacionaria, la realidad se ha empeñado en desmentir constantemente todos los pronósticos. Y el panorama económico internacional parece cada vez menos propicio. Rusia ha contraatacado a las sanciones que le ha impuesto el bloque occidental con interrupciones en el suministro de gas a varios países de la UE. Hasta el punto de que en Bruselas se trabaja con la hipótesis cada vez más factible de que Putin interrumpa por completo el suministro.

Los elevados precios del gas y de las gasolinas siguen siendo la causa principal de la crisis inflacionaria que sufren los países de la Unión Europea. Si el tránsito de gas ruso se interrumpe por completo, la inflación podría alcanzar cotas todavía más elevadas y persistir durante más tiempo.

Algo parecido ocurre con los carburantes, aunque en este caso el margen para interrumpir el suministro que le queda a Rusia es mucho más limitado, pues la UE ya ha decretado un embargo que afecta a dos tercios del petróleo ruso. Además, en este mercado es más sencillo sustituir a Rusia como proveedor que en el caso del gas por cuestiones logísticas.

En los últimos días, han llegado algunas señales esperanzadoras desde los mercados de materias primas. Por ejemplo, el precio del petróleo Brent ha bajado un 13% en comparación con el mes pasado, aunque todavía sigue claramente por encima del nivel alcanzado cuando empezó la guerra. Mientras que el trigo ha caído un 17,3% y ya está casi al mismo nivel que cuando empezó la guerra. Sin embargo, las sensaciones que llegan desde los mercados del gas son mucho más pesimistas. Los precios crecen de manera exponencial desde finales de junio y se acercan peligrosamente al pico alcanzado en las primeras semanas de la guerra.

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