El INE certifica el frenazo de la economía en el primer trimestre: el PIB creció solo un 0,2%

La vicepresidenta primera y ministra de Economía, Nadia Calviño, en el Senado
La vicepresidenta primera y ministra de Economía, Nadia Calviño, en el Senado
KIKO HUESCA / EFE
La vicepresidenta primera y ministra de Economía, Nadia Calviño, en el Senado

Malas noticias en el plano económico. El Instituto Nacional de Estadística (INE) ha confirmado este viernes que la economía española prácticamente se congeló en el primer trimestre del año tras crecer apenas un 0,2%, una décima menos de lo que la institución había avanzado en abril. Se trata del dato de crecimiento más bajo desde el primer trimestre de 2021, cuando la economía retrocedió un 0,5% en plena segunda ola pandémica y toques de queda.

Los motivos que explican el mal dato de crecimiento son el impacto sobre el consumo en ocio de la ola ómicron, las consecuencias de la invasión rusa de Ucrania (las tropas de Putin entraron en el país el 24 de febrero) y los efectos de los paros en el transporte en marzo sobre la producción y la distribución. Así lo señaló recientemente el Banco de España en su último ejercicio de proyecciones macroeconómicas

El escaso rebote del PIB registrado en los primeros tres meses del año ha sido el motivo principal que ha llevado a los analistas a rebajar sus previsiones de crecimiento para este año. El consenso actual que comparten ahora el Banco de España, la OCDE y el Fondo Monetario Internacional es que la economía española crecerá este año a un ritmo del 4,1%.

No obstante, el supervisor bancario confía en que el segundo trimestre vaya algo mejor y el crecimiento se eleve al 0,4%. La institución confía en que el final de prácticamente todas las restricciones sanitarias, el plan de choque del Gobierno para mitigar la inflación y el despegue del consumo impulsen el PIB. 

Las esperanzas de crecimiento para 2022 están puestas en la segunda mitad del año, donde los analistas vaticinan que la actividad debería ser más dinámica por la mejora en la confianza de hogares y empresas, la resolución de los cuellos de botella y el mayor despliegue del plan de recuperación. En los próximos meses, las esperanzas están puestas en la fuerte recuperación del turismo extranjero, que se notará especialmente en el tercer trimestre del año, donde el sector se juega un tercio de su facturación anual.

Sin embargo, estos augurios están cada vez más rodeados de sombras. Los propios analistas reconocen que la precisión de sus proyecciones en un contexto de tanta incertidumbre es limitada. Prácticamente cada semana se conocen nuevas informaciones que enturbian las expectativas de recuperación.

Cada vez son más las voces que alertan de que la economía mundial podría entrar en recesión ya este año. La inflación está siendo más difícil de domar de lo que se preveía, y los bancos centrales están apostando por fuertes subidas de los tipos de interés para tratar de frenar los precios. Unas medidas para controlar la inflación que se traducirán en un menor crecimiento económico.

En Europa la situación es particularmente compleja. Todavía son varios los países que no han vuelto a su nivel de PIB previo a la pandemia (entre ellos España, el más rezagado de la UE) y una política monetaria demasiado agresiva podría retrasar aún más la recuperación. 

En la UE, las consecuencias económicas de la invasión de Ucrania están agravando aún más problemas que venían de la pandemia. El conflicto ha disparado los precios de las materias primas energéticas, que son las causantes de la mitad de la inflación que sufre España. Los precios del gas -que condicionan también el coste de producir electricidad- y de las gasolinas están disparados desde que estalló el conflicto. 

La hipótesis de una interrupción total del flujo de gas ruso hacia la Unión Europea parece cada vez menos descabellada y sus consecuencias serían dramáticas. El Banco de España estima que, en el peor de los casos, una interrupción de las importaciones energéticas rusas reduciría el PIB español un 1,4% y añadiría 1,2 puntos más a la inflación este año.

El gran misterio de la recuperación

Una de las grandes incógnitas que rodean a la recuperación económica en España es por qué el empleo ha vuelto a la normalidad mucho más rápido que el PIB. Algo que no había sucedido en otras crisis anteriores. Los datos de contabilidad en el primer trimestre reflejan que ya hay casi 100.000 trabajadores ocupados más que en el último trimestre de 2019. Además, el total de horas trabajadas por la fuerza laboral en España fue de 8,5 millones, apenas un 0,5% menos que a finales de 2019. Sin embargo, el PIB está todavía un 3,6% por debajo de su nivel previo a la crisis.

Los analistas no se ponen de acuerdo en qué puede estar motivando esta diferencia, que no se ha producido en otros países europeos. Una de las hipótesis es que la medición del PIB no está reflejando bien el crecimiento real de la economía, por lo que podría producirse una revisión al alza en algún momento.  Sin embargo, esa pretendida revisión no termina de llegar y toman fuerza otras hipótesis. Por ejemplo, que el empleo que se está creando es en realidad menos productivo.

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