De la promoción a la denuncia hay una línea muy fina para muchas influencers que comparten su día a día y no dudan en mostrar también las partes más negativas de sus lujosas aventuras. Laura Ponts ha sido la última en quejarse por una multa, cuando en realidad se la merecía. 

La instagrammer, que trabaja creando contenido de comida saludable y food styling, se encontraba en París en un hotel donde no estaba permitido fumar en las habitaciones. A pesar de la restricción, fumó en la habitación y fue penalizada.

"Cien euros por fumar en la habitación con la ventana abierta", compartió en su historia indignada junto a una foto del ticket de la multa. "Muchas gracias", añade irónicamente en francés: "¡No vuelvo!". 

La joven, además, cita el Instagram del establecimiento donde se estaba alojando. Se trata del Hotel Ballu, un hotel de cuatro estrellas situado en Montmartre, uno de los barrios más solicitados de la capital francesa. 

Desde entonces, han sido muchos los que la han criticado por intentar usar su influencia para perjudicar la imagen del negocio, cuando ha sido en realidad ella la que ha cometido una falta. Hasta el Maestro Joao ha respondido pidiendo a la joven que cumpla su palabra y no vuelva al hotel, que estarán más contentos. 

No es la primera ver que una de estas personas reconocidas por su trabajo en internet es señalada por esperar un trato diferente al del resto de clientes en cualquier evento o local.