La polémica está servida. El Gobierno se ha abierto a prorrogar tres meses más una de las medidas más criticadas para contener la inflación: el descuento de 20 céntimos por litro de gasolina. Casi al mismo tiempo, un estudio publicado por tres economistas especializados en mercados energéticos apunta a que las petroleras se han embolsado, de media, cinco de cada 20 céntimos de las ayudas públicas. Un extremo que las patronales niegan rotundamente. De hecho, sostienen que sus beneficios se han reducido desde que entraron en vigor las subvenciones.

La investigación, que ha sido publicada parcialmente en el blog especializado Nada es gratis, señala que, desde que entraron en vigor los descuentos los carburantes, los combustibles se han encarecido cinco céntimos en promedio. En el caso de la gasolina, el precio se habría disparado 3,7 céntimos por litro (2,7 antes de impuestos) y en el del gasóleo la subida habría sido de 6 céntimos (4,1 antes de impuestos).

El estudio utiliza datos del Boletín Petrolero de la UE, donde se recopilan los precios medios de los carburantes que cada semana remiten los Estados miembros a Bruselas. Y también tiene en cuenta cómo ha evolucionado la cotización del barril de Brent en el tiempo que se han aplicado las ayudas.

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Para averiguar cómo han influido las subvenciones sobre el precio real de los combustibles, los investigadores han monitorizado datos de 12 países de la UE que no han aplicado ningún tipo de ayuda y los ha comparado con los de España y otros Estados que sí las han introducido. Además, se hizo un análisis previo en el que se demostraba que los precios de ese grupo de control de 12 países mostraban una tendencia comparable con los de España antes de que entraran en vigor las ayudas.

"España muestra los peores de todos los países que hemos analizado. De todas las políticas que ha habido en la UE para subsidiar combustibles, España es el que, a priori, peores resultados muestra por los datos que tenemos", explica a este periódico Juan Luis Jiménez, doctor en Economía y uno de los autores del estudio. "[El descuento] se traslada menos y los productores se apropian más de la medida que en otros países", añade el especialista, que acumula 15 años de experiencia investigando este mercado.

"De todas las políticas que ha habido en la UE para subsidiar combustibles, España es el país que peores resultados muestra"

Jiménez señala que las características del mercado petrolero (pocos competidores y un producto muy difícil de sustituir por otro) incentivan que las empresas intenten embolsarse parte de los descuentos. "Es un mercado donde usualmente los productores dicen que los márgenes son muy pequeños. Y es correcto. Pero el Gobierno les obligó a descontar cinco céntimos y ninguna de las petroleras se quejó. Si eso no es un indicador de que hay algo que está funcionando mal, entonces yo no entiendo los mercados. Y obviamente es sarcasmo", explica Jiménez.

El especialista concede que la medida ha contribuido a mitigar la inflación, aunque no ha causado "todo el efecto que cabría esperar". Y además, cuestiona que sea una buena idea subvencionar un producto contaminante y del que se benefician más las rentas altas. "Estamos transfiriendo dinero público hacia rentas altas y además hacia los productores", resume.

Las petroleras lo niegan

La visión de las petroleras es radicalmente opuesta. Fuentes empresariales consultadas por este periódico cuestionan la metodología empleada y sostienen que, desde que se aplican las ayudas, sus márgenes de beneficios han disminuido.

"[El estudio] está hecho con el precio del crudo Brent. Y los carburantes no se fijan en función del crudo Brent. Se fijan en función de las cotizaciones internacionales de la gasolina y el gasoil", señalan fuentes de la Asociación Española de Operadores de Productos Petrolíferos (AOP). "Si coges el crudo Brent, estás comparando peras con manzanas", resumen.

Desde la AOP defienden que los precios de la gasolina y el diésel se fijan a través de sus propias cotizaciones internacionales que varían en cada región, y no a través del Brent. El problema es que esos índices de precios son opacos y de difícil acceso para personas ajenas al mercado. Una suscripción para rastrear esos precios puede rondar los 10.000 euros anuales, sostiene una fuente del sector.

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Antes de la crisis, explican fuentes de la Confederación Española de Empresarios de Estaciones de Servicio (Ceees), el Brent y las gasolinas iban muy a la par, pero esta tendencia se ha roto. "Habitualmente se ha usado el Brent porque las curvas estaban muy acopladas. Aunque no era la referencia, te fijabas en él", explican. 

Sin embargo, la guerra ha trastocado la equivalencia. "En estas últimas semanas hemos visto ejemplos muy claros de cómo los productos refinados [gasolina y diésel] tienen sus propias dinámicas", añaden las fuentes de AOP. En este sentido, explican que el sorpaso histórico del diésel a la gasolina que se vio hace semanas se produjo porque la cotización internacional del gasóleo subió mucho más que la de la gasolina.

La cuentas de las petroleras tampoco cuadran con las del estudio. Desde que entraron en vigor los descuentos, sostienen desde AOP, "la cotización de la gasolina ha subido 27,4 céntimos de euro y, en cambio, el precio en el surtidor solo ha subido 17,1 céntimos". En el caso del diésel, la cotización ha aumentado 10,7 céntimos y los precios de venta 1,6 céntimos. "Los márgenes se han estrechado de una manera evidente. Lo constatamos cuando preguntamos a nuestros asociados", zanjan fuentes de Ceees.

Además, desde las petroleras sostienen que el Boletín Petrolero de la UE (una de las fuentes de información del estudio) refleja en una nota al pie que no se puede hacer comparaciones entre países. Sin embargo, el boletín se limita a advertir que "las comparaciones entre los precios y tendencias en países diferentes debe hacerse con cuidado" y señala que su validez es "limitada".