Tras varias semanas de resistencia en la acería de Azovstal, en la ciudad de Mariúpol, los soldados allí pertrechados han depuesto las armas y se han rendido. En la mañana de este martes, Rusia los ha capturado a su salida de la fábrica, convirtiendo a los más de 260 en prisioneros de guerra. "Ayer se entregaron los militantes de la unidad Azov [algunos de ellos de tendencia neonazi] y los militares ucranianos bloqueados en la planta de Azovstal en Mariúpol", asegura el ministerio de Defensa ruso.
El Estado Mayor del Ejército de Ucrania había asegurado horas antes en un comunicado publicado en Facebook que los soldados de la guarnición de Mariúpol habían "cumplido su misión de combate" y que 211 habían sido evacuados a través del corredor humanitario a Olenivka controlado por los rusos.
El propio presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, dijo anoche en un vídeo a la nación que negoció su salida con Rusia porque su país "necesita héroes ucranianos vivos" y que la operación de llevarlos de vuelta a sus casas requiere de “delicadeza” y “tiempo”. El regreso a casa se realizará con un procedimiento de intercambio de prisioneros de guerra.
Tras producirse la captura, el Kremlin garantizó que se les daría un trato acorde con las "leyes internacionales" a los combatientes ucranianos que se rindieron, según el portavoz de Presidencia rusa, Dmitri Peskov.
No obstante, la decisión de intercambiar estos prisioneros por otros rusos no es compartida por todo el estamento político ruso. El presidente de la Duma (cámara baja) del Parlamento ruso, Viacheslav Volodin, los "criminales nazis", como los llamó, "tienen que responder ante la Justicia". Un paso más allá llegó el diputado ruso Leonid Slutski, que "a las bestias hay que juzgarlas. Más aún, si sus crímenes monstruosos contra la humanidad se demuestran. Vuelvo a repetir mi propuesta: hay que hacer una excepción en la moratoria sobre la aplicación de la pena de muerte en Rusia".
Se rompen las negociaciones de paz
Pese a que Rusia haya terminado conquistando la ciudad, la lucha en Mariúpol se ha convertido en Ucrania en un símbolo de resistencia. Las posturas de ambos países de cara a un final del conflicto continúan igual de alejadas que al principio de la invasión rusa del pasado 24 de febrero. En este sentido, el Gobierno de Rusia ha reconocido este martes que actualmente no hay ningún tipo de negociación con las autoridades de Ucrania para rebajar las tensiones bélicas.
Según Moscú, esto se debe a la falta de compromiso de Kiev. El viceministro de Exteriores ruso, Andrei Rudenko, ha reconocido que es "Ucrania la que ha salido de este proceso". El Gobierno ruso acusa a las autoridades ucranianas de no responder a sus propuestas, y el propio Putin aseguró en una reciente conversación con su homólogo finlandés, Sauli Niinisto, que las autoridades ucranianas "no tienen ningún interés" en lograr la paz.
Los reproches no son nuevos y responden también a una guerra informativa que no ha cesado en estos cerca de tres meses de conflicto. El Gobierno de Ucrania también afirma que Rusia no pone de su parte para avanzar en las negociaciones, y el propio Zelenski ha propuesto en varias ocasiones sin éxito un cara a cara con Putin.
El asesor de la Presidencia de Ucrania, Mijailo Podoliak, sostiene que "Rusia no entiende" que la guerra ya no sigue las reglas, ni los tiempos que se habían propuesto al principio de la invasión y afirma que temen "decir la verdad" sobre la guerra, así como "retirarse en términos completamente diferentes a los establecidos originalmente".
¿Cómo se intercambian prisioneros de guerra?
Los intercambios de prisioneros y cadáveres están recogidos en el Tercer Convenio de Ginebra, por el que se deben repatriar "sin consideración del número ni de la graduación y después de haberlos puesto en condiciones de ser trasladados a los prisioneros de guerra gravemente enfermos o heridos".
Ricardo Ruiz de la Serna, profesor de Derecho en la Universidad CEU San Pablo, explica a 20minutos que "hay casos en los que la repatriación no se produce, por ejemplo, porque no se los considera prisioneros de guerra o porque se los acusa de haber cometidos ilícitos de guerra o comunes".
Normalmente las entregas e intercambios de prisioneros se realizan auspiciados por organismos como el Comité Internacional de la Cruz Roja, que establece una zona de intercambio, se aclaran las filiaciones de los prisioneros y los países en conflicto establecen un cupo de intercambio.
Ambos países se han estado acusando en las últimas semanas de malos tratos a los soldados y civiles que tienen retenidos. El Gobierno ucraniano denuncia que Rusia tiene un "trato inhumano" con sus prisioneros de guerra, mientras que el Kremlin tacha los videos difundidos de militares ucranianos abusando de soldados rusos como "imágenes monstruosas".
Según Michelle Bachelet, alta comisionada para los Derechos Humanos la ONU, se están investigando decenas de denuncias de violencia sexual e informaciones sobre malos tratos a prisioneros. "La rendición de cuentas por estas violaciones y el derecho de las víctimas a reparaciones debe asegurarse", ha afirmado Bachelet.
Los vídeos que tan rápido han corrido por redes sociales de prisioneros asegurando que se les está tratando bien o hablando con sus familiares por videollamada son una violación de los Convenios de Ginebra. Según, Aisling Reidy, asesora legal de la ONG Human Right Watch, "la obligación en virtud de los Convenios de Ginebra es proteger a los prisioneros de guerra de ser objeto de curiosidad pública, así como de la intimidación o la humillación".
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