Borja Terán Periodista
OPINIÓN

Chino Darín: así se pasa el juego de la prensa rosa

Chino Darín y Úrsula Corberó, en un evento.
Chino Darín y Úrsula Corberó, en un evento.
GTRES
Chino Darín y Úrsula Corberó, en un evento.

A preguntas absurdas, a veces hay que contestar a tono. "¿Qué es lo que más te gusta en España?", preguntan a Chino Darín en un photocall de un evento. La pregunta no cambiará el mundo. Él responde: "Mi mujer". Lo hace con sonrisa pícara. Sale del paso. Pero, cuidado, viene la siguiente pregunta: "¿Cómo definirías a tu mujer, la mejor de todas?" Sucedió ya hace unos días. Para qué hablar del acontecimiento cultural, los Premios Platino, al que acudía Darín. Mejor quedarnos en frases vacías de romanticismo de antaño.

Sin embargo, Darín sale a jugar y responde: "No la definiría, me parece que si la defino la limito". Argentino tenía que ser.  Los propios reporteros reaccionan con un 'oh' a tal declaración. Él no se queda en lo obvio y da una respuesta que aporta reflexión, pero las preguntas continúan por su camino previsible: "De aquí sale una boda, te lo digo yo", remata el periodista. Darín salta: "no hace falta".  Pero hay que seguir construyendo la trama de príncipe y princesa, así que una reportera apunta rápidamente desde su micrófono: "Tu ya te refieres a ella como tu mujer".

En ese instante, Darín se pone más serio. "El posesivo tal vez no está bueno. Pero me estás preguntando a mí personalmente que es que más me gusta". El intérprete mete contexto a la conversación y comienza a dar sinónimos para hablar de una pareja sin caer en la terminología de la posesión machista. Y apunta esos sinónimos a la prensa: "Mi compañera... Úrsula... podemos llamarle de un montón de maneras". 

Y se marcha. Chino Darín se ha pasado el juego. Estaba en un gran evento para visibilizar el cine en español, pero parece que a nadie le importa. Hay que quedarse en el tópico, en frases hechas y, así, la prensa rosa se va desconectando de su sociedad. Porque vive en un bucle que no consigue mirar más allá y, por tanto, no proyecta historias de nuestro tiempo.

Las nuevas generaciones ya no necesitan que les dibujen relaciones idílicas de cartón-piedra basada en la boda de blanco y un gran resort como única meta para la felicidad. Darín es de esa cultura que ya está dejando atrás la posesión, los celos y el romanticismo de palo. De Úrsula habrá aprendido mucho, pero eso nadie se lo pregunta. La prensa rosa sigue basándose en la conquista, con ganadores y perdedores, jamás se fija en lo vitalmente práctico: que son los argumentos que te proporciona cada paso profesional y personal. Eso atraería más el interés del espectador. Porque ya sabemos que el "fueron felices y comieron perdices" es un cuento que ya ni se permiten los cuentos.

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