El inicio del año 2022 se ha visto marcado por unas temperaturas visiblemente más elevadas de lo habitual, siendo este el invierno con los valores diurnos más elevados desde 1961, además de que las precipitaciones en la Península alcanzaron los 89 l/m2, solo un 45% del valor normal en invierno.

Así lo indica la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET), que destaca que en la zona mediterránea no se alcanzó ni la cuarta parte de las lluvias habituales: "Solamente en el norte del País Vasco y de Navarra las lluvias fueron más abundantes de lo normal", añaden en un comunicado. 

Sin embargo, con la llegada del mes de marzo y abril las precipitaciones se incrementaron de manera generalizada, siendo la primavera más húmeda ya en muchas zonas del este, como Valencia o Murcia, según eltiempo.com.

¿Sigue habiendo sequía?

Con esta situación, cabe preguntarse si realmente estas lluvias de la primavera han compensado la ausencia de precipitaciones que se han vivido durante los meses de invierno. 

La respuesta es no, ya que estas lluvias no han conseguido paliar la sequía. Por un lado, en la vertiente atlántica se ha acumulado incluso más déficit, mientras que en el este sí se ha acumulado mucho más de lo normal. 

Respecto a la previsión para lo que resta de primavera y el inicio del verano, la AEMET apunta a una previsión en la que se supone que va a llover menos de lo normal en la vertiente atlántica. 

Esto se va a notar, sobre todo, al noroeste peninsular, donde la fiabilidad de la predicción en esta ocasión es bastante elevada, lo mismo que sucede con la previsión de que los termómetros van a marcar unos valores cálidos, más de lo habitual.