Paul Rusesabagina, conocido por encarnar al gerente en funciones del hotel Mille Collines en 'Hotel Ruanda', ha sufrido un infarto cerebral en prisión, donde cumple una condena de 25 años de cárcel por cargos de terrorismo, según ha notificado su familia.

La hija del actor, Carina Kanimba, comunicó a la cadena de televisión británica BBC  que a su padre se la había privado de un tratamiento médico adecuado estando enfermo y que había sufrido un infarto cerebral en la prisión de Ruanda.

La familia de Rusesabagina ha anunciado planes para presentar una demanda contra el Gobierno de Ruanda por el presunto secuestro del actor y por torturas bajo custodia. Las autoridades han rechazado todas las acusaciones y han recalcado que Rusesabagina ha tenido un juicio justo.

Ahora mismo mi padre se encuentra enfermo. Se le ha privado de un tratamiento médico adecuado y ha sufrido un infarto cerebral en prisión

El arresto de Rusesabagina se realizó en circunstancias no aclaradas tras embarcar en un vuelo con destino en Burundi que finalmente aterrizó en Ruanda; su familia habla de secuestro. El presidente ruandés, Paul Kagame, ha negado que fuera raptado y ha apuntado a un posible engaño para que volviera al país.

Un tribunal ruandés ratificó el 5 de abril la condena a 25 años de cárcel contra Rusesabagina por su papel al frente del Movimiento Ruandés para el Cambio Democrático (MRDC); brazo político del grupo rebelde Frente de Liberación Nacional (FLN). Esta movimiento reclamó la autoría de varios atentados entre 2018 y 2019 que se saldaron con al menos nueve muertos.

Rusesabagina reconoció sus lazos con el FLN, pero recalcó que su papel era meramente "diplomático". Además, informó que el MRDC creó el FLN "como un brazo armado, no como un grupo terrorista como afirma el fiscal". "No niego que el FLN cometió crímenes, pero mi papel era la diplomacia", destacó.

Rusesabagina es mundialmente conocido después de que su historia quedara recogida en la película 'Hotel Ruanda'. Como gerente en funciones del hotel Mille Collines, en Kigali, consiguió proteger dentro del establecimiento a más de 1.200 tutsis y hutus moderados durante el genocidio de 1994 - en el que fueron masacrados cerca de 800.000 tutsis y hutus moderados- aprovechando sus contactos.