La mayoría de los españoles quiere acabar con el cambio de hora, aunque, de tener que elegir, el 70% prefiere el horario de verano

El debate sobre el cambio de hora.
El cambio de hora se produce para ganar horas de luz solar y ahorrar energía eléctrica
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El debate sobre el cambio de hora.

El 65,6% de los españoles se muestra partidario a poner fin al cambio de hora que dos veces al año altera las manillas de su reloj restándole una hora de sueño, bajo ordenamiento de la Unión Europea. Aunque, de darles a elegir entre el horario de invierno, que se aplica el último domingo de octubre, y el horario de verano, que dio comienzo recientemente el último domingo de marzo, los ciudadanos se quedan con el segundo. En este caso, la mayoría es palmaria: 7 de cada 10 opta por el modelo veraniego.

Por sexos, las mujeres son más proclives a que deje de cambiarse la hora, un 67,3%, frente al 63,7% en el caso de los hombres. Y en términos de edad, a medida que los españoles se hacen más mayores son más favorables a que este sistema horario pase a la historia. 

De todo ello da parte el CIS en su última encuesta, publicada este martes y en la que participaron más de 2.500 personas entre el 11 y el 18 de abril, apenas una semana después del cambio de hora que se registró el pasado 27 de marzo, donde los relojes se adelantaron 60 minutos y a las 2.00 eran las 3.00. Los resultados del sondeo recogen la respuesta de los encuestados a la pregunta que el organismo enmarca en un asunto que "en Europa se viene debatiendo".

En efecto, la Comisión Europea presentó en 2018 una propuesta para eliminar definitivamente el cambio de hora en la UE aduciendo una consulta en la que el 84% de los 4,6 millones de ciudadanos europeos se posicionaba a favor de fulminar el modelo que se remonta a la década de los setenta. No obstante, todo se quedó en palabras. Y pese a que la institución europea prorrogó el plazo de implantación, la cuestión no ha experimentado avances desde entonces. El debate está estancado, incapaz de concitar consensos.

A priori, el cambio de hora se implantó para ganar más horas de luz solar y ahorrar luz eléctrica. Este es el argumento que siguen arguyendo sus principales defensores. Sin embargo, para su detractores, la cantidad ahorrada es ínfima -6 euros por hogar en España, según el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE)- en comparación con los problemas que genera esta desincronización horaria. Aunque el despertador indique que la hora es la misma que de costumbre, el cuerpo nota la fatiga de haber descansado menos, defienden.  

Sea como sea, desde 2002, el cambio de hora es permanente en todos los países de la UE. Y no solo les afecta a ellos: también Estados Unidos, Brasil o Australia aplican sus propios sistemas, aunque con excepciones dentro de sus fronteras. 

El reloj español: aún más desfasado a decisión de Franco 

En España, el debate es doble. A la cuestión sobre el cambio de hora se suma el particular huso horario español, que al no corresponderse con el horario del meridiano de Greenwich (GMT+0:00), añade una hora más al desfase horario comentado en las líneas anteriores. 

Así, toda España, salvo las Islas Canarias (donde hay una hora menos), tiene la Hora Europea Central (la de Berlín) en lugar de la Occidental (la de Londres), lo que implica una media de una hora de adelanto con respecto al sol en invierno y dos en verano. Esto da lugar a que Galicia, la comunidad más escorada al oeste de la península ibérica, tenga la misma hora que París, Roma, Berlín o Budapest, pero una hora más que Londres u Oporto, capitales con las que está alineada geográficamente. 

La decisión de adelantar una hora el horario español la tomó Francisco Franco en 1940. Según algunos historiadores, el dictador español quiso acompasar los relojes del país a los de los territorios ocupados por la Alemania de Adolf Hitler. Para otras voces entendidas, la decisión estaba basada en criterios puramente económicos, a los que se ciñeron también otros países en plena Segunda Guerra Mundial para modificar sus husos horarios. Empero, cuando la guerra terminó, la mayoría de los países adoptó el horario que les correspondía. En España, casi un siglo después, continua imperando el tiempo que marcaban los relojes de la etapa franquista.

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