Finlandia y Suecia aceleran los planes para unirse a la OTAN y Rusia avisa: "Es poco inteligente"

Sanna Marin y Magdalena Andersson caminan juntas antes de una rueda de prensa.
Sanna Marin y Magdalena Andersson caminan juntas antes de una rueda de prensa.
PAUL WENNERHOLM
Sanna Marin y Magdalena Andersson caminan juntas antes de una rueda de prensa.

Desde 2019 parece que han pasado siglos, pero son solo tres años. Entonces el presidente francés Emmanuel Macron expresó, sin medias tintas, que la OTAN estaba "en muerte cerebral". Más de 1.090 días después y con la invasión rusa de Ucrania copando toda la actualidad internacional, esa Alianza Atlántica que para muchos agonizaba ha revivido del todo. Y una buena muestra de ello es que Suecia y Finlandia están acelerando sus planes para sumarse al bloque que ahora mismo incluye a treinta países. Dos teóricos neutrales que ahora eligen bando frente al recrudecimiento de la amenaza de un Kremlin que considera que el acercamiento de los dos nórdicos al bloque occidental "es poco inteligente".

Emilio Ordiz, redactor del 20minutos, explica el acercamiento de Finlandia y Suecia a la OTAN en el conflicto entre Ucrania y Rusia.

Las primeras ministras sueca y finlandesa, Magdalena Andersson y Sanna Marin, han evidenciado este miércoles su frente común, pero al mismo tiempo han llamado a la cautela de cara a ser el trigésimo primero y el trigésimo segundo país en acceder a la Alianza Atlántica. "No puedo dar un tiempo exacto, pero la decisión se tomará rápido. Es más una cuestión de semanas que de meses", sostuvo Marin, que además ha valorado como algo positivo que ambos estados se unieran en bloque. De hecho, las ampliaciones de la OTAN no suelen ser individuales salvo casos concretos. Por ejemplo, en 2009 Albania y Croacia entraron juntas y antes, en 2004, la última gran adhesión conjunta incorporó a Bulgaria, Estonia, Letonia, Lituania, Rumanía, Eslovenia y Eslovaquia.

Finlandia, con la etiqueta de neutral por antonomasia, ha tratado de tener buenas relaciones con Rusia al tiempo que se ha mantenido cerca de la OTAN. En cambio, esa correlación ha cambiado con el conflicto. "Rusia es nuestro vecino. Tenemos una larga frontera con él y solo hay que ver cómo han actuado en Ucrania. Es una guerra en Europa que no queríamos que ocurriera, pero lamentablemente es así", concluyó Marin, que necesita todavía la aprobación del Parlamento, después de que el apoyo ciudadano a la Alianza haya subido del 25% al 84% en cuestión de meses y se hayan recogido las firmas necesarias para comenzar el debate parlamentario.

El ministro finlandés de Exteriores, Pekka Haavisto, ha hecho referencia a la coordinación que existe entre Finlancia y Suecia para una posible entrada en la OTAN. 

En Suecia, no obstante, la cautela es mayor, también porque afronta elecciones antes del mes de septiembre. Magdalena Andersson no ha querido confirmar si la decisión de adherirse a la OTAN cuenta con su apoyo personal, pero el grueso del Partido Socialdemócrata, otrora contrario a la Alianza, ya respalda esa decisión. De esta manera, habría un consenso político entre las dos grandes formaciones, pues los conservadores son firmes defensores de formar parte del bloque.

En ese escenario, la primera ministra llama a la cautela. "Uno debe sopesar todos los pros y los contras de entrar. Es una situación muy grave que tenemos que tratar con mucha seriedad. Así manejaré el tema", sostuvo Andersson, aunque acto seguido reconoció que "no hay ningún razón para posponer esta decisión". La prensa sueca ha revelado que la intención de Andersson es anunciar el ingreso en la OTAN para junio de este año, coincidiendo con la celebración en Madrid de la última cumbre de la Alianza. Este sería el escenario idóneo para formalizar la solicitud de adhesión, que según ha explicado en varias ocasiones el secretario general, Jens Stoltenberg, podría ser rápida a la vista del alto nivel de alineamiento con los estándares de la OTAN. "Si lo piden entrarán fácilmente", aseguró Stoltenberg.

El cambio de posición de Suecia y Finlandia supone un cambio de época. Ambos países, aunque cercanos a la OTAN, nunca habían puesto sobre la mesa la necesidad de unirse, pero la guerra en Ucrania lo ha cambiado todo. Finlandia no es un país neutral por elección, sino por obligación. La política de neutralidad de Finlandia se remonta al periodo inmediatamente posterior a la Segunda Guerra Mundial. Su interés por permanecer neutral en los conflictos entre grandes potencias fue reconocido por primera vez en un tratado entre Finlandia y la URSS en 1948 (el Tratado de Amistad, Cooperación y Asistencia Mutua). En el caso sueco, después de 1945, optó por mantenerse neutral y entonces esa posición suya dependía en gran medida del estatus de Finlandia e indirectamente también de la política de la URSS hacia Helsinki.

Rusia, como era de esperar, no acoge de buen grado el giro previsto por Suecia y Finlandia y ya hace semanas Putin lanzó amenazas ante este posible acercamiento que está más cerca de ser una realidad. Este jueves, la portavoz del Ministerio de Exteriores ruso, Maria Zajarova, volvió a dejar clara la postura de Vladimir Putin al respecto. "Son declaraciones poco inteligentes y no basadas en los hechos", esgrimió, alegando que las decisiones de Estocolmo y Helsinki "responden a los intereses de la Alianza -y por ende de Estados Unidos-, pero no a los de los ciudadanos de ambos países". Desde el punto de vista de Moscú, una adhesión sueca y finlandesa a la OTAN no permitirá mejorar la seguridad de Europa.

Son declaraciones poco inteligentes y no basadas en los hechos

En pleno tira y afloja a nivel de discurso también se han abierto ciertos desacuerdos en el bloque occidental el mismo día en el que Joe Biden ha acusado por primera vez a Rusia de "genocidio". Una palabra que para Moscú "distorsiona la situación" porque para Putin la matanza en la ciudad ucraniana de Bucha a cargo de las tropas rusas "es un fake". Pero la Casa Blanca mantiene su dureza: "El presupuesto de sus familias, su habilidad para llenar el tanque, nada de eso debería depender de si un dictador declara la guerra y comete un genocidio en el otro lado del mundo", espetó Biden.

Frente a la crudeza de Washington, el presidente francés Emmanuel Macron pide no utilizar un lenguaje tan duro y además llama a "diferenciar entre crímenes de guerra y genocidio", un equilibrio que ha provocado además "la profunda decepción" por parte del Gobierno de Volodimir Zelenski. "Genocidio, eso tiene un sentido. El pueblo ucraniano, el pueblo ruso son pueblos hermanos", insistió el mandatario galo, reconocido por su esfuerzo mediador (sin resultados palpables todavía) y ahora inmerso en la campaña electoral de cara a la segunda vuelta de las presidenciales que tendrá lugar el próximo 24 de abril.

Ucrania, con todo, está mucho más cerca de Biden que de Macron en esto. "La reticencia del presidente francés a reconocer el genocidio de los ucranianos después de todas las declaraciones abiertas de los líderes rusos y las acciones criminales del Ejército ruso es decepcionante", sostuvieron desde el Ministerio de Exteriores. Aunque reconocieron que "Ucrania y Rusia son países históricamente cercanos por razones objetivas", también revelaron que ese "mito" de la hermandad se cayó "con la anexión ilegal de Crimea" por parte de Rusia en el año 2014.

El frente bélico, enfocado en el Donbás y en Mariúpol

La guerra, aunque con otro enfoque, sigue. Putin ya no tiene metas a gran escala y centra su ofensiva completamente en el Donbás con la intención, según algunos expertos, de acabar dividiendo Ucrania en dos al ocupera desde Jarkov hasta Odesa. Por otro lado, desde Mariúpol llegan informaciones rusas sobre la rendición de 1.026 soldados de las tropas de Volodímir Zelenski, que las autoridades ucranianas no terminan de confirmar. Sí parece cuestión de horas que los rusos se hagan con toda ciudad dado que solamente opone resistencia un pequeño grupo de soldados ucranianos escondidos en una zona industrial.

La situación en el este de Ucrania vive momentos convulsos, con ataques de misiles y lanzamiento de bombas. Tanto es así que el Gobierno ucraniano dice que no es posible abrir ningún corredor humanitario porque las rutas acondicionadas son "demasiado peligrosas". Acusa a las fuerzas rusas de violar los acuerdos con disparos a la población civil que escapa. Y solo en Mariúpol sigue habiendo 100.000 vecinos esperando su turno de evacuación, según ha aseverado el alcalde. Mientras, en Bucha los vecinos, que han ido volviendo a la ciudad, tienen que desenterrar los cientos de cadáveres que han ido apareciendo en la que es hasta ahora junto a Mariúpol la imagen del desastre. La imagen de cómo Rusia está tratando de arrasar Ucrania.

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