Finlandia y Suecia 'pasan' de las amenazas de Putin y vislumbran la cumbre de Madrid de junio como puerta de entrada a la OTAN

La primera ministra de Finlandia, Sanna Marin, junto al presidente alemán, Frank-Walter Steinmeier.
La primera ministra de Finlandia, Sanna Marin, junto al presidente alemán, Frank-Walter Steinmeier.
KIMMO BRANDT
La primera ministra de Finlandia, Sanna Marin, junto al presidente alemán, Frank-Walter Steinmeier.
Finlandia y Suecia estarían planeando solicitar el ingreso para entrar a la Alianza Atlántica el próximo mes de junio
Europa Press

Un nuevo miembro no pone un pie dentro de la OTAN desde el año 2020, cuando Macedonia del Norte entró en la Alianza Atlántica, siendo el último país en incorporarse. Antes entraron Montenegro(2017) Albania y Croacia (2009) y la última adhesión a gran escaña se dio en el 2004, con el acceso de Bulgaria, Estonia, Letonia, Lituania, Rumanía, Eslovaquia y Eslovenia. Hubo un tiempo, de hecho, en el que la OTAN estuvo, en palabras de Emmanuel Macron, "en muerte cerebral". Pero eso ha pasado y el contexto ha cambiado. Ahora la Alianza, revivida, quiere sumar a sus filas a dos históricos neutrales: Suecia y Finlandia.

Si nada cambia, ambos países entrarán a partir del verano, siendo la cumbre de Madrid (en junio) la que sirva de escenario para que los dos nórdicos sean de pleno derecho dos piezas más del puzle. Hasta ahora mantenían un equilibrio que ya no sirve, y la pregunta que llega es una y solo una: ¿qué implicaciones tendría la entrada de Suecia y Finlandia en la OTAN de forma casi inmediata?

El propio secretario general de la Alianza aseguró hace unos días que ambos países lo solicitan "entrarán fácilmente" en un grupo que ahora incluye a un total de treinta Estados. Ahora las alarmas parecen haberse encendido de nuevo después de que el diario británico Daily Mail publicase un vídeo en el que se ven dos convoyes rusos dirigiéndose, teóricamente, hacia Helsinki. Ahora mismo, según las encuestas, el 84% de los ciudadanos apoyan la entrada en la OTAN frente a solo el 25% que lo respaldaban antes de la invasión rusa de Ucrania.

Rusia, ante esta situación, ya ha avisado a ambos países de los "riesgos" de sumarse a la OTAN. De hecho, una de las premisas bajo las que Putin lanzó la guerra contra Kiev fue esa: alejar a Ucrania de la Alianza. El Gobierno sueco, mientras, ve "inaceptables" esas amenazas. Pablo del Amo, de Descifrando la guerra, explica que "sería un cambio muy importante en todo el espacio de seguridad europeo porque en el caso de Finlandia era quizás el país que mejores relaciones tenía con Rusia -además de Hungría- y además dependen mutuamente unos de otro". En cambio, "el caso de Suecia es diferente porque desde hace años están aumentando sus tensiones con Moscú, y desde hace un año y medio además está incrementando bastante su inversión en Defensa".

"Finlandia no tenía tensiones con Rusia, Suecia sí", concluye Del Amo, por lo que Estocolmo estaba más cerca de entrar en la OTAN. Sobre la reacción de Rusia, el analista considera que "evidentemente no va a atacar estos países, pero sí son dos Estados que se unen a su 'enemigo', que es la Alianza Atlántica". Sobre las consecuencias "pueden ser económicas", sobre todo para Finlandia. "Básicamente es una escalada de las tensiones entre Rusia y Europa" y el objetivo final, dice, "es ir rompiendo lazos con Rusia para aislarla cada vez más".

Rusia no va a atacar estos países, pero sí son dos Estados que se unen a su 'enemigo', que es la Alianza Atlántica

Por su parte, Astrid Portero, del European Council of Foreign Relations y analista en El Orden Mundial, cuenta que "la postura de Finlandia con respecto a Rusia no se puede explicar si no se entiende primero qué ha significado estar haciendo frontera con Rusia: no solo ha definido de gobernar, también ha definido a una sociedad. En los finlandeses de más de 35 años se nota ese componente de ser vecinos de Rusia. Hay que poner las cosas en su contexto.

"El presidente no se ha pronunciado sobre la pertenencia a la OTAN ni muchos parlamentarios lo han hecho. Y esto es una cuestión individual, no de partido. En todo caso, los Verdes han dicho que tendrían que preguntar a sus bases sobre la adhesión", prosigue Portero. "Pero ya el hecho de que la cuestión de la OTAN esté en debate parlamentario porque se han recogidos las firmas necesarias entre los ciudadanos ya dice mucho del cambio de opinión que ha habido en los últimos meses. Es la primera vez que hay una clara mayoría ciudadana que apoya la adhesión", concluye. "Eso no quiere decir que se vean dentro, sino que están 'explorando' para que llegado el momento sea un acceso rápido".

Asimismo, Portero comenta que "hay temor por cómo pueda reaccionar Rusia" porque Moscú ya ha dicho muchas veces que "habrá consecuencias" aunque Rusia si da el paso asume "un riesgo muy alto". Finlandia "tiene uno de los ejércitos mejor preparados de Europa, con muchísimos reservistas en relación a la población total. El servicio militar sigue siendo obligatorio, y lo es precisamente por ser vecinos de Rusia", esgrime la analista. 

El servicio militar sigue siendo obligatorio, y lo es precisamente por ser vecinos de Rusia

Finlandia se ha convertido en un modelo de neutralidad a partir del tópico de la 'findalización', que en cierto modo tiene trampa. Finlandia no es un país neutral por elección, sino por obligación. La política de neutralidad de Finlandia se remonta al periodo inmediatamente posterior a la Segunda Guerra Mundial. Su interés por permanecer neutral en los conflictos entre grandes potencias fue reconocido por primera vez en un tratado entre Finlandia y la URSS en 1948 (el Tratado de Amistad, Cooperación y Asistencia Mutua). El Tratado prohíbe a los firmantes unirse a una alianza militar contra el otro, y Finlandia no podía permitir que su territorio fuera utilizado para un ataque contra la URSS. Ese equilibrio con los soviéticos fue forzado para evitar precisamente un choque con el régimen.

Finlandia también estaba obligada a preservar su neutralidad mediante unas fuerzas armadas adecuadas. No obstante, ese estatus no está arraigado en el derecho internacional, y no hay compromisos internacionales para su neutralidad. Esto con los acontecimientos recientes ha cambiado, y tanto Finlandia como Suecia se han mostrado dispuestas a acercarse a la OTAN y, de hecho, el ex primer ministro finés, Alexander Stubb, recordó que esa neutralidad no es firme del todo si se tiene en cuenta la existente colaboración con la Alianza Atlántica. Ahora esa cooperación está más cerca que nunca de convertirse en membresía.

El propio Stubb resumió en cinco puntos las ventajas de que el país se una a la Alianza: en sus palabras, no supone un cambio radical en su política de seguridad, y Finlandia "es más compatible con la OTAN que la mayoría de los Estados miembros" actuales. A esto se añade "un apoyo público abrumador", aunque la decisión está en manos del Parlamento, del Gobierno y del Presidente. Para Stubb, Finlandia "aportaría valor añadido" a la Alianza Atlántica.

En el caso de Suecia, Estocolmo sitúa la neutralidad del país en la tradición, pero no en los Tratados internacionales. Durante los conflictos militares de la primera mitad del siglo XIX, Suecia mantuvo este estatus, declarado directamente por el rey Gustavo XIV en 1834. Suecia fue durante mucho tiempo una fuerte potencia militar, pero adaptó la política de neutralidad a sus propios intereses políticos. En 1941 permitió el tránsito de fuerzas alemanas a través del territorio sueco hacia el frente finlandés, y al mismo tiempo protegió a los refugiados del nazismo. El 2022 pasará a la historia como el año en el que la neutralidad, real o no, de Finlandia y Suecia, dejó de ser tal.

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