El dolor de María Ángeles Grajal

María Angeles Grajal llega a Madrid para despedir a Jaime Ostos.
María Angeles Grajal llega a Madrid para despedir a Jaime Ostos.
GTRES
María Angeles Grajal llega a Madrid para despedir a Jaime Ostos.

Pasa el tiempo y María Ángeles Grajal sigue muy triste. No soporta la ausencia de Jaime y los recuerdos son cada vez más pesados, más difíciles de sobrellevar. Los días pesan más de la cuenta y aunque ella es fuerte, tiene momentos de máxima debilidad. Tiene la suerte de tener a su lado a su hijo Jacobo que, una vez más, está dando la talla como hijo y cabeza de familia. Madre e hijo han hecho una piña y recuerdan al torero como un hombre que, al final de sus días, consiguió unir nuevamente a toda su familia tras años de discordia y conflicto mediático.

Ahora tienen en mente vender la casa familiar. No solo por una cuestión económica, sino porque Jacobo cree que será positivo que su madre empiece una nueva vida alejada de tanto sufrimiento. La vivienda, que está en un conocido portal inmobiliario por algo más de ochocientos mil euros, es un auténtico museo en el que se agolpan objetos relacionados con el mundo del toro y otros acumulados con el paso de los años y que tienen dudosa funcionalidad.

Los expertos advierten que el precio está fuera de mercado. Tal vez por eso se explica que Jacobo descarte hacer cualquier intervención televisiva relacionada con su familia si no hay transacción económica de por medio. Debería haber heredado la gentileza de su padre que, en los tiempos menos apabullantes, respondía afirmativamente y daba entrevistas gratuitas con titulares impactantes.

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