Entrevista | Miriam Montilla y Ernesto Arias: "La bondad puede resultar incómoda y fastidiosa"

  • 'El peligro de las buenas compañías' es una comedia del filósofo Javier Gomá que trata​ sobre la ejemplaridad antipática.
  • Juan Carlos Rubio dirige a Carmen Conesa, Miriam Montilla, Fernando Cayo y Ernesto Arias.
  • La obra es una producción de Lantia Escénica y se representa en el Teatro Reina Victoria hasta el 2 de mayo.
Ernesto Arias y Miriam Montilla protagonizan 'El peligro de las buenas compañías'.
Ernesto Arias y Miriam Montilla en 'El peligro de las buenas compañías'.
Adolfo Ortega
Ernesto Arias y Miriam Montilla protagonizan 'El peligro de las buenas compañías'.

El peligro de las buenas compañías es una comedia de Javier Gomá que plantea las incomodidades que puede suscitar en su entorno más próximo un individuo al que todo le sale bien y no alardea de ello. Se trata de una obra inteligente y divertida que reflexiona sobre la ejemplaridad y sus efectos, con elegante sentido del humor y una estructura de enredo y equívocos bajo la tradición de la comedia clásica. Julia (Miriam Montilla) está casada con la personificación de la bondad y la virtud que es Félix (Ernesto Arias); mientras que Tristán (Fernando Cayo) sufre las comparaciones que no para de establecer al respecto su mujer, Lola (Carmen Conesa), llevándole a una desesperación muy cómica. El cuarteto que conforman, además de tocar el piano y cantar en directo, protagoniza una de las funciones más deliciosas de la cartelera madrileña, dirigida por Juan Carlos Rubio.

Miriam Montilla y Ernesto Arias conversan con 20 MINUTOS en el ambigú del Teatro Reina Victoria, junto a la vidriera que nos recuerda el año de su inauguración (1916), acercándonos sus impresiones sobre este proyecto y repasando los muchos temas que surgen a partir de este rico texto teatral.

Ernesto Arias, Miriam Montilla, Fernando Cayo y Carmen Conesa
Ernesto Arias, Miriam Montilla, Fernando Cayo y Carmen Conesa
Javier Antolín

¿Qué cualidades son más destacables en El peligro de las buenas compañías?

Miriam: Es una comedia dinámica, divertida y con un fondo filosófico muy interesante, que habla sobre la ejemplaridad. Esto se ha plasmado en cuatro personajes: Lola y Julia son hermanas y sus respectivos maridos, Tristán y Félix, resultan antagónicos. Son los cuñados. En base a los enredos que surgen se va expresando esta problemática de las personas ejemplares.

Ernesto Arias: "Esta comedia divierte, emociona y ofrece mucho sobre lo que pensar"

Ernesto: La base de la función es la ejemplaridad antipática. Es decir, qué ocurre si tienes al lado un ser tan virtuoso que, por comparación, siempre quedas un poco mal frente a él. Javier Gomá, que es filósofo, tiene toda una tetralogía sobre la ejemplaridad, ha condensado este asunto con mucho humor y además riéndose de sí mismo. La comedia divierte, emociona y ofrece mucho sobre lo que pensar. Recuerda también un poco a Woody Allen. Es alta comedia, como dicen algunos, inteligente, nada grotesca o chabacana.

¿Cómo son sus personajes, Julia y Félix?

Miriam: Julia es una mujer alegre, dinámica, resolutiva y que siempre trata de que el grupo se mantenga unido. Es una gran cuidadora de su marido y de su hermana, pero a su manera.

Ernesto: Mi personaje es el marido de Julia, Félix. Es ingenuo y bondadoso, pero es una ingenuidad escogida. Decide ignorar algunas cosas con el ánimo de seguir sintiéndose alegre, porque para él la alegría es sagrada.

Miriam Montilla: "Me pregunto qué le está pasando a la Humanidad, en qué nos hemos convertido"

¿Es antipática la bondad, o sólo lo es para los que no quieren imitarla?

Ernesto: Javier Gomá en alguna entrevista ha mencionado a personas muy virtuosas y bondadosas que han tenido muertes violentas. Por ejemplo, Martin Luther King, Jesucristo o Gandhi. La bondad puede ser incómoda, porque si tienes que imitarla es un esfuerzo, y si no lo haces quedas mal y es fastidiosa.

Miriam: La obra hace plantearte muchas cosas, y ante todo yo me pregunto si no hay pocos seres humanos bondadosos, qué le está pasando a la Humanidad, en qué nos hemos convertido. No obstante, yo creo que hay mucha gente empática y generosa.

Escenario de 'El peligro de las buenas compañías' en el Teatro Reina Victoria
Escenario de 'El peligro de las buenas compañías' en el Teatro Reina Victoria
Cedida
Ernesto Arias: "Un cuñado realmente virtuoso resulta ser tan nocivo como un cantamañanas"

En la obra aparece un tipo de cuñado muy particular, ¿no es así?

Ernesto: El tópico del cuñado es el de un cantamañanas que lo sabe todo, pero aquí el cuñado es realmente virtuoso, un Don perfecto. ¡Al final resulta tan nocivo como el otro! (ríe) Félix se denomina a sí mismo como un tipo con suerte. Todo le ha venido sin esforzarse, empezando por el regalo más grande que es su mujer, Julia. Claro, para Tristán (Fernando Cayo) que le tiene al lado y constantemente le comparan con él, es su pesadilla.

¿Sería un caso de envidia quizás?

Ernesto: No se trata tanto de envidia sino que obedece a los miedos propios. Tristán tiene miedo de que le abandone su mujer, o de no estar a la altura, o de sentirse mala persona, y eso le genera incomodidad y fastidio.

Ernesto Arias: "Hay gente muy inteligente con poco sentido común y ubica esa inteligencia donde no debe"

¿La ingenuidad puede ser más sabia que la inteligencia?

Ernesto: La naturaleza de cada uno incluye sus talentos y su carácter, luego está la inteligencia y otra cosa distinta es el sentido común o la sensatez. Hay gente que es muy inteligente pero tiene poco sentido común y ubica esa inteligencia en sitios donde no debería hacerlo. Hay una frase de mi personaje que me encanta, cuando dice que por encima de la verdad siempre pone el bien, porque la verdad está reservada a los que estudian y el bien puede ser para todos. Todo el mundo puede ser campeón olímpico en la bondad. La persona menos ilustrada puede ser muy buena persona y alguien muy bien formado puede ser un canalla.

En la obra se hace referencia al síndrome ‘osopandinesco’, es decir, a la apatía que invade a los osos panda en cautividad y les lleva, entre otras cosas, a ser incapaces de reproducirse en ese entorno. ¿Esa apatía puede darse también en mamíferos como nosotros?

Miriam: Yo creo que sí…. ¡¿pero a ti nunca te ha pasado?! (pregunta a Ernesto entre risas).

Ernesto: Pues no (ríe). Yo me considero afortunado, porque es necesario a veces ciertas dosis de novedad y esta profesión nos la da. Es tan cambiante que siempre sientes algo de vértigo. Hay períodos de poco trabajo en que estoy en casa como de vacaciones, y luego otros en que es todo lo contrario. Eso afecta a la relación y a todos los aspectos de la vida. Pero es cierto que para gente que se dedique a trabajos más rutinarios puede surgir la apatía.

Miriam Montilla: "En la pareja, si tú mueves un peón el tablero de ajedrez se mueve entero"

Al hilo del síndrome de los osos panda, Miriam, su personaje llega a expresar un anhelo de cambio, de aventura. ¿Hay momentos en la vida donde se necesita una marcha más, otro tipo de ambiciones o de metas?

Miriam: Sí ocurre y es la vida misma. Un deseo de que algo cambie en tu vida, que es muy lícito. Si tú mueves un peón, el tablero de ajedrez se mueve entero. Es lo que ocurre en la pareja y eso abre un rumbo nuevo en la función, pero lo hace de modo muy honesto, a la cara.

Ernesto: En la obra los cuatro personajes tienen su momento de revelación. Todos cambian de alguna manera su actitud hacia la vida o la pareja en esos dos días que transcurren. Además, creo que Javier Gomá se ha desdoblado en estos cuatro personajes, se ha cuadruplicado y todos nosotros tenemos parte de cada uno de ellos.

Miriam Montilla: "Puedes manejar muy bien tu profesión pero no saber gestionar la vida ni las emociones"

Miriam: Tristán es un personaje que se maneja muy bien profesionalmente pero la vida no la sabe gestionar, tampoco la pareja ni las emociones. Sin embargo, Félix, al no tener una ambición desmedida, todo lo que le llega es bienvenido, todo es festejado. Está poroso hacia lo que le ofrece la vida.

¿La pandemia ha acrecentado nuestros rasgos bondadosos?

Miriam: La pandemia nos ha obligado a parar y eso significa tener que estar contigo mismo, ver lo que quieres, hacer una reflexión sobre ti mismo, sobre tu pareja, sobre el vecino… y ha ayudado a tener más empatía o a nutrir ese lado humano.

Ernesto: Quizás sea un poco ingenuo en esto, un poco como Félix, pero cuando observo la sociedad creo que hay más gente bondadosa que malas personas, aunque estas últimas llaman más la atención. La pandemia es cierto que puede haber sacado los bichos que llevamos dentro, pero me quedo con la solidaridad, la bondad y la entrega. Las cosas buenas son las que perduran.

Miriam: La ambición mal tomada la tienen muchos poderosos y son los que nos manejan. La bondad no está ahí arriba (risas).

Un momento de la comedia 'El peligro de las buenas compañías'
Un momento de la comedia 'El peligro de las buenas compañías'
Cedida

Miriam, una de las últimas veces que pude verle en escena fue en el Teatro Pavón Kamikaze, con La Función por hacer, de Miguel del Arco, ¿no es un poco desalentador que proyectos independientes de teatro finalmente se vengan abajo?

Miriam: Es triste, pero no es el primer proyecto interesante y hermoso que se viene abajo. Era una iniciativa grande, pero luego ha habido muchas otras salas pequeñas y compañías que han desaparecido también. Y luego la pandemia nos ha machacado como a mucha otra gente.

Ernesto, ¿qué ha supuesto para su carrera los años que trabajó en el Teatro de La Abadía?

Ernesto: Entré con 24 años en La Abadía y estuve 25 años allí. Todavía me siento vinculado a ella. La última función que hice allí fue Nekrassov, hace relativamente poco. No sólo he actuado, sino que me he formado y he impartido talleres y cursos. Es como mi casa, mi hogar teatral. Me encanta volver a ella.

Miriam Montilla: "En esta profesión hay muchos egos, y encontrar personas con tanta generosidad es admirable"

¿Cómo ha resultado trabajar con un director, tan prolífico que parece dirigir todas las funciones en Madrid, como Juan Carlos Rubio, y con un autor también exitoso como Javier Gomá?

Miriam: Sobre todo hemos trabajado con Juan Carlos, pero me ha gustado mucho descubrir cómo Gomá se ha puesto al servicio del proyecto, de la producción, de las necesidades de dramaturgia. Me ha fascinado el tándem que han formado. En esta profesión hay muchos egos y encontrar dos personas que se escuchan y gestionan un proyecto con tanta generosidad es admirable.

Con Carmen Conesa y Fernando Cayo conforman unas dobles parejas de lujo, ¿habían coincidido antes en alguna función con ellos? ¿cómo se han compenetrado?

Miriam: Sólo había coincidido con Ernesto en Veraneantes.

Ernesto: Yo había trabajado con Carmen Conesa en La duda, dirigida por Dario Facal. Todo ha sido muy fácil, no sólo con los actores sino también con toda la producción, pero no hay que señalarlo como algo extraordinario. Yo siempre he hecho teatro más desde el buen rollo que desde el malo. Generalmente en los procesos creativos hay gente generosa, con objetivos comunes.

El cuarteto protagonista de 'El peligro de las buenas compañías'
El cuarteto protagonista de 'El peligro de las buenas compañías'
Adolfo Ortega
Ernesto Arias: "El teatro del Siglo de Oro me apasiona, pero no parece despertar mucho interés en cierto sector teatral"

Ambos han frecuentado el teatro clásico, en mayor o menor medida. ¿El verso es una disciplina a la que conviene regresar periódicamente?

Ernesto: A mí me gusta mucho regresar a ese universo del teatro del Siglo de Oro, que tiene aún mucho por explorar. Me fastidia un poco, porque parece no despertar mucho interés en cierto sector teatral, pero a mí me apasiona interpretarlo, estudiarlo y dirigirlo. Recientemente, por ejemplo, he dirigido El Animal de Hungría, un texto olvidado de Lope de Vega que considero a la altura de El Castigo sin venganza, Fuenteovejuna o El caballero de Olmedo. La Compañía Nacional de Teatro Clásico ha representado recientemente La gran Cenobia, de Calderón de la Barca, que en mi opinión está a la altura de La vida es sueño.

Miriam: A mí no me apasiona tanto. He hecho La vida es sueño, Dos caballeros de Verona con Helena Pimenta... pero prefiero hacer otro tipo de teatro.

Ernesto: Teatro es una única cosa, pero dentro del universo teatral hay muchos géneros y formas, y cada uno debe explorar lo que más le interesa. A mí el Siglo de Oro me apasiona... a Miriam no tanto, así que nunca nos diremos versos de amor (risas).

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