El filósofo Javier Gomá señala que España "vivió una borrachera de libertad" tras la dictadura

El filósofo y director de la Fundación Juan March, Javier Gomá, señaló que España vivió "una borrachera de libertad" tras el año 1975 cuando finaliza la dictadura del general Franco, frente al "lento y sostenido" proceso de liberación del resto de países europeos que recibieron "unos hábitos de educación sentimental".

En una entrevista concedida a Europa Press, Gomá, que presentó hoy en Sevilla su libro 'Ejemplaridad pública' (Taurus), señaló que este país ha tenido "un problema" en el proceso de liberación que el resto de las civilizaciones ha vivido durante los últimos tres siglos.

Asimismo, explicó que mientras en Europa, de manera lenta y sostenida, la libertad se fue ampliado, España vivía en los años 50 y 60 del pasado siglo una dictadura, lo que provocó "una falta de coordinación con respecto al exterior". Además, dijo que "cuando llegó el momento se dio una borrachera de libertad y precipitada a veces".

En este sentido, indicó "no hubo tiempo para desarrollar los hábitos educacionales con respecto a los sentimientos". Por otro lado, afirmó que insistir "demasiado en la teoría de la liberación puede ser contraproducente" cuando la libertad se ha consumado, por lo que "insistir es ridículo".

Gomá confesó que el libro se escribe en dos dimensiones. Por un lado, la subjetiva, considerándose un autor "vocacional" que lleva tiempo dando vueltas al tema de la ejemplaridad y que con esta obra cierra una trilogía sobre "la experiencia de la vida como modo de acumular ejemplos".

La perspectiva objetiva es "gratificante" pues el propio escrito ve como sus motivaciones personales coinciden con las necesidades sociales. Al hilo de esto, explicó que la sociedad actual abandonó "un modo de organizarse socialmente basado en estructuras tradicionales, jerárquicas y coactivas iniciando un modelo basado en la igualdad y ciertas formas de secularización que necesitan nuevos principios y nueva moral, basada en la persuasión del ejemplo".

El hilo conductor de la obra, según Gomá, parte de los conceptos de democracia, virtud y ejemplaridad. Así, apuntó que con respecto al primer término ofrece "un análisis que pone el acento en la originalidad que representa el tiempo actual, pues se trata de una sociedad que inicia un nuevo rumbo, en medio de bastante incertidumbre y con un destino incierto, sin precedentes del pasado, secularizada, igualitaria y consensuada en comparación con otros tiempos".

Por su parte, pone de manifiesto, según aseguró, que para que el proyecto democrático tenga éxito se necesita "un buen uso de la libertad, recuperando la idea de virtud". Por último, propuso una virtud de ejemplaridad "no fundamentada en leyes o moral basada en coacción y castigos, sino una moral y virtud basada en la ejemplaridad de ciertas personas que animan a otras por persuasión y seducción a tener un comportamiento cívico".

"vida pública y privada"

Además, añadió que "uno de los obstáculos para que el proyecto democrático actual salga adelante es la división del Renacimiento entre la vida pública y privada". En este sentido, explicó que "la idea de ejemplaridad necesariamente abarca todas las dimensiones de la personalidad, puesto que una persona no puede ser sólo ejemplar en la vida política, sino que tiene que ser en todas las dimensiones, lo que Cicerón llamó uniformidad, reflejando una coherencia y armonía".

Gomá declaró a Europa Press que en el libro intenta mostrar que "lo personal no es sólo la político" y demostró que "la ejemplaridad pública no se refiere lo político, sino a la vida personal, ya que todo hombre es una vida pública aunque su círculo de publicidad sea más reducido". "VULGARIDAD,

Categoría cultural"

Por otro lado, el director de la Fundación Juan March explicó que en el libro ofrece un apartado, 'La bella vulgaridad', donde argumenta que éste es "un fenómeno contemporáneo, pues antes existía pero no como categoría cultural". Según el filósofo, "esto es así porque es la combinación de dos factores contemporáneos como son el igualitarismo y la liberación".

En este sentido, señaló que "la vulgaridad es una expresión de igualdad y liberación y como tal necesita un respeto", añadiendo que en ella "hay algo de verdadero, justo y bello, es decir, una conquista refinada de la civilización". Asimismo, dijo que "todo el libro se estructura en la contraposición entre vulgaridad y ejemplaridad, tomando la primera como punto de partida, no de llegada".

"Es muy frecuente entre la vulgaridad una corriente que quiere volvar a la organización social anterior", afirmó, mientras apostó por el hecho de que "no habrá teoría política que no tenga en cuenta la vulgaridad, aunque hay reformarla".

Por último, defendió que "el arte siempre tiene algo que decir sobre el modelo moral de la sociedad, pues se trata de un compañero de la civilización". En este sentido, indicó "ahora que se ha terminado el proceso de liberación subjetiva, el arte tiene una función distinta, pese a que los artistas sigan con el mismo lenguaje del subjetivismo".

Gomá aseguró que "el arte tiene ahora otra misión, servir al nuevo proyecto antes mencionado, es decir, dependiente de las necesidades sociales de la época".

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