El plan de Marruecos sobre el Sáhara que ahora apoya Sánchez y que lleva a un giro en la relación entre ambos países

Sánchez y Mohamed VI.
Sánchez y Mohamed VI.
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Sánchez y Mohamed VI.

El plan de autonomía que defiende Marruecos para el Sáhara Occidental y que desde este viernes también apoya España supone enterrar de facto cualquier expectativa de independencia para la antigua provincia española, pues implicaría convertirse en una región autónoma, pero con competencias limitadas en materia administrativa y económica y quedando bajo los designios de Rabat en cuestiones de soberanía o defensa.

El Gobierno marroquí presentó este plan en 2007 como su "compromiso a favor de una solución política definitiva" ante un conflicto enquistado desde que España salió precipitadamente del Sáhara Occidental en 1976, tras la muerte del dictador Francisco Franco y la ocupación del territorio por marroquíes en lo que se conoció como la Marcha Verde. 

Consciente de su parte de responsabilidad en los comienzos del conflicto, los distintos gobiernos españoles siempre se han visto interpelados directamente por las partes en conflicto y también por Naciones Unidas de cara a buscar una solución. España siempre se había mostrado neutral en esta pugna, apostando por el diálogo para lograr un desenlace. Hasta ahora: Pedro Sánchez acaba de dar un giro de 180 grados a la postura que ha venido manteniendo España los últimos 46 años.

Con este cambio, tal y como ha defendido el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, España da por cerrada la crisis abierta con Marruecos en mayo de 2021, la más importante que han protagonizado los dos países en años y que mantenía fuera de Madrid a la embajadora de Rabat. Ahora, el Ejecutivo español dice que ve el plan marroquí como una "base seria" sobre la que cimentar una solución al conflicto del Sáhara Occidental.

El Polisario sólo contempla un referéndum

El plan que defiende Rabat desde 2007 propone al Frente Polisario, el movimiento que lucha por el fin de la presencia marroquí en el territorio y por la autodeterminación del pueblo saharaui, un nuevo escenario de convivencia que, en su opinión, "favorece la reconciliación". Para el Polisario, sin embargo, siempre ha sido una propuesta inasumible, en la medida en que este movimiento sólo contempla la convocatoria de un referéndum que incluya entre sus opciones la autodeterminación total de la antigua provincia española.

Rabat siempre ha descartado la independencia y tan sólo contempla que el territorio siga dentro de su órbita, con cesiones de ciertas competencias. Así, según el plan marroquí, que también sería sometido a referéndum, el Sáhara Occidental dispondría de sus propios órganos legislativo, ejecutivo y judicial, aunque los dictámenes de todos ellos deberían ajustarse a los criterios nacionales, esto es, de Marruecos.

El Estado cedería de esta forma a la "región autónoma" ciertas competencias en materia de economía, infraestructuras, desarrollo social y cultura, entre otros ámbitos, mientras que se reserva ámbitos clave como defensa, relaciones exteriores o religión, que recaen de forma específica bajo control del rey Mohamed VI, que ostentaría igualmente la soberanía en cuestiones como la bandera y la moneda de curso legal.

Marruecos siempre se ha preocupado por no vender esta iniciativa como una imposición unilateral, sino como una herramienta para llegar a una solución "mutuamente aceptable". Quince años después de su presentación en la ONU, sin embargo, no ha servido para desatascar el proceso y el Frente Polisario mantiene a día de hoy que sólo apoyará un referéndum de autodeterminación, sin condicionantes previos.

Más de 40 países apoyan el plan de Rabat

Entre los Estados europeos que han respaldado el plan de autonomía marroquí figura Francia, un aliado clave de Marruecos al que no ha dudado en defender en escenarios clave como el Consejo de Seguridad. Además del reciente respaldo de España, también Alemania ha dejado claro su apoyo a la iniciativa de Rabat tras la llegada al Gobierno de la coalición que encabeza el socialista Olaf Scholz.

Pero no son los únicos: otros 40 países apoyan la solución propuesta por Rabat y el espaldarazo definitivo vino del expresidente de Estados Unidos Donald Trump, quien en diciembre de 2020, a punto de dejar la Casa Blanca, reconoció la plena soberanía de Marruecos sobre el Sáhara Occidental.

La Administración que ahora encabeza Joe Biden se había mostrado esquiva sobre este pronunciamiento de su antecesora, pero tras el apoyo del Gobierno de Sánchez al plan de autonomía propuesto por Marruecos, ha confirmado que también lo califica como "serio, creíble y realista" que puede "satisfacer las aspiraciones del pueblo del Sáhara Occidental", según un portavoz del Departamento de Estado norteamericano consultado por Europa Press.

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