La defensa de Ana María Aldón a Rocío Carrasco mucho antes del estreno de su docuserie

Ana María Aldón en 'Viva la vida'.
Ana María Aldón en 'Viva la vida'.
Telecinco
Ana María Aldón en 'Viva la vida'.
En el ojo del huracán mediático por la crisis que atraviesa su matrimonio con José Ortega Cano, Ana María Aldón no gana para disgustos. Y es que tal y como publica este miércoles la revista Lecturas, Gloria Camila y Rocío Flores habrían cambiado radicalmente su actitud con ella después de su apoyo a Rocío Carrasco tras su desgarrador testimonio en la docuserie que marcó un antes y un después para la familia de Rocío Jurado.
Europa Press

Evita mojarse demasiado, pero su postura es clara: Ana María Aldón apoya a Rocío Carrasco. La colaboradora de Viva la vida conoce, por desgracia, los efectos de los malos tratos, y empatiza con la hija de Rocío Jurado. Su relato en Rocío, contar la verdad para seguir viva no le queda demasiado lejos.

La tertuliana presenció de pequeña cómo su padre ejercía violencia de género sobre su madre, una pesadilla que le recuerda al testimonio de Rocío Carrasco. Lo ha afirmado en los platós, y esta semana lo confirmó, de nuevo, ante los medios de comunicación. 

"Yo me siento bastante identificada en el tema de los malos tratos con Rocío Carrasco. Si eso es apoyar, pues que cada uno se lo tome de la manera que quiera. Lo que sí puedo decir es que sé lo que son los malos tratos, porque, desgraciadamente, los he vivido. Sé las consecuencias", explicó, rotunda.

Rocío Flores y Gloria Camila le dan la espalda

Esta postura le habría provocado, de hecho, problemas familiares que arrastraría desde hace años. Y es que, según cuenta Lecturas, Gloria Camila y Rocío Flores no aceptan que la andaluza se posicione a favor de Rocío Carrasco. Kiko Jiménez habló este jueves de "los desprecios" que la diseñadora habría sufrido en las comidas familiares con el entorno de José Ortega Cano.

El joven compartió que, durante su noviazgo con Gloria Camila, apreció varios gestos desagradables en los encuentros familiares, y una muestra de ello eran "las caras" que Rocío Flores le dedicaba a la tertuliana cada vez que pedía su asiento cuando ponían la mesa.

Esto demuestra que el rechazo hacia el rostro no es algo nuevo, ya que viene de tiempo antes, y así podía comprobarse, tal y como recuerda Lecturas, en Supervivientes, reality donde Rocío Flores y Ana María Aldón coincidieron en 2020, y en el que no solían acercar posturas -esto provocó, de hecho, que la diseñadora recibiera críticas por no 'apoyar' a la joven, que pedía una reconciliación con su madre-.

"Una niña que llore por su madre me da pena, pero eso no quiere decir que no me dé pena la madre", declaró la diseñadora tras dejar el reality. Y sentenció: "Hay que respetar a Rocío Carrasco". Unas palabras que llegaban medio año antes del estreno de la docuserie, y que cobran más sentido que nunca.

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