Este 8 de marzo se cumplieron 50 años de una boda que marcó historia. En 1972, María del Carmen Martínez-Bordiu y Franco se unió en matrimonio con su primer marido, el príncipe Alfonso Jaime de Borbón y Dampierre en una celebración pública que acaparó titulares y portadas.

El matrimonio no duró mucho, apenas 10 años, pues se separaron en 1982, siete años antes de que él falleciera en un accidente de esquí en Colorado. Pero, aun así, el enlace de la nieta de Franco es recordado por la cantidad de celebridades que asistieron y la repercusión que tuvo, con una cobertura que hacía recordar a la boda de cualquier infanta.

Por ello, no se escatimó en gastos para los detalles de la ceremonia, y la novia era en la que más hincapié se puso. No en vano, el gran modisto Cristóbal Balenciaga fue el encargado de realizar el vestido de novia, un "regio e importante" diseño que eligió junto a Carmen y su madre, Carmen Franco y Polo.

El traje fue donado al Museo de la Indumentaria de Barcelona, de donde solo ha salido en contadas ocasiones para ser exhibido, pero el destino de las joyas que utilizó fue diferente.

En la boda, Carmen Martínez-Bordiu lució una hermosa tiara con esmeraldas y, aunque no se las puso aquel día, también tenía un collar, unos pendientes y un broche a juego, piezas que se le han visto en otra ocasiones. Según el maestro joyero Pablo Milstein, la madre de la novia le contó que este juego lo realizó "un joyero de Palma de Mallorca" que le recomendó su tía. "Fue un regalo de mis padres", le aseguró Carmen Franco y Polo.

Durante años, la nieta de Franco lució estas joyas, pero, tras separarse, decidió desprenderse de ellas y llevarlas a la casa de subastas Sotheby's. Sin embargo, allí se llevó una desilusión al conocer la tasación. "Atónita por la cantidad que le es ofrecida, le explican que las esmeraldas que componen las joyas no son tales".

"Carmen replica que eso es imposible, que las joyas fueron un regalo de bodas de sus abuelos, pero ante la evidencia es imposible negarse a la realidad", cuenta el joyero Pablo Milstein en su web. "Eran cristal pintado de verde por detrás pegados a una lámina de talco con clara de huevo. Luego se pintaba de verde y se cerraba detrás con metal".

Franco regaló estas joyas a su nieta, Carmen Martínez Bordiu

Aunque es una técnica que se utilizaba hace cientos de años, este sistema se ha ido modernizando y, de hecho, sí que pudo sacarlas a subasta. El 7 y 8 de mayo de 1981, el juego de joyas que lució en la boda salieron por un precio de entre 30.000 y 50.000 francos suizos (de 29.000 a 48.000 euros), pero finalmente no obtuvo comprador, y Carmen las volvió a recuperar.

Tal y como informa el investigador, finalmente, y con tiempo, la tiara se terminó vendiendo en Londres por 60.000 libras (unos 71.400 euros) y el collar lo lució 25 años más tarde la modelo José Toledo, cuñada de Carmen Martínez-Bordiú.