Desde personas mayores hasta recién nacidos viajaban en los convoyes de españoles que han evacuado y escoltado desde Ucrania hasta Polonia miembros del Grupo Especial de Operaciones (GEO), que han sentido "mucha alegría y emoción" al ver cruzar la frontera a sus compatriotas "en perfectas condiciones".

En conversación telefónica desde Cracovia, el subinspector Raúl Mejías, responsable del primer convoy que partió el pasado jueves de Kiev con 40 civiles, cuatro GEO y un policía de seguridad de la Embajada española y llegó en la tarde de este sábado a la frontera, ha relatado cómo ha sido ese viaje "largo y cansado" de unos 650 kilómetros que les ha llevado alrededor de 50 horas.

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"Ha sido un trayecto bastante largo, se ha hecho muy cansado porque han sido muchas horas, había muchísimo tráfico porque todo el mundo quería salir de la zona este del país y de la zona norte", ha explicado el subinspector, que ha agradecido la buena disposición y actitud de todas las personas que iban en el convoy.

"Pese a lo cansado que se acabó haciendo el viaje, todas las personas que llevábamos respondieron muy bien. En ningún momento nadie se quejó, lo que venía por detrás era peor. Yo sé que les exigí mucho y respondieron muy bien. Gracias a Dios", reconoce Mejías.

Se ofrecieron incluso voluntarios para conducir el vehículo y que la gente pudiera descansar sin necesidad de hacer más paradas de las necesarias: "todo el mundo apoyaba, se ayudaba; hicieron un buen equipo y por eso hemos podido hacerlo de esta manera", admite el agente.

El trayecto no ha sido fácil. Son miles y miles las personas que huyen de Ucrania y las carreteras del oeste del país, plagadas de controles en todo el recorrido hacia los países fronterizos, no dan a basto para soportar el éxodo de tantas personas.

"Había tramos en los que podíamos coger un poco más de velocidad y hacíamos más kilómetros, otros estábamos totalmente parados y tardábamos horas en hacer 2-3 kilómetros; hemos intentado evitar esos atascos por carreteras secundarias, pero ha sido complejo. En todo momento estábamos conectados, recibíamos información e intentábamos evitar zonas amplias, de ciudades, atascos, pero había otros que teníamos que pasarlos sí o sí", recuerda el GEO.

No han visto tropas rusas durante el viaje, pero sí mucha personal ucraniano, tanto convoyes militares que iban en dirección al este como policías en los "check points" con los que se topaban cada poco tiempo por todas las carreteras y en las entradas y salidas de las grandes urbes.

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"Había nerviosismo en los controles, se veía gente que se quería ir ya, zonas en las que había mucho tráfico y la gente llevaba horas y horas y no avanzaban, se les estropeaban los coches, otros que tenían que ir andando... Ganas de irse", subraya el agente.

Con 16 años de experiencia en los GEO, Mejías cuenta que no había participado en una evacuación terrestre de este tipo, con una invasión militar por la zona norte del país, si bien sostiene que "en ningún momento" dudó de que terminar su misión y llevar a los civiles españoles a suelo polaco, y expresa su emoción por "el trabajo bien hecho".

"Estaba totalmente convencido, pero he sentido mucha alegría y emoción cuando llegamos a frontera y ya ves que hemos podido sacar a la gente en perfectas condiciones", confiesa el subinspector, que también ha agradecido el apoyo del personal de la Embajada española en Ucrania, que ha trabajando "codo a codo" con el equipo GEO en todo momento.

En la madrugada de este domingo ha llegado a Polonia el segundo convoy, con 110 españoles, entre ellos la embajadora española en Ucrania, Silvia Cortés, y los últimos miembros que quedaban del personal diplomático.

Los 150 españoles evacuados por la Policía Nacional en las últimas horas permanecen en la ciudad polaca de Cracovia, desde donde próximamente subirán a un avión que les repatriará a España.

Los miembros de los GEO que les han escoltado lo harán con ellos. Sólo quedará un "pequeño contingente" en frontera para atender "al goteo de españoles que vayan llegando".