La guerra en Ucrania amenaza con una "crisis energética brutal" y encarecer aún más los alimentos a nivel global

Un hombre en la sección de frutería de un supermercado de Madrid.
Un hombre en la sección de frutería de un supermercado de Madrid.
RICARDO RUBIO / EP
Un hombre en la sección de frutería de un supermercado de Madrid.

La invasión rusa de Ucrania ha caído como un jarro de agua fría sobre las expectativas de recuperación de las economías europeas. Apenas unas horas más tarde de que comenzaran los ataques ordenados por Vladimir Putin, las bolsas europeas abrían con fuertes caídas y los precios del petróleo y del gas se disparaban. Y los efectos de esto se terminarán notando muy probablemente en un encarecimiento de los alimentos.

El medidor de referencia del gas en Europa (el TTF neerlandés) llegó a marcar el jueves un máximo de 144 euros el megavatio hora (€/Mwh), una subida de más del 60% en comparación con la jornada anterior. Mientras tanto, el barril de Brent (la referencia europea para el petróleo) rebasaba la barrera de los 100 dólares y se situaba en máximos que no se veían desde 2014.

El shock provocado por la agresión rusa se trasladó también con rapidez a los mercados españoles. El IBEX 35 cerró la sesión con pérdidas del 2,9% y el gas se disparó un hasta los 113 €/Mwh, el máximo en lo que llevamos de año. La electricidad hizo lo propio y subió hasta los 240€/Mwh, su segundo valor más elevado en todo el año.

La guerra total en Ucrania ha reescrito sin lugar a dudas el guion trazado para las economías europeas este año. Varios expertos consultados por este diario coinciden en señalar que las previsiones que se habían hecho hasta el momento se han convertido en papel mojado. Ahora se abre un nuevo escenario marcado por la incertidumbre y en el que la recuperación económica está en entredicho.

Miedo a una nueva recesión

Los bruscos repuntes en los precios del gas y del petróleo registrados el jueves podrían ser solo el comienzo de una tendencia que es difícil aventurar cuánto durará. Europa parte ya de una situación difícil con una inflación que lleva meses en niveles sin precedentes en casi 30 años. Una de las consecuencias más inmediatas que prevén los analistas consultados es que los precios mantendrán al alza durante bastante más tiempo de lo que se esperaba hasta ahora.

"Desde luego, lo de hoy [por el jueves] significa precios de la energía mucho más altos durante bastante más tiempo. Y probablemente de los alimentos también. A menos que haya alguna resolución sorprendentemente rápida del conflicto nos tenemos que preparar para una inflación persistentemente más alta durante una temporada, con un riesgo cada vez mayor de que se traslade a todos los productos e impacte también la actividad económica", explica Ángel Talavera, director de Economía Europea en la consultora Oxford Economics. Para este experto, un escenario de recesión "aún no es probable", pero cree que se producirá "sin duda" una desaceleración en la recuperación.

"No tengo ninguna duda de que se revisarán al alza las previsiones de inflación, el tema es cuánto", sostiene por su parte Diego Rodríguez, doctor en Economía e investigador en Fedea especializado en el mercado eléctrico. "Estamos en un escenario en el que la geopolítica lo dictamina todo y no hay una expectativa racional. Cualquier cosa que diga esta noche ya no está vigente", añade. 

Mucho más pesimista se muestra Manuel Hidalgo, profesor de Economía en la Universidad Pablo Olavide e investigador en Esade. "Si el conflicto sigue su curso, se mantiene o se profundiza, vamos a tener una crisis energética brutal. Esto se va a traducir en una mayor inflación", explica. 

Hidalgo cree que las previsiones de crecimiento para este año ya no son válidas y alerta de que por cada mes en el que la inflación sigue disparada los riesgos de daños persistentes a la economía se multiplican. En este escenario, este investigador ve casi inevitable que las economías europeas acaben entrando en recesión.

"Hemos pasado la gran recesión, hemos pasado la pandemia, pero yo creo que esto le gana. La pandemia había manera de controlarla económicamente y en parte ha sido un éxito. Ahora puedes saber cuál es la causa de la recesión, pero no puedes valorar exactamente cuáles son las consecuencias. Y vienes con la pólvora mojada porque ya has utilizado toda la seca que tenías. Estamos en una situación verdaderamente complicada", resume.

Ramón Roca, director de El Periódico de la Energía, coincide en el diagnóstico de la crisis energética. "Nos creíamos que esto iba a ser algo coyuntural y pasaría rápido. Y no. Estamos ante una crisis bastante importante y que va a durar bastantes años. Vamos a ver si somos lo suficientemente fuertes económicamente para poder resistir todo esto", apostilla.

Rusia tiene la llave del gas

Las derivadas económicas del conflicto son numerosas y complejas, pero todas confluyen en la fuerte dependencia energética que la Unión Europea tiene con Rusia. Tal y como explica Antonio Turiel, científico titular en el CSIC y experto en el mercado petrolífero, Europa importa el 45% de su gas y el 30% de su petróleo de la potencia.

El gas es una materia prima crucial para producir electricidad y cuando sus precios se disparan, la factura de la luz se resiente. Además, es una fuente de energía fundamental en varios procesos industriales, como es el caso de la producción de hidrógeno, un componente clave en industrias como la de los fertilizantes, que condiciona el precio de los alimentos. 

"La clave está en ver hasta qué punto Rusia utiliza el gas como arma estratégica. Se me hace difícil pensar que no la vaya a hacer", apunta Diego Rodríguez, de Fedea. Si Rusia decidiera cortar el suministro a Europa, las consecuencias para países tan dependientes como Alemania podrían ser durísimas. En cualquier caso, los expertos consultados coinciden en que España previsiblemente no tendrá problemas de suministro por su escasa dependencia del gas ruso, aunque sí sufrirá el efecto de una mayor competencia en el mercado.

Sin embargo, por el lado del petróleo, la influencia rusa está menos clara. "En el caso del petróleo es más fácil encontrar otros proveedores", destaca Turiel. No obstante, señala que el jueves se alcanzaron precios que, de mantenerse durante varias semanas, podrían terminar por forzar una recesión mundial.

Para este investigador, un escenario en el que los precios actuales del gas y el petróleo se prolonguen durante varias semanas podría tener consecuencias catastróficas. "Si estos escenarios se materializan, inevitablemente llevan a una recesión, pero brutal. Nunca hemos visto nada parecido a esto", concluye.

  

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