Rusia rebaja la tensión entre indicios de un ataque inminente

El presidente ruso, Vladimir Putin, ha descartado este lunes asistir a la Conferencia de Seguridad de Múnich, cuya celebración tendrá lugar entre los días 18 y 20 de febrero, según ha confirmado el portavoz del Kremlin, Dimitri Peskov. Son las fechas en las que, se da la coincidencia, Estados Unidos había calculado que se daría una nueva invasión rusa de Ucrania.
El presidente ruso, Vladimir Putin.
El presidente ruso, Vladimir Putin, ha descartado este lunes asistir a la Conferencia de Seguridad de Múnich, cuya celebración tendrá lugar entre los días 18 y 20 de febrero, según ha confirmado el portavoz del Kremlin, Dimitri Peskov. Son las fechas en las que, se da la coincidencia, Estados Unidos había calculado que se daría una nueva invasión rusa de Ucrania.

A pesar de que EE UU lleva días advirtiendo de una inminente invasión rusa de Ucrania, el Kremlin abogó este lunes por la diplomacia para evitar un conflicto bélico. El ministro ruso de Exteriores, Sergei Lavrov, aseguró que todavía ve posible un acuerdo con EE UU y la OTAN, siempre y cuando "las propuestas de Rusia en materia de seguridad" sean tenidas en cuenta. "Por supuesto, no deberíamos continuar de manera indefinida con las negociaciones, pero en esta etapa propongo que las conversaciones continúen y aumenten", dijo Lavrov.

Incluso desde la propia Ucrania rechazaron este lunes la posibilidad de una inminente invasión rusa, según palabras del secretario del Consejo Nacional de Defensa, Oleksiy Danílov. "Somos plenamente conscientes de lo que está pasando en nuestro país, somos conscientes de los riesgos que existen, pero la situación está completamente bajo control y, es más, no vemos actualmente que pueda tener lugar una invasión a gran escala de la Federación Rusa en los próximos días. No lo vemos", dijo Danílov en referencia a las continuas advertencia que llegan desde Washington. Sin embargo, el presidente del país, Volodímir Zelenski, en un mensaje dirigido a los ucranianos, declaró el 16 de febrero como Día de la Unidad de Ucrania y festivo nacional, porque "nos dicen que será el día del ataque [ruso]".

Por su parte, el embajador de Rusia en la Unión Europea, Vladímir Chizhov, aseguró en una entrevista en The Guardian que no contemplan ninguna intervención militar, salvo que haya un ataque previo de Ucrania, un mensaje que se ha repetido insistentemente desde el Kremlin, que no está dispuesto a permitir ningún intento de Kiev de recuperar Crimea ni los territorios rebeldes prorrusos del Donbás. "No invadiremos Ucrania a menos que nos provoquen para hacerlo. Si los ucranianos lanzan un ataque contra Rusia, nadie debería sorprenderse si nosotros contraatacamos", advirtió Chizhov.

No obstante, EE UU considera que Rusia podría forzar ese pretexto para poder invadir Ucrania. "El plan estaría diseñado para que parezca un ataque contra ellos o contra su gente que habla ruso en Ucrania, como una excusa para entrar", sostuvo el portavoz del Pentágono, John Kirby. Y es que Washington sigue barajando la posibilidad de un ataque inminente y este lunes anunció el traslado de su embajada en Kiev a la ciudad de Lviv, al oeste del país, muy cerca de la frontera polaca.

También el Reino Unido insistió en que el ataque ruso puede producirse "en cualquier momento". La responsable del Foreign Office, Liz Truss, aseguró que su país "se prepara para lo peor" y urgió a Putin a "desescalar la tensión y comprometerse a mantener conversaciones significativas". Más contundente fue el primer ministro, Boris Johnson, quien alertó de que el ataque ruso "podría ocurrir tan pronto como en las próximas 48 horas". Incluso el ministro francés de Exteriores, Jean-Yves Le Drian, consideró que "se dan todos los elementos" para que haya una ofensiva "fuerte" de Rusia, aunque dijo que "nada indica" que Moscú haya tomado ya esa decisión. 

Por su parte, el canciller alemán, Olaf Scholz, que ayer se reunió en Kiev con el presidente ucraniano viaja este martes a Moscú para entrevistarse con Vladimir Putin, a quien instará a rebajar la tensión retirando los 100.000 efectivos militares que ha desplegado cerca de la frontera ucraniana. "La actividad militar en la frontera no tiene ninguna justificación para nosotros. No hay motivos razonables para tal despliegue militar. Para Alemania está claro que una nueva agresión militar contra Ucrania tendría graves consecuencias políticas, económicas y geoestratégicas para Rusia", recalcó.

Scholz también sostuvo que "si Rusia violara de nuevo la integridad territorial de Ucrania" los socios occidentales están "preparados para imponer sanciones a gran alcance y eficaces" contra Moscú.

El canciller también apremió al gobierno ruso a "aprovechar las ofertas de diálogo" de la OTAN respecto a sus demandas y, en ese sentido, insinuó que actualmente no hay planes para incorporar a Ucrania a la Alianza Atlántica, una de las líneas rojas fijadas por Moscú. "Por eso es un tanto peculiar observar que el gobierno ruso está haciendo de algo que prácticamente no está en la agenda el tema de grandes problemas políticos", dijo.

Además, Scholz logró el compromiso de Zelenski de establecer un proyecto de ley para un estatus especial en el área del Donbás y para celebrar elecciones locales en las zonas controladas por los separatistas prorrusos, unas medidas que podrían ayudar a rebajar la tensión en la región. La visita de Scholz este martes a Moscú se producirá después de la que realizó la semana pasada el presidente francés, Emmanuel Macron.

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