Los Beltrán, los Serrano, los González... y otras familias que han esquivado las seis olas del virus: "Solo terrazas y aire libre"

  • En casa de los Beltrán (Fraga), los Eusa (Pamplona), los Serrano (Barcelona) y los González (Madrid) no ha entrado la covid.
  • Renunciar a bares y restaurantes cerrados, hacen grupos burbuja y llevan mascarilla FFP2 hasta los niños.
Familia Beltrán Zuriguel, libres de covid
Familia Beltrán Zuriguel, libres de covid
M. G.
Familia Beltrán Zuriguel, libres de covid

Han pasado dos años de pandemia, tiempo en el que uno de cada cinco españoles se ha infectado de coronavirus SARS COV 2, según rezan las estadísticas oficiales. España ha rebasado esta semana el hito de los diez millones de contagios entre sus 47 millones de habitantes. Sin embargo, con seis olas pandémicas ya a las espaldas y una vez doblegada la curva de la última, aunque el descenso esté siendo lento-- todavía quedan algunas familias que han esquivado el virus, o eso creen.

En casa de los Beltrán (Fraga, Huesca), los Eusa (Pamplona, Navarra), los Serrano (Barcelona, Cataluña) y los González (Madrid) la covid-19 no ha hecho acto de presencia. Y, además, acaban de pasar una prueba difícil, las Navidades y sus postrimerías. En los últimos 14 días se han comunicado en España 1.349.121 casos (la décima parte del total de la pandemia). Les preguntamos cómo creen ellos que han logrado zafarse, si es más suerte o cautela:

Familia Eusa, con dos sanitarios, una enfermera en planta covid: "Toquemos madera, pero todavía no nos hemos infectado"

Los Eusa --Moncho, 58 años, y Teresa (57), y sus hijos Diego, de 26 años, y Lucía, de 23-- viven en Pamplona. En Navarra esta semana se han superado los 204.000 casos de covid, lo que equivale a uno de cada tres habitantes (661.023). "Toquemos madera, pero todavía no nos hemos infectado ninguno", empieza diciendo la madre, Teresa. Y no lo han tenido fácil. Moncho es anestesista y esta misma semana ha tenido que atender a una parturienta positiva en covid, mientras que Lucía, la hija, que es enfermera, trabaja asignada desde hace un año a una planta hospitalaria de covid.

Familia Eusa, en el salón de su domicilio
Familia Eusa, en el salón de su domicilio
CEDIDA

"No sé exactamente cómo nos hemos librado. Nosotros nos hemos cuidado, sí, pero hemos hecho vida normal", explica Teresa. "Siempre estamos con un mismo círculo de amigos, quedando al aire libre". Su hija Lucía cuenta que hace poco hubo un brote entre sus compañeros del equipo encargado de la vacunación, las PCR y la planta covid, donde ella trabaja, pero fue de las pocas que se libró. "No me tocaba turno el fin de semana en el que todos los que pasaron por allí se contagiaron", se alegra.

A Moncho, el padre, el jueves pasado le tocó asistir un parto con una parturienta positiva en covid. Afortunadamente ahora, y a diferencia de al inicio de la pandemia, dispone todo lo necesario para una protección máxima: EPIs y mascarillas FPP3.

"Un amigo se ha debido coger el pobre todas las variantes, las ha ido coleccionando"

Los jóvenes de la casa, Diego y Lucía, dicen que ellos no han renunciado a salir por la noche con las cuadrillas en los últimos meses. "No salimos con la regularidad que podíamos salir antes de la pandemia, pero en diciembre los tres primeros fines de semana fuimos a la discoteca y sin problema", cuenta Diego. Su madre matiza que que iban a la discoteca que admitía menos aforo, aunque Diego no puede negar que estuvo en interiores sin mascarilla. "Si es que hay fotos que lo corroboran". La suerte ha querido que en sus tres cuadrillas casi no haya habido positivos, "1 de 13", dice Diego. "Y ese uno", ahonda, "es un amigo que se ha debido coger el pobre todas las variantes, las ha ido coleccionando".

Lucía, por su parte, además de en el hospital, también ha esquivado el contagio en el equipo de baloncesto en el que juega, donde esta Navidad cayó la mitad infectado. Desde entonces, en los viajes a los partidos la mascarilla es obligatoria cuando viajan en el autobús.

Familia Beltrán: "Mucha ventilación y con el abrigo puesto"

Leire Zuriguel es profesora en un instituto de secundaria de Fraga (Huesca) y su marido, Isidro Beltrán, trabaja de cara al público en un banco. Tienen dos hijos pequeños: Mar, de 5 años y Javier, de dos y medio. La pequeña ya se empieza a poner la mascarilla, "que ya la sabe llevar mejor", cuenta su madre, pero tiene una carita menudita y le vienen grandes. "No sé qué efectividad tendrá, casi la lleva de adorno", reconoce. Además, en la casa conviven con los padres de Leire, de 67 y 68 años, que son quienes se ocupan de recoger a los niños del colegio. 

"Bueno, a ver, nosotros en esta pandemia hemos minimizado mucho las relaciones sociales, hemos quedado al aire libre, el tema bares lo hemos dejado del todo. Siempre estamos en parques y casi nunca vamos a la ludoteca", explica.

"Hemos minimizado muchas relaciones sociales, hemos quedado al aire libre, el tema bares lo hemos dejado del todo"

A lo que no han renunciado es a irse de vacaciones. "Pero si hemos ido a algún sitio, como a Valencia en puente de diciembre, pues hemos alquilado un apartamento y hemos comido allí, para no comer en restaurantes. Y a mi padre, que es muchos de bares, se los prohibimos".

Explica Leire que tiene una tía, precisamente hermana de su padre, que está atravesando un cáncer, con tratamiento de quimioterapia, y eso es lo que más les ha frenado. "Nos daba miedo llevarle el coronavirus a ella, mi padre está cada día en contacto con ella, va a verla o salen a andar".

En el instituto en el que trabaja Leire en Fraga todavía no han cerrado aulas en lo que va de pandemia. "Es más difícil que haya brote porque van con mascarillas. Los contagios que ha habido siempre se han originado fuera del instituto, en el fútbol o en los botellones que siguen haciendo". Mientras, cuando ella da clase la receta es pasar frío. "Mucha ventilación y con el abrigo puesto. Así parece que vamos resistiendo".

En Fraga todavía la pandemia está "bastante mal". En el IES en el que trabaja Leire hay 6 profesores contagiados, de 56.

Familia Serrano-Herrera: "Dios no quiera que ahora que la última ola va bajando, lo cojamos. Aunque nunca se puede decir"

El matrimonio Serrano Herrera.
El matrimonio Serrano Herrera.
CEDIDA

Rosa Herrera cree que está siendo más fácil para ella y su marido, José Manuel, atravesar la pandemia sin infectarse porque viven en una casa amplia y tienen jardín en Barcelona. Por lo demás, esta mujer de 78 años considera que lo único que han hecho los últimos meses diferente es "vigilarnos, salir poco, no ir a sitios cerrados y desinfectar bastante".

"Antes salíamos mucho con los amigos, pero lo hemos dejado de hacer, nos juntábamos en un centro de mayores y eso lo suprimimos en el primer año. Ahora que nos podemos ver, lo hacemos esporádicamente para no perder el contacto, que si no te encierras y pareces un ermitaño".

"Dios no quiera que ahora que la última ola va bajando, lo cojamos"

El grupo más reducido con el que se ven tampoco se ha infectado. Sus hijos sí, y los nietos, pero no les ha llegado a los amigos, "gracias a Dios" dice Rosa. Los hijos de Rosa y José Manuel han dado negativo siempre, por lo que ha podido mantener la burbuja en las festividades navideñas, a las que no han podido asistir este año cuñados y cuñadas. "Eso lo tuvimos que suprimir".

Sin comorbilidades, este matrimonio se siente vulnerable por edad y se cuida dicen que tanto por precaución propia como social. A dos años de pandemia, no tienen ya tanto miedo, en parte por las tres vacunas, "pero Dios no quiera que ahora que la última ola va bajando, lo cojamos. Aunque nunca se puede decir", dice Rosa.

Familia González: "No conozco a nadie que esté como nosotros a nuestro alrededor, sin haber pasado ninguno el coronavirus"

"Pues la verdad es que no conozco a nadie que esté como nosotros a nuestro alrededor, sin haber pasado ninguno el coronavirus", reconoce Ana, que convive con su marido y sus dos hijas de 12 y 7 años. En su caso, la fórmula mágica se llama "teletrabajo" durante la pandemia.

"Mi marido es informático y yo administrativa. Desde que empezó la pandemia estamos teletrabajando. Él ya para siempre, y en mi caso cuando mejoró la cosa en noviembre pasado nos pidieron ir un día en semana, pero en diciembre ya nos mandaron a todos a casa", cuenta Ana.

"Creo que el momento más de riesgo es cuando comen en el cole, al venir a casa eso ha hecho que ninguna cayera"

El teletrabajo de ambos es lo que esta madrileña considera clave a la hora de que la familia se haya librado, por el momento, del virus. "En mi empresa, como trabajamos igual de bien desde casa, prefieren evitar que nos pongamos malos y prefieren que teletrabajemos".

La familia González, en el Parque de Atracciones.
La familia González, en el Parque de Atracciones.
CEDIDA

Ana estuvo recientemente con una sobrina que había tenido un contacto estrecho positivo. Al final la sobrina dio negativo y todo quedó en un susto, como tantos se han vivido en estas últimas semanas.

Por donde han sentido más riesgo es por la vía de la escuela de sus niñas. Una de sus hijas, la pequeña, ha tenido su clase cuatro veces confinada, pero considera que se han escapado de los brotes por no estar apuntadas a comedor. "Creo que el momento más de riesgo es cuando comen en el cole, al venir a casa eso ha hecho que ninguna cayera, a pesar de que tienen contacto en el aula".

Además, las niñas de Ana llevan mascarillas FFP2 desde el momento en que hubo disponibilidad en formato infantil. "Mi hija mayor es diabética y me daba pánico que cogiera la covid, por eso somos super cuidadosos. 

En su ocio, por ejemplo, esta familia explica que ha desterrado los restaurantes cerrados. Solo van a "terrazas y al aire libre" y siempre con el mismo grupo Al zoo o un parque. También han renunciado a ir al gimnasio o a las academias de idiomas. "Salir a espacios abiertos ha sido fundamental. Hemos ido de vacaciones, sí, pero siempre a entornos rurales, y con cuidado".

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